Arrecife: jóvenes colombianos llevan educación a los lugares más apartados del país

Arrecife es una escuela que, con talleres y actividades, facilita el acceso a las artes, la creación audiovisual y la educación ambiental de los habitantes de Isla Fuerte, Bolívar. Una iniciativa de la Corporación Fecisla.

María Alejandra Castaño Carmona - mcastano@elespectador.com
26 de noviembre de 2019 - 03:00 p. m.
Arrefice, nueva escuela de Isla Fuerte (Bolívar) / Cortesía
Arrefice, nueva escuela de Isla Fuerte (Bolívar) / Cortesía

Para encontrarse con la mayor variedad de corales vírgenes del Caribe y más de 17 puntos de buceo para observar tiburones nodriza y aletiblanco, tortugas, corales de fuego y cerebro, solo es necesario llegar a Isla Fuerte, Bolívar, al sur del golfo de Morrosquillo, un destino turístico poco concurrido y tan lindo como olvidado.

Las playas cristalinas de arena blanca, la fauna y flora marina, la calidez de su gente y las delicias de su gastronomía enamoran a quienes llegan a este destino que está más cerca del departamento de Córdoba, pero es parte de Bolívar, y es la última isla del sistema insular de Cartagena.

Históricamente fue un aguerrido fortín, lo que le mereció el nombre de Fuerte, y sus pobladores, la mayoría afrodescendientes, residen en Puerto Limón, un pequeño poblado de casas de madera, caña brava y techo de palma.

A pesar de su belleza y riqueza natural, Isla Fuerte careció durante décadas de un espacio donde las manifestaciones culturales tuvieran un epicentro.
Por eso nació Arrecife, un espacio formativo de la Corporación Fecisla, donde facilitan el acceso a las artes, la creación audiovisual y la educación ambiental para mejorar y repensar las relaciones comunitarias entre la isla, quienes la visitan y su territorio natural.

“Arrecife es un espacio para la creación y la reflexión. La fuerza de esta escuela es la presencia de personas de la comunidad, que ponen en diálogo sus saberes con los nuestros. Nosotros buscamos posibilitar lugares para que las voces de los niños y las niñas sean protagonistas, además proponemos el acto educativo desde diversos escenarios y metodologías acordes con el territorio”, dice Carolina Villalba profesora de Arrecife.

“Es por esto que la escuela para mí tiene tanto valor y debe seguir tomando fuerza, porque sin duda aporta al tejido social y a la vinculación entre la comunidad y la escuela”, añade la profesora.

En qué consiste
Arrecife es un espacio formativo que facilita el acceso a las artes, la creación audiovisual y la educación ambiental a través de la experimentación, el mejoramiento del conocimiento y la construcción de paz, que desde la solidaridad y el respeto contribuye al buen vivir y al rescate de la historia y el patrimonio de Isla Fuerte. 

Otros de sus objetivos, según la Corporación, es establecer el cine y las artes como herramientas pedagógicas para el fortalecimiento de la memoria y la cohesión social de la comunidad, así como de consolidar un espacio físico para el funcionamiento de la escuela y la interacción  de manera presencial.

Laboratorio del cuerpo: busca reflexionar la corporalidad y sus posibilidades como territorio individual, que incide en lo colectivo, lo social y lo político, clave de la identidad y su desarrollo. La danza creativa, folclórica, urbana y contemporánea, y el teatro y su diversidad de formas de representación son algunos de los elementos que se destacan.

Laboratorio de comunicaciones: busca reflexionar, crear y que la praxis guíe la exploración con narrativas pensadas por la comunidad y sus necesidades. Se trabajará desde el cine, el video, el periodismo comunitario, la fotografía y la escritura creativa.

Laboratorios de músicas y sonoridades: Isla Fuerte es un territorio musical, una comunidad en estrecha relación con el ritmo y las melodías. Sin embargo, carece de bandas, agrupaciones o procesos consolidados. Este laboratorio busca generar dinámicas de sensibilización desde la infancia, donde se reflexione y se experimente lo sonoro desde lo más cercano e instintivo para ir escalando en conceptos y experiencias musicales más complejas.

Además, busca entrar en diálogo con ritmos, experiencias y agrupaciones cercanas con las que haya intercambio y tránsito de saberes.
Laboratorio del medioambiente: busca el entendimiento como territorio natural, las buenas relaciones entre los seres vivos, la preservación de los recursos naturales y la conservación de aquellos en riesgo.

A partir de talleres, encuentros y actividades busca generar reflexión y, sobre todo, acciones concretas de cara al cuidado de la isla.

Laboratorio de paz y saberes comunitarios: la paz del territorio parte de la capacidad de convivir en la diversidad, pero entendiendo e identificando su historia y sus prácticas locales como elementos esenciales del desarrollo social y de su identidad. 

El arte tradicional, el liderazgo comunitario y las prácticas y oficios locales son el epicentro de este laboratorio, donde mediante su fortalecimiento, con procesos formativos, pero también de visibilización, se trata de reflexionar sobre la importancia de estas prácticas para la comunidad y para el país. La gastronomía, las artesanías, los oficios tradicionales como la pesca artesanal y el fortalecimiento de los diferentes entes organizados del territorio serán algunas de las líneas a desarrollar.

Por María Alejandra Castaño Carmona - mcastano@elespectador.com

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