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Con una pequeña alcancía blanca de la fundación Age UK, cada viernes Jean Bishop recorre los centros comerciales de su ciudad Hull, en Reino Unido, con el fin de recoger fondos para caridad. A diferencia de cualquier acción similar en su país, esta mujer de 94 años lo hace disfrazada de una pequeña, redonda y peculiar abeja, por lo que se ha hecho famosa con el sobrenombre Bee Lady (señora abeja).
Hace 14 años, tras la muerte de su esposo, Bishop entró a un curso de artesanías en la fundación de caridad que hoy trabaja. Allí realizaban talleres para adultos mayores, dentro de un programa que tenía como fin combatir la depresión y la soledad de esta población, una iniciativa que le llamó la atención, por lo que comenzó a trabajar como voluntaria y a recoger fondos para ellos.
Al principio se disfrazaba de bruja, según le aseguró en una entrevista a Daily Mirror, luego le prestaron un disfraz de abeja en la fundación que se negó a poner por mucho tiempo, pero después de que una de sus hijas lo adecuara con una tela más suave e incluyera tres aros dentro del traje para que fuera redondo se animó a salir con él. “No me quería poner el disfraz al principio, pero cuando lo hice fue como una bomba”, dijo.
Lo que vino después fueron solo éxitos. El traje amarillo con negro que se pone junto a unas pequeñas antenas es de gran atracción para los niños, desde hace 14 años no ha dejado de salir a recoger dinero para caridad, ni ha dejado de asistir a residencias de ancianos para acompañarlos.
Se hizo tan famosa que ganó el Pride of Britain Award y en 2012 cargó la antorcha olímpica durante su paso por su ciudad natal. Se convirtió en la recolectora de fondos más importante de su país, tras recoger más de 100.000 libras esterlinas tras casi dos décadas de trabajo, y por ello pudo conocer al entonces primer ministro Davis Cameron sobre un cambio en la legislación local sobre las pensiones. “La caridad es muy importante. A veces se pueden olvidar de las personas mayores, así que me gusta ayudarlas”, aseguró a los medios locales.
No todo ha sido el disfraz, su carisma es particular y atrae a los niños. Para ella solo hay que sonreír y ser feliz, “si tienen niños pequeños, consiéntalos, es una fórmula simple pero ganadora”, afirma.
Ahora tiene una artritis severa y aunque sus familiares y miembros de la fundación le han pedido retirarse, ella prefiere volver a ponerse el disfraz y salir por su ciudad. Recientemente, pese a que sufrió una caída que le impedía caminar, creó una página en Weebly con su foto para recibir donaciones, tan pronto se pudo volver a poner el disfraz, volvió a las calles con al pequeña alcancía blanca y su disfraz.