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A Alejandro Ramos, de 56 años, se le deformó el cuerpo desde hace cuatro años: tiene los bíceps inflamados y cada uno tiene una dimensión de 62 y 72 centímetros. Además, su pecho le llega al estómago y sufre de dolor de huesos. La historia se remonta a finales de 2013, en Pisco, Perú. Él cree que son secuelas de un accidente laboral que tuvo mientras buscaba mariscos a 30 metros de profundidad.
Ese día, cuando él estaba buscando mejillones, una lancha se acercó mucho a la embarcación para la que Willy, como le llama su familia, trabajaba y en la que lo esperaba su hijo y un compañero. El acercamiento causó que una hélice rompiera la manguera que le proporcionaba oxígeno, por lo que tuvo que nadar hacia la superficie en menos tiempo del habitual y aguantando la respiración. Cuando logró salir, su cuerpo estaba inflado. "Me he salvado de milagro. Agradezco a Dios que, bueno, me deformó pero estoy vivo", mencionó Willy a BBC Mundo.
"Yo quiero volver a bucear": el buzo peruano que quedó deformado después de un accidente en el marEl cuerpo de Alejandro Ramos se deformó tras un accidente mientras buscaba marisco a más de 30 metros de profundidad. Lleva así cuatro años y los médicos aún no saben por qué. Esta es su historia ➡️ http://bbc.in/2Hz030B
Posted by BBC News Mundo on Wednesday, February 21, 2018
Sus bíceps producen en la gente curiosidad y extrañeza. "Casi no salgo a la calle porque me da vergüenza que la gente se pare a mirarme como a un animal raro", contó Ramos a BBC Mundo.
Willy buscó tratamientos para que se le quitara la hinchazón, pero eran muy costosos y no los pudo cubrir.
Ahora, tiene que utilizar camisetas gigantes y agregarles tela a sus chaquetas. Willy se encuentra en el Centro Médico Naval de Perú desde diciembre de 2017. La Marina de Guerra de Perú le ofreció atención gratuita y los expertos le han hecho todas las resonancias magnéticas y estudios para determinar si se trata de una inédita secuela del buceo o de una enfermedad congénita.
Los primeros resultados de los estudios indican que podría tratarse de tumores de grasa. "Si es así, podría ser una enfermedad congénita que no se había manifestado hasta, coincidentemente, el accidente o una secuela de buceo nunca antes vista", le explicó Raúl Alejandro Aguado, médico subacuático del Centro Médico Naval, a ese medio. También necesita un trasplante de cadera que será realizado por la institución.
Algunos días, el buzo viaja a Pisco, cerca al puerto donde trabajaba, para visitar a su familia y recordar su trabajo y pasión porque también quiere volver a bucear.