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‘Cura’ para los problemas sexuales

El monje capuchino Ksawery Knotz se ha convertido en el consejero íntimo de un gran número de matrimonios. Desde el año 2000 ha ayudado a más de 3.000 parejas a tener mejor sexo. Lo apodan “El apostol del Kama Sutra”.

Diego Alejandro Alarcón
20 de agosto de 2008 - 09:49 p. m.

El caso del padre Ksawery Knotz, un sacerdote polaco de 43 años, es bastante particular. El diálogo en el confesionario de la iglesia que dirige ha cambiado del cielo a la tierra. Más que el acto de contrición por las faltas cometidas, los pedidos de los creyentes tomaron un tinte confidencial. A él no sólo acuden para decir “padre, he pecado”, sino para solicitar un consejo íntimo: “Padre, ¿qué debo hacer para mejorar las relaciones sexuales con mi marido?”.

Con un poco de humor negro, la gente lo ha hecho merecedor del cargo de “Apóstol del Kama Sutra”. Desde el año 2000, en el momento cuando se le brotó la vena de asesor sexual, ya ha marcado el camino hacía el edén del placer a más de 3.000 parejas. Además, según dicen sus conocidos, su agenda ya está copada, por lo menos hasta el 2009, por matrimonios que hacen cola para recibir una bienaventurada recomendación.

Fiel como su fe en Dios, el padre dice no hablar en vano cuando asegura que su labor de guía sexual es simplemente un camino para que las parejas puedan encontrarse con el altísimo. “Si crees en Dios, crees que Dios está presente en la vida, en el amor, en el matrimonio y en la sexualidad”, son las palabras que repite cuando algún ortodoxo trata de increparlo por promover el sexo sin fines reproductivos.

La teología del orgasmo

Knotz pertenece a la comunidad capuchina y vive en una población al sur de Polonia llamada Stalowa Wola. Convertido en toda una celebridad, son pocos los paisanos que no saben de él y mucho menos ahora, después de que ya ha abierto su propio portal en internet (en el que expone su concepción del sexo y da tips para disfrutarlo), y ha publicado un libro titulado El acto del matrimonio. Estás dos cosas han llevado los rumores de su existencia a Varsovia, la capital polaca. Allí, los medios de comunicación le sirvieron de trampolín para ser reconocido en todo el país y en algunos sectores de Europa y América.

En uno de los capítulos de su libro, de nombre La teología del orgasmo, el padre Knotz plantea  una analogía interesante: la sensación de alcanzar el clímax en una relación sexual sólo se compara con el momento en el que el hombre se encuentra con Dios en el cielo. Para ello, dice, es necesario que las parejas tengan una comunicación fluida y que cada uno se preocupe más por satisfacer al otro que a sí mismo.  


Sus estudios de la Biblia le enseñaron que cuando Dios dictó a Moisés los diez mandamientos en el Monte Sinaí, el “no fornicar” no era más que una prevención para que los hombres evitaran tener relaciones sexuales por fuera del matrimonio. Así lo interpretó y así se lo hace saber a sus pupilos. 

Por eso, al entrar a su página web no es extraño encontrar frases como “el marido muchas veces necesita de motivación manual y oral para conseguir una erección”, o “la mujer experimenta poderosas sensaciones cuando el esposo estimula su clítoris”.

¿Cómo lo sabe si es un cura?, se preguntan algunos. Él carga un as bajo la manga de su sotana capuchina para silenciar ese tipo de comentarios suspicaces: “No necesitas padecer una enfermedad del corazón para ser cardiólogo, ni ser alcohólico para convertirte en terapeuta”.

El padre jesuita Alberto Múnera, profesor de teología moral de la Universidad Javeriana, no se sorprende ante una situación como esta. Según él, durante el Concilio Vaticano II en el año 65, la Iglesia entendió que la sexualidad hace parte de la naturaleza humana y es importante para la realización de los matrimonios. “No es extraño que algunos sacerdotes brinden consejería, el polaco la puso en internet y se hizo popular, pero eso no significa que esté cometiendo alguna falta contra la Iglesia”.

Aunque a algunas personas les parezca un paso liberal de la Curia, las mismas palabras de Knotz, publicadas en su portal (www.szansaspotkania.net), aún guardan un alto grado de conservadurismo. No se aleja de su rol de sexólogo, pero advierte que la utilización de juguetes sexuales lleva a los matrimonios a trivializar el acto conyugal, pues “cuando se traspasan las fronteras establecidas por la naturaleza, el placer deja de ser un regalo y se convierte en una simple excitación mutua”.

A pesar de todo, los matrimonios de su feligresía continúan escuchando con oídos atentos los consejos del padre y agradecen al cielo su existencia. Él sabe qué zonas del cuerpo deben ser tocadas, qué palabras decir en el momento indicado, qué técnicas son las más placenteras y, como todo buen guía, convence a sus seguidores de que la práctica hace al maestro.

 dalarcon@elespectador.com

Por Diego Alejandro Alarcón

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