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¿El declive de las ciencias básicas?

Colombia cumple 23 años con una política oficial de Ciencias, Tecnología e Innovación. Sin embargo, la disminución de programas educativos y de estímulos a las matemáticas, la biología o la física, primeros escalones para cualquier conocimiento aplicado, preocupan a los investigadores que discutieron el tema durante un foro en la U. de los Andes.

Redacción Vivir
04 de abril de 2013 - 11:15 a. m.
¿El declive de las ciencias básicas?

El panorama de la ciencia en Colombia parece alentador. El país cumple 23 años con una política oficial de Ciencias, Tecnología e Innovación, y cuatro años con una legislación más moderna al respecto (gracias a la expedición de la ley 1286). El 10% de las regalías van para el sector y el ambiente desde el gobierno pinta bien: hace unos meses el presidente Juan Manuel Santos anunció que una de sus metas era destinar el 1% del PIB para actividades de ciencia y tecnología que pudieran aplicarse al desarrollo del país.

Pero hay algo que incomoda y preocupa a los investigadores: las ciencias básicas, entre las que están la biología, la química y las matemáticas, y sin las cuales es impensable hablar de grandes avances en infraestructura o en salud, están siendo relegadas de las políticas públicas que benefician a los científicos y del sistema educativo.

Durante un foro organizado este miércoles por la Universidad de los Andes, sobre el futuro de la investigación y el desarrollo en el país, Carl Henrik Langebaek, vicerrector de investigaciones de la institución, dijo que "vivimos con tantos problemas reales que tenemos la tendencia a pensar que la investigación aplicada es la única que los va a resolver, que las básicas son una pérdida de recursos".

Sin embargo, de acuerdo al funcionario, la gran inversión en ciencia y tecnología a la que le está apostando el país "no van a funcionar si no entendemos que investigación básica y aplicada tienen que estar íntimamente ligadas", y pone el ejemplo de universidades en Estados Unidos cuya misión es generar desarrollo agrario y tecnológico, pero en cuyos currículos la filosofía es lo elemental.

"Vemos con preocupación que la mayoría de proyectos aprobados por Colciencias sean de investigación aplicada, cuando las ciencias básicas forman críticamente a las personas y estimulan los cambios de paradigma", dice Langebaek, y agrega que la educación media y la educación superior cada vez imparten menos clases relacionadas con las ciencias básicas y lo poco que hay "no es lo suficientemente fuerte para soportar el futuro del conocimiento".

El vicerrector reconoce que aunque la prioridad del Estado es poner la ciencia al servicio del desarrollo territorial, y que los resultados de las básicas se ven a largo plazo, "para que en Colombia se aproveche más el Sistema Nacional de Regalías se tienen que poner a funcionar ambas ramas, de lo contrario no iremos a ningún lado".

Al respecto, Carlos Fonseca, director de Colciencias, acepta que la institución se encuentra en un proceso de reorganización en el que están consolidando la Unidad de Pensamiento Estratégico, precisamente para reivindicarse con las ciencias exactas, y menciona que el país está en deuda con el estudio de los ambientes tropicales desde esta rama.

Sobre el tema de regalías, Fonseca llama la atención de que las universidades tienen el gran reto de dialogar con los gobernadores para dar un funcionamiento adecuado a los recursos del Sistema General de Regalías destinados para la ciencia.

Javier Villareal, funcionario del Departamento Nacional de Planeación, quien también se hizo presente en el foro, está de acuerdo con el planteamiento de Fonseca: "El vehículo para el desarrollo de la ciencia ya está ensamblado, el combustible son las regalías; ahora necesitamos que las universidades nos digan cuáles son las rutas, de lo contrario, vamos a seguir adivinando y ya no queremos más eso".

Durante el foro, delegados de las universidades Javeriana, Nacional y Externado aceptaron el compromiso que tienen, e incluso proponen que en las regiones, en vez de formar a doctores, las instituciones capaciten a técnicos y tecnólogos de calidad.

A Langebaek, por su parte, le agrada que las universidades dejen de ver a las regiones como objeto de estudio y empiecen a tratarlos como socios, sin embargo de los recursos de regalías le preocupan varias cosas: la politización de Colciencias, "respecto a lo cual la comunidad académica debe ser vigilante"; la debilitación del presupuesto propio de esta institución, debido a que los recursos se concentran en regalías, y la sostenibilidad de las políticas que benefician a la ciencia.

"Hay que apostarle al largo plazo. La construcción de ciencia y tecnología no es de un gobierno, es de un estado y de una sociedad y requiere muchos más años. Tenemos que hacer esfuerzo entre todos para que estos nuevos dineros sirvan para una política de estado del futuro", concluyó.
 

Por Redacción Vivir

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