Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
A la hora de hacer una campaña proselitista, como para la Alcaldía de Bogotá, el tema del abastecimiento alimentario no resulta tan taquillero como lo pueden ser los de movilidad, salud pública o la construcción del Metro.
Eso es evidente. Pero no por que un tema no sea atractivo significa que no sea importante. En estos días tuve la oportunidad de asistir a un foro sobre economía campesina y abastecimiento alimentario.
El tema es realmente crucial porque alimentar a ocho millones de habitantes no es una tarea endosable a las grandes superficies, esas que todos conocen. El abastecimiento alimentario tiene que ser parte de una política integral para el bienestar humano.
Según el Plan Maestro de Abastecimiento y Seguridad Alimentaria para Bogotá (PMASAB), el 33% de los alimentos básicos que consume el Distrito se encuentra a una distancia de 40 kilómetros de la Capital, y cerca del 80% en un radio de 300 kilómetros.
Por esta razón, los problemas de vías e infraestructura han generado un aumento desproporcionado en los costos de transporte, y grandes dificultades para el abastecimiento de la capital.
Por otra parte, en los últimos seis meses, el precio de los alimentos frescos que hacen parte de la canasta básica de los hogares, se ha incrementado un 24% en promedio. El producto que la 'saca del estadio' es la naranja (188%). Pero no se quedan atrás otros productos como zanahoria (120%); papaya (66%); tomate chonto (62%); habichuela (37%); banano (37%); lechuga (33%), y curuba (28%).
Durante el foro, Jairo Rubio, miembro del CICC, en representación de las organizaciones campesinas y comunales, propuso entre otras cosas, que los mercados campesinos se consoliden dentro del Plan Maestro de Abastecimiento y Seguridad Alimentaria para Bogotá (PMASAB) con el propósito de garantizar una cobertura en las 20 localidades del Distrito, así como desarrollar una política de fortalecimiento y modernización de las plazas de mercado públicas.
¿Cuáles son los principales problemas?
Entre otras razones, una de las causas es la excesiva intermediación que se quedan con márgens muy altos y a la hora de asumir pérdidas se salen de la cadena. Estos intermediarios hacen que los costos se eleven exponencialmente.
Otro problema notorio es la inexistencia de canales de comercialización apropiados. Los bogotanos no tienen más opción que enfrentarse a una real y dramática inseguridad alimentaria. Aproximadamente, 800.000 personas dicen irse a la cama sin haber consumido al menos una de las tres comidas diarias. Como consecuencia añadida, los pequeños productores campesinos, que producen el 65% de la comida que se consume en la ciudad, viven en condiciones de pobreza y el 68% obtiene ingresos por debajo de un salario mínimo.
¿Qué propusieron los candidatos?
El tema evidentemente les resulta incómodo a algunos de los candidatos porque no tienen líneas y equipos de tabajo pensando eso o porque han creído que es una responsabilidad franquiciable al sector privado. Pero sin más, esto es lo principal de cada una de las intervenciones que se dieron en el Foro organizado por el Instituto Latinoamericano para una Sociedad y un Derecho Alternativos (ILSA) y el Comité de Interlocución Campesino y Comunal (CICC), con el apoyo de Oxfam y la Unión Europea.
Para Jaime Castro el principal problema es la ausencia de un marco institucional conduce a que se dediquen las mejores tierras cultivables a desarrollos industriales y residenciales. “Bogotá tiene destinados a usos industriales 600 hectáreas, mientras que los municipios de la Sabana de Bogotá y la cuenca alta del río, tienen 23.000 hectáreas. Un municipio como Cota está siendo invadido por el desarrollo industrial del país”.
Entre tanto, Dionisio Araujo, candidato del Partido Conservador, dijo que la desigualdad en la riqueza no es culpa de quienes progresaron “sino de los gobernantes que no invirtieron debidamente los recursos tributarios”. Araujo concluyó su participación invitando a las organizaciones campesinas para que sean “el órgano consultor” de su eventual Alcaldía frente a este tema.
Por su parte, Gina Parody afirmó que el 22% de los residentes en Bogotá vive con menos de 10.000 pesos al día y en forma paralela, únicamente el 1% de lo que consume Bogotá se produce en la Capital. Parody propone “hacer que Usme se vuelva la despensa de la ciudad y para ello hay que crear una red real logística de producción y consumo".
De igual manera, Gustavo Petro dijo que todos los Tratados de Libre Comercio (TLC) afectan la producción alimenticia. Y una de sus frases fue bastante contundente: “Corabastos ha sido tomado por mafias que se toman el abastecimiento alimenticio de Bogotá”. Ante esta situación, Petro sugirió que el Distrito compre a Corabastos en cerca de 150.000 millones de pesos para tener un mayor poder de incidencia.
Finalmente, Aurelio Suárez recordó que Colombia pasó de importar un millón de toneladas de productos básicos alimenticios a diez millones de toneladas y que por ello prometía movilizarse junto a las organizaciones campesinas para evitar la aprobación de los distintos TLC.
Esperemos que este tema sea realmente puesto en escena por el candidato que resulte elegido en octubre y no se queden en el delirio de la demagogia.
Así las cosas, que se tenga en cuenta que si resulta elegido uno de los cinco candidatos a la Alcaldía de Bogotá que asistieron a la Universidad de la Salle el 23 de agosto (Gina Parody, Dionisio Araujo, Gustavo Petro, Aurelio Suárez o Jaime Castro) éste se habrá comprometido con las organizaciones campesinas y comunales a impulsar las iniciativas que velan por el comercio justo, como los Mercados Campesinos que ya funcionan en varias localidades del Distrito.
Por Víctor Solano, colaborador de Soyperiodista.com