El hombre está diseñado para mentir. Por lo menos de eso está convencida Rita Karanauskas, una administradora de empresas de la Universidad del Rosario quien decidió dedicarse a cazar mentirosos. Según esta experta, mentir es un comportamiento al que nos acostumbramos desde niños, cuando, por ejemplo, fingimos o inventamos gestos y emociones para lograr que nos compren un juguete o nos den algún regalo. Pero esta condición se convierte en un grave problema cuando la persona decide dedicarse a engañar para obtener beneficios.
Aunque parezca una misión imposible, advierte Karanauskas, hay técnicas y métodos que permiten saber cuándo no nos están diciendo la verdad. Para ello lo más importante es aprender a observar y a escuchar, pues el secreto de un buen mentiroso está en su lenguaje verbal y corporal. Pequeñas señales como el cambio en el tono de la voz, un gesto o una reacción desproporcionada pueden delatar a un mentiroso. También hay rasgos faciales que permiten descubrir una mentira, pues tenemos ciertos músculos predispuestos para realizar determinados gestos y eso hace que sentimientos como la ira, la tristeza, la alegría o el miedo sean difíciles de fingir.
Sin embargo, Karanauskas explica que existen ciertos mitos que se deben derribar como, aquel que sugiere que cuando alguien no mira a los ojos es porque está mintiendo. Paul Ekman, asesor científico de la serie de televisión Lie to me y con quien Karanauskas se entrenó en la lectura de microexpresiones faciales, denomina “error de othello” a confundir las señales de mentira con nerviosismo, una equivocación bastante frecuente entre las personas.
Todas estas técnicas forman parte de un diplomado que dictará Karanauskas a partir del próximo 10 de marzo en la Universidad del Rosario, en Bogotá. Se trata de una iniciativa que busca darles más herramientas a los psicólogos, psiquiatras, gerentes de recursos humanos, abogados, jueces, fiscales y detectives para desarrollar la habilidad de reconocer una mentira, la cual resulta fundamental en su labor profesional.