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Las temperaturas gélidas siguen afectando al Viejo Continente: los reportes, además de asegurar que este fin de semana persistirán el frío, las nevadas y las heladas, se convierten en una lista interminable de cifras de muertos por hipotermia o, en ocasiones, por falta de un buen sistema de calefacción.
En la República Checa, cubierta por una capa grisácea y pintadas de nieve las azoteas de sus edificios, la cifra de fallecidos es de 22, igual que en Hungría, donde el río Danubio está por completo congelado y hubo que prohibir la navegación. Rumania, el país más afectado, ya cuenta 57 muertos. En Serbia, donde las clases han sido suspendidas en los colegios y el gobierno pide ahorrar energía, perecieron 16 personas más. Allí hay varias aldeas aisladas; el suministro de alimentos se ha hecho a través de helicópteros.
Dos personas que vivían en la calle murieron en Francia. El transporte no sigue su rutina; recoger a los niños para llevarlos al colegio ha sido difícil. Un sexagenario murió en su casa; otro más frente al portal de su hogar. El ejército, en Italia, se abrió paso entre la nieve y llevó víveres a los habitantes de la región de los Abruzzos, que podrían quedar incomunicados. Los europeos tendrán que resistir, por lo menos, un fin de semana más bajo el frío.