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El drama de las víctimas de Adriana Arango

Detalles de la operación de la compañía que embolató más de $11.000 millones.

Norbey Quevedo H.
24 de noviembre de 2009 - 02:26 a. m.

La semana pasada, nuevamente el país se conmovió con el testimonio que entregó al Canal Caracol y a la revista Cambio la ex presentadora de televisión Adriana Arango. En medio del drama, pero con fortaleza, la comunicadora dejó en claro que no estafó ni robó a nadie, detalló los movimientos de su compañía CI Tango Trading Ltda, que captó dineros del público, y pidió perdón a sus víctimas.

En lo judicial, tres hechos marcaron su declaración: que su abogado la indujo al error al aconsejarle que se declarara culpable, que apeló la no nulidad de su caso ante la justicia y que mediante una acción de tutela buscaría la detención domiciliaria a fin de estar con su hija Natalia de seis años y poder compartir con sus otros dos hijos, Juan Esteban y Mariana.

Pero la dramática declaración de Arango, más que conmover a las personas que invirtieron en el negocio más de $11 mil millones, les generó indignación. Por eso decidieron contar detalles, poco conocidos hasta hoy, de una aventura empresarial en donde al final todos terminaron perdiendo dinero, imagen y sobre todo sólidas relaciones familiares.

Entre lágrimas, ira y decepción relataron cómo el negocio creció por la liquidación que recibieron varios trabajadores de Avianca en 2007, producto de la venta de la compañía. Pocos sabían qué hacer con el dinero y por eso confiaron en un amigo de trabajo que les informó del jugoso negocio. Otros, a través de la empresa Gestión Patrimonial Ltda, conocieron del asunto de Adriana Arango, por eso el negocio de invertir para recibir jugosos intereses se regó como pólvora.

Luis Bernal es un hombre de 95 años. A su edad buscaba montar una serviteca para asegurar sus últimos años de vida y el futuro de su familia. Pero según dice su hijo Luis, “Adriana los visitó y se llevó $65 millones”. Nunca les giraron intereses, su padre está enfermo y ni pudieron pagar la universidad de una nieta. “Sólo me queda un cheque sin fondos y de una cuenta cancelada”.

La historia del médico Wilson Rodríguez no es la excepción. No estaba seguro, pero a su consultorio en el barrio Galerías llegó Adriana Arango, lo convenció y no sólo le entregó su dinero, sino el de su esposa; fueron $200 millones. Perdió la opción de adquirir el apartamento que había soñado.

El piloto Rodrigo Posada no sabe qué hacer. Metió en el negocio a su esposa, suegra, cuñado y otros familiares. Hoy tiene embolatados $696 millones, el capital de toda una vida.

Caso aparte es el de Dary Rodríguez. Tiene la condición de víctima, representante de algunas de éstas y abogada. Invirtió $40 millones e invitó a una amiga que giró otros $60 millones. Con experticia jurídica detalló que tanto Adriana Arango como su esposo Javier Coy durante varias meses le prometieron devolverle el dinero, pero a sabiendas de que estaban quebrados siguieron captando cuantiosos recursos.

“Se escondían para pagarme, me dijeron que tenían una póliza en Nueva York producto de la venta de su empresa, pero al final no salieron con nada y me pidieron calma porque en la justicia civil el caso se demoraría muchos años”, dice Rodríguez.

La abogada Rodríguez señala que Adriana Arango miente y que detrás del “show mediático” se esconden varias inexactitudes, intención de no pagar y privilegios en favor de la comunicadora y su esposo. Dice que Arango expresó que ya se hicieron las primeras devoluciones a los afectados en cifras cercanas a los $4.500 millones. Al respecto, Rodríguez explica que no se trata de devolución de dinero: “el interventor Julio César Espíndola en muchos casos descontó intereses pagados del capital y por eso la deuda es inferior”.

En cuanto al máximo de la cifra captada, “ella (Adriana) dice que lo máximo que recibió fueron $300 millones, pero hay casos que muestran que no es así, o que sumando grupos familiares sobrepasan esa cantidad”.

Frente a la detención de su esposo, causó sorpresa a la juez del caso que había ordenado como sitio de reclusión para Javier Coy la cárcel La Picota, pero inexplicablemente está recluido en la cárcel de Zipaquirá.

A este hecho se suma el supuesto asesoramiento indebido que Adriana Arango denunció que recibió de su abogado Hernán Gnecco, quien enfáticamente negó el asunto. Su reemplazo, David Teleki, busca la nulidad del caso y la detención domiciliaria de Arango vía tutela.

El panorama del caso aún no es claro. Se busca establecer si Arango y su esposo tienen dineros en San Diego (EE.UU.). Las víctimas estiman que les devolverán a cada uno no más de $600.000. El interventor del caso, Julio César Espíndola, poca atención les presta. Se conoció que sólo hay para responder un apartamento embargado que vale cerca de $200 millones. En el fondo los inversionistas saben que esa plática se perdió, pero quieren dejar constancia de que muchas cosas que dijo Adriana Arango no son ajustadas a la realidad.

Vea la lista de los afectados que dejó la compañía CI Tango Trading Ltda, haciendo clic AQUÍ.

Por Norbey Quevedo H.

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