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¿Podemos producir súper héroes en un laboratorio?

La bioquímica argentina Paula Bombara estuvo de visita en Colombia. El Espectador la consultó sobre los debates científicos al interior de los cómics.

Steven Navarrete Cardona
22 de septiembre de 2015 - 01:51 a. m.

De niño, ¿quién no soñó con tener alguna súper habilidad? Tener la capacidad de volar, extender y prolongar sus extremidades para alcanzar algún objeto en la nevera. Tener una capacidad auditiva que le permitiera oír las conversaciones vedadas por los adultos o una súper memoria para, de una sola leída, aprenderse para siempre todos los ejercicios matemáticos y poder pasar el día jugando.
 
Un universo vasto e imaginario de posibilidades con el que soñaron, y continúan sonando generaciones de niños desde que los cómics y dibujos animados empezaron a introducir en sus viñetas, lenguajes y artefactos usados en la producción de la energía atómica, los elementos de los viajes espaciales, de la investigación de las células madre y la clonación.
 
Humanos modificados en laboratorios para ganar la guerra contra los nazis, extraterrestres que viven en la tierra y se recuperan de sus heridas en capsulas de alta tecnología, muertos que vuelven a la vida gracias a un científico chiflado y que son empleados para conquistar el mundo, así como cambios en el cuerpo y afectaciones de la energía nuclear que hace mutar los genes y genera súper fuerza, son algunos de los casos que los súper héroes de Marvel Comics y Dragon Ball Z tienen. 
 
Pero, ¿qué tan lejos está el desarrollo científico-técnico en fabricar súper héroes? Para resolver la pregunta El Espectador consultó a la filósofa y bioquímica argentina Paula Bombara autora del diversos libros de divulgación científica, quien en su más reciente publicación ‘Ciencia y superhéroes’ publicado por Siglo XXI Editores, en coautoría con el periodista especializado en historietas, Andrés Valenzuela, desarrolla a cabalidad este tema. 
 
Ella es enfática en decir que aún no es posible, y se debe tener en cuenta el debate ético. “Lo que sí puede pasar es que por alguna mutación resistamos mejor a algún virus. Lo que pasa, por ejemplo, es que estas cosas pasan desapercibidas producto de la evolución”, afirma la bioquímica.  
 
Bombara visitó la semana pasada el país y le contó a El Espectador cómo se ha dedicado a la divulgación científica desde que descubrió que los dibujos animados, las series y los cómics tenían una relación cercana con los laboratorios. La autora no duda que se deban fortalecer los conocimientos científicos de los guionistas y los investigadores. Para ella es importante que los segundos se preocupen mucho más por la divulgación de sus productos para un público menos experto. 
 
Según Bombara la idea de examinar la relación que existía entre la ciencia y los superhéroes, surgió luego de una charla en una Feria del Libro sobre el laboratorio de Dexter, Ben 10 y la utilidad de estas animaciones para enseñar temas en el aula como el ADN, las células, los elementos químicos. “Al finalizar una maestra me preguntó sí tenía algo escrito sobre el tema y allí me motivé”, recuerda. 
 
Dragon Ball Z y la energía
 
Son popularmente conocidas las técnicas de combate que hacen uso los personajes de la serie como la ‘genkidama’ y el ‘kame hame ha’, “la ley de conservación de energía -o primer principio de termodinámica- dice que la energía puede transformarse de una forma a otra o transferirse de un cuerpo a otro, pero en su conjunto permanece constante. La serie Dragon Ball respeta esta ley: la energía siempre es inexplicablemente constante. Siguiendo la definición física de ‘energía’ -capacidad de un sistema para realizar un trabajo- y la ley de conservación de energía, si entendemos que Goku y su entorno forman parte del mismo sistema, para generar una genkidama, la energía tiene que provenir de todos los componentes del sistema. Es decir que, si no se la transfieren, Goku tendría que tomarla ‘prestada’ de todas maneras”.
 
La investigadora argentina centra su mirada en la forma en que que Goku y Naruto comen y recargan sus energías, algunas veces de forma exagerada, lo que muestra una comprensión diferente de las lógicas de relacionarse con la naturaleza. “En los cómics occidentales, lo que se ve en muchos personajes es que acuden a reuniones para comer. Se evidencia en varias escenas el impacto de la comida social, las fiestas, pero luego de sus enfrentamientos no se sientan a comer desaforadamente como en Dragon Ball”, anota Bombara. 
 
Los X-Men, ‘Gambito’ y la conducción de la energía
 
Uno de los apartados a los que le dedica mayor atención en el libro y realiza varias aclaraciones es el que está dedicado a examinar a los X-Men. Entre ellos, ‘Gambito’ que se aduce tiene la capacidad de cargar los objetos de energía y explotar luego de impactar en uno de sus objetivos. “Al parecer, la causa de semejantes proezas radica en una mutación en la materia gris de su cerebro. Pero detengámonos un segundo: ¿qué tiene que ver la energía cinética -es decir, la que se consume mientras estamos en movimiento- con las explosiones? Si comenzamos por el principio, una explosión es una descarga instantánea  de una gran cantidad de energía. Un impacto o choque entre dos objetos a gran velocidad puede causar una explosión, y aquí radica el poder de Gambito”. 
 
El castigo y el debate ético
 
En la mayoría de los casos, estos súper poderes son producidos en laboratorios que se escapan de las normas y controles de sus pares, autoridades que los podrían regular y sociedades científicas. Investigadores que son expulsados de laboratorios y marginados de las actividades universitarias, que aludiendo la búsqueda de una cura algún mal, como en el caso del Dr. Curt Connors, ‘el lagarto’, sobrepasan los límites éticos, jugando a ser Dios. “Siempre debemos apelar a la ética científica más allá desde que estemos cerca o lejos de la capacidad de desarrollar un súper hombre o mujer, siempre, por encima de toda decisión. En el mundo real, estos temas que más generan polémica como los genéticos se discuten arduamente”, destaca la investigadora argentina.  
 
¿Qué tanto los guionistas de cómics saben de ciencia?
 
Durante los últimos años, quienes escriben sobre estos temas se han preocupado por incluir un lenguaje mucho más especializado, aun así, estas apuestas literarias y fantásticas, parecen ir en contra vía de la ciencia. Así lo deja ver Bombara en su libro: “quizás el desapego por las leyes de la física se deba a que Stan Lee, creador de muchos personajes de Marvel Comics, tomó la teoría de las mutaciones como explicación de base para toda la serie, mezclando alteraciones posibles con otras deliberadamente imposibles”, concluyó.
 
 
snavarrete@elespectador.com

Por Steven Navarrete Cardona

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