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El próximo 29 de octubre se celebrará el Día Mundial del Ataque Cerebral (ACV). Desde 2008 se viene buscando que este día sirva para generar una señal de alarma ante un padecimiento que cada vez cobra más vidas y que de alguna manera es posible evitarlo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2015, reportó que a escala mundial se presentaron más de seis millones de muertes ocasionadas por ACV, de las cuales 3′250.217 se produjeron en mujeres y 2′990.394 en hombres.
De acuerdo con cifras del Ministerio de Salud de Colombia, la mortalidad por ACV muestra una tendencia al ascenso. Mientras que en 2016 estadísticas vitales reportaron 14.994 casos, en 2018 se registraron 16.090, representando este último una tasa de mortalidad de 32 por cada 100.000 habitantes, afirmó Nubia Esperanza Bautista, subdirectora de Enfermedades no Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social.
Esta cifra alarma aún más durante estos últimos meses de pandemia, en los que el cuerpo ha sufrido física y mentalmente desgastes nunca vistos.
Esta enfermedad representa un significativo problema social y sanitario, dado que es una enfermedad aguda e incapacitante a cualquier edad. Los factores determinantes, tanto en la mortalidad como en la funcionalidad, son la severidad y la evolución del daño neurológico.
Pero, ¿qué es realmente un ACV? Los accidentes cerebrovasculares suelen ser fenómenos agudos que se deben, sobre todo, a “obstrucciones que impiden que la sangre fluya hacia el cerebro”, explica la OMS. Según su naturaleza patológica, los accidentes cerebrovasculares se dividen en: isquémico y hemorrágico.
La gravedad de llegar a sufrir de este tipo de accidentes es que, de acuerdo con cifras, el 60 % de los pacientes con accidentes cerebrovasculares mueren o quedan con discapacidad, de ahí que sea importante conocer los síntomas premonitorios y actuar con rapidez.
Señales que se pueden presentar
La más frecuente de los accidentes cerebrovasculares es una debilidad muscular repentina en el rostro, el brazo o la pierna, casi siempre de un solo lado del cuerpo. Otros síntomas de los ACV son la aparición súbita de adormecimiento del rostro, el brazo o la pierna -especialmente de un solo lado del cuerpo-, confusión, dificultad para hablar, dificultad para caminar, mareos, pérdida de equilibrio o de coordinación, dolor de cabeza intenso sin causa aparente y desmayo o pérdida de conocimiento.
Por eso, de acuerdo con la Subdirección de Enfermedades no Transmisibles, del Minsalud, existen varios factores de riesgo que aumentan las posibilidades de sufrir un ACV:
Consumo de tabaco, alimentación poco saludable, sedentarismo, tensión arterial alta (hipertensión), concentración alta de azúcar en la sangre (hiperglucemia o diabetes), concentración alta de lípidos en la sangre, sobrepeso y obesidad, el consumo nocivo de alcohol, síndrome metabólico, estrés crónico y un ritmo cardíaco irregular (fibrilación auricular).
Consumir alimentos frescos y variados, realizar actividad física, evitar el consumo de licores y tabaco, y manejar de forma adecuada la presión emocional, seguramente serán de gran ayuda para la salud en general y evitar un ACV.