Cuchillo en mano, delantal bien puesto y toda la intención de tener contacto directo con la carne de res o cerdo, así son las clases de carnicería en Nueva York.
Jóvenes ejecutivos, amas de casa o banqueros de esta ciudad, ven como un llamativo 'hobby' aprender a cortar costillas o rebanadas de carne de un cerdo completo, aprovechando al máximo sus 34 kilos de carne y hueso.
La lista de espera para acceder a uno de estos cursos supera el mes de espera.
Por El Espectador
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