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Sólo el número de encuestadores reclutados para llevar a buen término el censo que comenzó ayer en China sería suficiente para enloquecer a cualquier gobernante. Son seis millones de funcionarios, el doble de la población de Uruguay, los que tendrán la tarea de visitar, entre el 1° y el 10 de noviembre, 400 millones de hogares.
El ejército de encuestadores tendrá que recorrer los fríos caminos de la provincia Heilongjiang, en el norte, alcanzar los cálidos rincones de Yunnan, en el sur, escalar hasta los poblados escondidos en las escarpadas montañas de los Himalayas, atravesar los ríos Yangtzé, Huang He y Xi Jiang para que ninguna comarca se quede sin contar. "Es la mayor movilización social en tiempos de paz". Así calificaron algunos medios del país oriental al sexto censo que se lleva a cabo desde el inicio del régimen comunista en 1949.
"El censo es la base necesaria para las políticas de educación, cuidado sanitario, empleo y beneficios y ayudas sociales", aseguró en un editorial el Diario del Pueblo, órgano oficial del Partido Comunista Chino. En una primera etapa se aplicará una encuesta de 18 preguntas a todos los hogares, en la que se indaga por aspectos como nivel educativo, etnia, entre otras variables.
En una segunda etapa, que correrá del 11 al 30 de noviembre, se efectuará otra ronda del censo, pero visitando a uno de cada 10.000 habitantes escogidos al azar y que deberán rellenar un formulario más largo y con más datos.
El costo total del censo es de 700 millones de yuanes (US$1.195 millones). El último conteo que se realizó en el gigante asiático fue en el año 2000. En aquella ocasión la población se fijó en 1.295 millones de personas.
Pekín ha reconocido que el censo tendrá que enfrentar la resistencia de muchas personas a responder con la verdad. Unos tienen miedo del uso que se le pueda dar a la información, otros a registrar a los hijos que nacieron contrariando la política del hijo único.
Para tranquilizar a la población el gobierno aseguró en las semanas previas al inicio del censo que durante éste habrá cierta "amnistía" a los padres que revelen la existencia de alguno de esos hijos "clandestinos", aplicándose multas más reducidas de lo habitual.
También se ha prometido que la información consignada en los formularios será secreta y confidencial.
El censo contará por primera vez a la gente en el lugar que reside y no en el que fue registrada. Hasta años recientes, en China primó un sistema administrativo conocido como HUKOU, en el que cada ciudadano quedaba atado a su lugar de registro. Una medida implementada en 1950 para controlar las migraciones internas.
Si las cosas salen bien para el Buró Nacional de Estadísticas, el número total de chinos y sus características demográficas deberán conocerse en abril de 2011.