La XVII Conferencia Internacional sobre Sida, que se inauguró ayer en México y a la que asistirán cerca de 30.000 personas, tiene como objetivo principal establecer las medidas de prevención para frenar la expansión del virus del VIH. En su intento por mejorar la imagen de una pandemia que tiene un componente social y moral que lastra cualquier aproximación puramente científica, los expertos, entre ellos la Asociación Internacional sobre Sida (IAS) y Onusida, buscan un lenguaje más positivo.
El nuevo marco coincide con el informe de Onusida, revelado el pasado 29 de julio, que se centraba en destacar los avances en prevención y tratamiento con una cifra bandera: por primera vez el número de fallecimientos ha bajado de 2,2 millones en 2006 a 2 millones en 2007. Sin embargo, el número de contagios no se ha frenado ni en los países más ricos. Esta semana, un nuevo estudio señalaba los alarmantes índices de contagio en Estados Unidos, que aumentaron de 40.000 personas infectadas a 56.300 en 2006.
Una situación preocupante si se tiene en cuenta que Peter Piot, director ejecutivo de Onusida, junto con Anuar Luna, activista y cofundador de la Red Mexicana de Personas que viven con VIH/Sida, y Agustin Dokla, presidente de la Red Togolesa de personas con ese mal, advirtieron que “tras 30 años de existencia de esta epidemia, no se ven soluciones definitivas, a pesar de los avances científicos que se ha logrado llevar a cabo en los países más desarrollados”.
El problema, concluye este grupo de expertos, es que los gobiernos han destinado mayores recursos a intentar descubrir una cura, que a los programas de prevención. Por esta razón, los esfuerzos del grupo de expertos que viajaron a esta cumbre será el de dejar en claro que la única manera de contrarrestar la propagación de esta mortal enfermedad es previniendo su contagio.
Un objetivo que se siente en el ambiente de la capital azteca, pues durante este encuentro se repartirán más de 40.000 condones en toda la ciudad. Además, se organizarán foros en los colegios a los que podrán asistir los estudiantes y los padres de familia, quienes tienen en sus manos, junto con los profesores, la labor de concientizar a los más jóvenes de la importancia de protegerse en contra de esta enfermedad que tan sólo en el 2006 le costó la vida a casi 40 millones de personas.
La prevención será la estrella de esta cumbre que pretende plantear soluciones más efectivas para contrarrestar esta epidemia que se propaga con rapidéz alrededor del mundo.