Fuster es toda una celebridad en el campo de la medicina. Es quizás el cardiólogo más conocido y laureado en el mundo, no sólo por haber prestado sus servicios para contribuir al bienestar cardiovascular de Hussein, sino porque en su palmarés científico figuran casi tantas distinciones como cargos ocupados en las altas esferas de la salud mundial.
Actualmente, desempeñándose como presidente científico del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares de España (CINC) y director del Instituto Cardiovascular del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, uno de los más prestigiosos centros de salud de Estados Unidos, se prepara para visitar Medellín el próximo sábado 27 de septiembre, con motivo de la conmemoración del Día Mundial del Corazón.
Vendrá a dictar una conferencia sobre cómo prevenir el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares en un evento que cuenta con el soporte de la Fundación Colombiana del Corazón y la Sociedad Colombiana de Cardiología. La necesidad de hablar del tema es inminente. Los problemas cardiovasculares, en los que se incluyen infartos, hipertensión arterial, trombosis y embolias, entre otros, son la primera causa de muerte de los hombres en el país.
Fuster conoce el tema al dedillo, pues la mayor parte de su vida la ha dedicado a estudiar los corazones. Aunque heredó el gusto por la medicina de sus padres y abuelos, igualmente médicos, su amor por el sistema circulatorio lo descubrió cuando uno de sus tutores, el doctor Pedro Farreras, un reconocido internista español, sufrió un ataque al corazón. Después de la recuperación, Farreras le dio el espaldarazo definitivo que lo impulsó a especializarse en cardiología.
Se graduó de la Universidad de Barcelona como un estudiante destacado y en 1967 inició sus estudios de doctorado. Desde entonces sus logros, poco a poco, lo llevaron a la cúspide de la cardiología. Fue catedrático de Harvard y de la Escuela Médica Mayo de Minnesota, presidente de la Sociedad Americana del Corazón y de la Federación Mundial del Corazón. Su labor investigativa lo ha hecho merecedor al reconocimiento de Doctor Honoris Causa de 20 universidades de Europa y Estados Unidos.
“Para nosotros el doctor Fuster es un referente en la investigación y en el estudio de la prevención cardiovascular, es un profesional muy completo”, asegura la doctora Claudia Anchique, miembro del comité de prevención y rehabilitación cardíaca de la Sociedad Colombiana de Cardiología.
Una de las aficiones de Fuster es montar en bicicleta. Además de disfrutar de la actividad física, su profesión le ha enseñado lo importante que es ejercitarse para reducir los factores de riesgo de las enfermedades que se dedica a tratar. Este es uno de los puntos más importantes, junto con una sana alimentación y con el hecho de evitar el tabaquismo al máximo, que integra el pilar de la prevención.
Sin embargo, el sedentarismo le preocupa y por eso ha intercedido ante directivos del gobierno, con quienes ha tenido contacto gracias a sus altos cargos. Calculan los especialistas que los índices de actividad física se reducen dramáticamente una vez los jóvenes varones terminan el bachillerato. Los programas universitarios son más exigentes y absorben la mayoría del tiempo, lo mismo sucede con quienes se embarcan en un trabajo.
“Además de ser un excelente investigador, el profesor Fuster ha hecho un gran esfuerzo por tratar de concientizar a las naciones sobre la necesidad de implementar políticas para la prevención de sus habitantes”, señala el doctor Jaime Calderón, presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología.
A sus 65 años, Fuster ha atendido todo tipo de enfermedades cardiovasculares y se ha encargado de difundir un importante mensaje a los hombres: si su cintura mide más de 100 centímetros, es sedentario y si además fuma, tenga cuidado, podría sufrir un infarto.