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CONTENIDO DESARROLLADO EN ALIANZA CON LA UNIVERSIDAD DEL ROSARIO

Así se construye el camino hacia la formalización de las tiendas de barrio

Investigadores de la Universidad del Rosario, la Corporación Universitaria Minuto de Dios y la Fundación Capital, realizaron el primer “Estudio Nacional de Emprendimiento a Tenderos”, que busca entender mejor las tiendas de barrio, para encontrar fórmulas que les permitan ser negocios más formales y rentables.

18 de noviembre de 2020 - 11:00 a. m.
: Investigadores de la Universidad del Rosario, la Corporación Universitaria Minuto de Dios y la Fundación Capital, realizaron el primer “Estudio Nacional de Emprendimiento a Tenderos”.
: Investigadores de la Universidad del Rosario, la Corporación Universitaria Minuto de Dios y la Fundación Capital, realizaron el primer “Estudio Nacional de Emprendimiento a Tenderos”.
Foto: Milagro Castro

Para el ciudadano común y corriente, la tienda de barrio es ese lugar que generalmente sirve para sacarlo de apuros, a donde puede ir a altas horas de la noche para conseguir artículos que tal vez no se encuentran en el supermercado, o que pueden ser más baratos allí que en el comercio formal. Habitualmente, el ‘vecino’ o la ‘vecina’ que atienden son personajes amables a los que se les pueden quedar debiendo 200 pesos o que, si los encuentra ‘de buenas pulgas’, ¡incluso le fían!

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Ese mismo ciudadano común y corriente no siempre se da cuenta que, para que la tienda de barrio esté abierta incluso los fines de semana, las personas que la atienden pueden trabajar jornadas más extensas de lo normal; que como negocio no siempre son tan rentables y que dar ‘al fiado’ es más un acto de buena voluntad que una buena estrategia comercial; y que, en muchos casos, estos negocios sobreviven a pesar de que sus propietarios no estén capacitados para administrarlos como es debido.

Con el fin de entender mejor las tiendas de barrio, para encontrar fórmulas que les permitan ser negocios más formales y rentables, y a sus propietarios estar mejor preparados para atenderlos, se realizó el primer ‘Estudio Nacional de Emprendimiento a Tenderos’, en el que participaron investigadores de la Universidad del Rosario, la Corporación Universitaria Minuto de Dios y la Fundación Capital.

El estudio, que busca diagnosticar la inclusión social y productiva de los microestablecimientos de índole comercial y de servicios –las tiendas de barrio–, forma parte de un macroproyecto llamado ‘Inclusión productiva y social: programas y políticas para la promoción de una economía formal - Alianza EFI’, financiado por el programa gubernamental ‘Colombia Científica’.

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Durante una primera etapa se realizaron 1.654 encuestas a propietarios, administradores y dependientes de tiendas en barrios (usualmente familiares de los primeros) cercanos a las sedes de la Corporación Universitaria Minuto de Dios de 10 municipios del país (Bello, Barranquilla, Bogotá, Girardot, Soacha, Zipaquirá, Neiva, Pereira, Bucaramanga e Ibagué); estos sectores corresponden a clase media y media-baja. En la muestra se incluyeron tiendas de abarrotes, carnicerías, cafeterías, bares, restaurantes, papelerías, salones de belleza y ferreterías, entre otros establecimientos.

Emprendimiento, desde lo más simple

El concepto de emprendimiento en el que se basa el estudio corresponde a la acepción más simple del término: es la acción de crear un negocio o negocios para generar ganancias. De ahí que en la muestra –y en los resultados– se encuentre un amplio grado de informalidad, lejana incluso al concepto de emprendimiento que se ve en los realities o que ha hecho famosas a empresas que han recibido inversiones millonarias (y hablamos de millones de dólares).

“Normalmente, cuando se habla de emprendimiento se está pensando en esta idea de nuevas empresas supernovedosas, con unas perspectivas de crecimiento bastante altas. En este caso estamos pensando en la forma base, que es crear un negocio de forma independiente, en la que se asumen riesgos y se espera alguna rentabilidad”, explica Paul Rodríguez, miembro del equipo investigador y profesor de la Universidad del Rosario, institución que lideró el proyecto.

Aunque las tiendas de barrio tienen limitaciones, esta visión –añade Rodríguez– va más allá del negocio que se monta solamente porque se perdió el empleo o porque no hay otra alternativa. En esa misma línea, Andrés Felipe Ortiz, profesor de la Corporación Universitaria Minuto de Dios, señala que el estudio incluye negocios informales, pero que pueden tener un proceso de formalización en todos los sentidos: contar con un registro ante la Cámara de Comercio, ante la Dian; tener una mayor relación con los servicios financieros; buscar beneficios como el retorno de la inversión, entre otros.

Al respecto, cabe señalar que actualmente la formalidad es más alta de lo que se esperaba en los niveles básicos, que incluyen el registro de las tiendas, porque existen maneras de hacerlo fácilmente y también facilitan el cumplimiento de responsabilidades como el pago de impuestos.

En lo que sí se da un alto grado de informalidad, señala Paul Rodríguez, es en las relaciones laborales: “Los negocios le tiene mucho miedo a contratar a los empleados de una manera formal; eso incluye contratarse a ellos mismos [los propietarios] de manera formal, que es lo más interesante”. Para el investigador del Rosario, parece que los propietarios de los negocios no le ven tantas ventajas a cotizar para la seguridad social, por ejemplo, basados en mitos como que en este país nadie se va a pensionar nunca.

De hecho, en la época de la pandemia, la mayoría de los problemas relacionados con las situaciones derivadas de las medidas de aislamiento eran más fáciles de resolver por mecanismos informales, que formales. Por ejemplo, negociar de forma verbal el pago del arriendo con el propietario del local era mucho más fácil que lograr un acuerdo contractual con una inmobiliaria.

Esto, complementa Andrés Felipe Ortiz, también tiene que ver de alguna manera con la tendencia a saltar los procesos o de no cumplir con los estándares, común en la cultura colombiana. En contraste, los niveles de formalidad –añade el profesor de Uniminuto– también están asociados con el control que ejercen los entes de vigilancia (las Secretarías de Salud, en el caso de los establecimientos relacionados con alimentación, por ejemplo) o con la perspectiva de riesgo del negocio.

Otros resultados del estudio muestran que los propietarios y administradores de las tiendas de barrio están alejados del sistema financiero formal (prefieren pedir préstamos a familiares o gota a gota, aunque esto represente un mayor riesgo), tienen bajos niveles de capacitación y registran bajo uso de la tecnología (66% por ciento no usa Internet y solo 14,42% comparte información del negocio por WhatsApp o en redes sociales).

En el siguiente link se pueden consultar los detalles del ‘Estudio Nacional de Emprendimiento a Tenderos’, de la Universidad del Rosario, la Corporación Universitaria Minuto de Dios y la Fundación Capital: https://urosario.edu.co/Home-V3/Investigacion/UCD-2018/Articulos/Asi-se-construye-el-camino-hacia-la-formalizacion/

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