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La tijera corta al papel, el papel cubre a la piedra y la piedra rompe la tijera. Esas son las reglas del juego que le ha dado la vuelta al mundo y que es el mecanismo ideal para dirimir disputas y competencias de la infancia.
Los matemáticos Steven Strogatz y Danielle Toupo de la Universidad de Cornell confirmaron a la revista Science que algunos importantes rompecabezas de la evolución también pueden explicarse a partir de las reglas y estrategias de "Piedra, papel o tijera".
Por ejemplo, hallaron que diferentes cepas de bacterias, que en principio no podrían convivir entre sí, pueden hacerlo en la práctica gracias a esta competencia. Cada cepa se encarga de eliminar al enemigo de la otra, garantizando un equilibro dinámico que permite su coexistencia.
Las cepas de la E.coli que producen colicinas (piedra), matan a las cepas sensibles a las mismas (tijera), que a su vez son más fuertes que las cepas resistentes (papel), y estas son capaces de derrotar a las productoras (piedra).
También las lagartijas compiten basadas en esta estrategia de la agresión cooperación y engaño para conseguir a su pareja. Pero, en el caso de algunas lagartijas, no necesariamente mantienen una estrategia constante, como se asume en el modelo de las bacterias.
Las conclusiones de la investigación le apuntan a jugadores que cambian de estrategia en pleno juego o de crías que no repiten la estrategia vencedora de sus progenitores. Encontraron que, en el largo plazo, esto termina provocando un patrón estable en el que cada una de las tres "armas" gana y pierde popularidad de forma cíclica y progresiva.
El hallazgo, afirma la revista, que ayuda a entender mejor las estrategias de competencia de los seres vivos en su lucha por la existencia.