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El verdadero nombre de este curso impartido en Boston es “La verdad acerca de la pornografía: programa educativo de alfabetización porno para estudiantes de bachillerato diseñado para reducir la violencia sexual en el noviazgo”. Es financiado por la agencia de salud pública de la misma ciudad.
La gran mayoría de las personas descubren la pornografía en la adolescencia, alrededor de los 13 o 14 años, según Bryant Paul, profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Indiana. Algunos de manera accidental, o intencionada, empezaron viendo el porno suave de los canales de cable en las noches y de ahí saltaron al abundante mundo del internet.
La pornografía nos muestra hombres grandes, dominantes y musculosos, junto a mujeres con cuerpos esculturales, muchas de ellas voluptuosas, y que disfrutan siempre de todo lo que sus parejas hagan.
"Q", uno de los adolescentes de 15 años beneficiario de este programa pionero en Boston, asegura que se siente bastante perdido sobre el sexo en la vida real, según contó al New York Times. Lea también: Una plataforma para hablar de sexo sin tapujos
“Drew”, otro chico de la misma clase, dice que se siente confundido, porque, al parecer, las chicas buscan un tipo rudo y rufián en lugar de alguien inteligente y sensible. Surgen entonces las preguntas: ¿cómo ellos saben qué es lo que ellas quieren? ¿Qué es lo que ellas quieren en el sexo? ¿Actuarán y harán sus parejas lo mismo que en las escenas porno?
Un adolescente más comentó: “Creo que las redes sociales hacen creer a las mujeres que deseen eso”.
Muchos de ellos aseguran haber escuchado eso del “sexo consensuado”, pero les parece un tema muy abstracto, no saben qué es realmente. ¿Debo preguntarle a la chica si puedo halarle el cabello, o tener sexo anal con ella? Es decir, los adolescentes se sienten confundidos con aquello que es consensuado y aquellos que surge en el momento mismo de la relación.
“Star Strong” es un programa que lidera la ciudad de Boston que comenzó al sur de la municipalidad. Durante estas clases, los estudiantes, muchos de ellos de minorías étnicas (afrodescendientes, latinos, asiáticos), aprenden sobre relaciones sabias, noviazgos violentos y temas LGBT.
En estas reuniones, los asistentes conversan, hacen juegos de roles, debates y hacen otros ejercicios con el fin de que, en cinco semanas, puedan llegar a ser consumidores más críticos de pornografía.
Allí, según el Times, analizan los roles de género, la sexualidad, la agresión, el consentimiento, las razas, las relaciones homosexuales y la imagen que se tiene del cuerpo.
Programas como estos de “Alfabetización porno”, que iniciaron en 2016, fueron replicados de un programa piloto hecho por la profesora de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston, Emily Rothman. Lea también: El sexo durante el embarazo, y otras dudas que casi no se preguntan al ginecólogo
La misma académica ha analizado casos de violencia en los noviazgos y también la pornografía. Pero Rothman dice que el fin de este programa no es satanizar la pornografía, decir que es adictiva, que volverá a sus consumidores perversos sexuales o que arruinara sus vidas, sino que está diseñado para que los adolescentes vean porno de una manera más consciente.
Y es que los padres aún creen que sus hijos adolescentes no ven pornografía, esto aun en un mundo donde escenas de sexo están a un clic de distancia o un gif en una red social.
Aunque no existen estudios concluyentes sobre la causalidad directa de la pornografía sobre las relaciones menos afectuosas, los estereotipos de género o comenzar la vida sexual a una edad más temprana, si es cierto, según un estudio de la Universidad de Indiana, que el tipo de relaciones sexuales que se tienen ahora han cambiado
De las mujeres entre 18 y 24 años encuestadas en una investigación de la misma universidad, el 40% aseguró en 2009 haber intentado sexo anal, comparado al 16% registrado en 1992 con la misma población de edad.
Un estudio sueco en 2016 con 400 mujeres adolescentes de 16 años mostró que el número de estas que intentaba sexo anal se incrementó cuando fueron expuestas a la pornografía. Sin embargo, sigue siendo une estudio correlacional, mas no causal.
Drew, uno de los adolescentes asistentes a estas clases, dijo que su idea de que el hombre debe ser dominante no solo provenía de haber visto Cincuentas sombras de Grey, también lo pudo apreciar en Señor y Señora Smith.
Estas imágenes difundidas por el cine, la televisión y la internet forman creencias en los adolescentes sobre lo que sus parejas quieren, lo que los puede poner inseguros a la hora del sexo, y formar una imagen falsa o hiperreal sobre el coito.
En una encuesta hecha en el Reino Unido en 2016, el 53% de los jóvenes hombres que tenían entre 11 y 16 años calificó la pornografía que veía como “realista”, el 39% de las mujeres le dieron el mismo adjetivo. No sorprende entonces que el porno sea usado como una guía. “No hay otro lugar para aprender acerca del sexo. Y las estrellas porno saben lo que hacen”, dijo un chico asistente al mismo medio norteamericano.
La educación porno es un campo muy nuevo y por lo tanto inexplorado, movedizo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguran que los educadores deben incluir debates sobre la influencia del prono en su sexualidad, sobre todo en adolescentes de secundaria. Sin embargo, hasta ahí llegan las recomendaciones de la organización.
Nueva Zelanda y Australia también tiene programas de educación en esta área en más de 300 escuelas, programa inspirado en los pioneros de los Estados Unidos de 2016. Lea también: Una polémica aplicación para "certificar" el sexo consentido
En 2017, la actriz porno Erika Lust creó una página web de educación pornográfica para padres “The Porn Conversation”.
Un profesor de Filadelfia, que también ha empezado a dar a sus estudiantes educación sobre el porno, aseguró al medio neoyorquino que lo mejor es dar una educación sexual más integral, que involucre otros aspectos más allá del sexo.
Luego del curso no se espera que los adolescentes dejen de ver porno. Sin embargo, los estudiantes luego de un año se niegan a aceptar que estas imágenes son nocivas, pero algunos dicen haber disminuido el consumo de este.
Drew comenta que ahora se percata de que las mujeres son siempre responden igual que en el porno, incluso se pregunta cuantas veces ellas tienen relaciones en contra de su voluntad. Incluso, dice el adolescente, los hombres no siempre quieren las mismas cosas que ven en los videos pornográficos.