La capacidad del cerebro tiene límites. ¿Qué sucede cuando se sobrepasan esas fronteras? La respuesta la dará el neurocientífico cognitivo Adam Gazzaley, de la Universidad de California, EE.UU., en la sesión de Foros El Espectador que se celebrará el miércoles (Bogotá, Centro de Convenciones Compensar, de 8:00 a.m. a 12:30 p.m.). Este es un adelanto de su intervención.
¿Usted piensa que hoy el mundo está produciendo más información de la que somos capaces de procesar?
Estamos rodeados de mucha información y siempre lo hemos estado. Lo que hacemos es usar la atención para enfocarnos sólo en nuestros objetivos, quedarnos sólo con la información relevante y suprimir la distractiva. Lo que sí se dice es que al parecer el rápido incremento de los avances tecnológicos está introduciendo más interferencias en nuestro mundo, que compiten con nuestros objetivos.
¿Cómo organizar esta información para recordar y conservar lo realmente importante?
Hay que tener nuestros objetivos cuidadosamente organizados, que sean objetivos posibles. Hacer una sola cosa al tiempo y limitar la distracción del ambiente.
A pesar de la enorme capacidad de nuestro cerebro, éste tiene sus límites. ¿Cuáles son?
Hay tres limitaciones importantes de nuestro cerebro. Primero, la atención, que es muy fácil de dispersarse. Segundo, la capacidad de nuestra memoria, porque sólo podemos retener una pequeña cantidad de información en la mente al tiempo. Tercero, la velocidad de procesamiento, pues a pesar de que cada área de nuestro cerebro procesa información muy rápidamente, en conjunto éste trabaja como una red en la que esas áreas están interactuando constantemente y esto conduce a un mayor tiempo de procesamiento.
¿Es posible manejar la velocidad de la tecnología? ¿Cómo?
Lo más importante es ser consciente del impacto que las nuevas tecnologías tienen en nuestras vidas, positiva y negativamente, y hacer uso de ese conocimiento para guiar nuestro comportamiento.
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