El sur en alerta

Este domingo, la Oficina Nacional de Emergencias de Chile elevó de naranja a roja la alerta por un aumento de la actividad sísmica en el volcán Copahue, entre la Región de Biobío (570 km al sur de Santiago de Chile) y la provincia argentina de Neuquén.

Las autoridades chilenas también activaron un plan preventivo para evacuar cuatro poblados cercanos al volcán, mientras Argentina continúa en alerta amarilla desde la mañana del sábado, cuando Cohapue tuvo una erupción y comenzó a arrojar gases y cenizas, por lo que creó una columna de humo negro, con una altura de 1,5 km dirigida hacia el sureste.

La noche del sábado, los equipos de monitoreo detectaron una actividad sísmica continua y observaron incandescencia en el cráter, lo que podría generar flujos de lava y lahares (deslizamientos de barro por la mezcla de cenizas y agua que pueden arrasar poblaciones). Por ello, aunque no ha habido evacuaciones y la situación se encuentra bajo control, Chile ha iniciado la instalación de tres anillos de evacuación, con un mando establecido en la localidad de Ralco (Alto Biobío), donde se habilitarán albergues y medios de transporte para el eventual traslado de personas. Igualmente, las autoridades mantendrán un sistema de alertas para avisar oportunamente en caso de haber situaciones de emergencia.

Al respecto, el director regional de Emergencia de Biobío, Gonzalo Arroyo, dijo a los medios de comunicación que una evacuación podría afectar a 1.797 personas, entre las que se encuentran principalmente comunidades de mapuches pehuenches.

“La intensidad de las señales sísmicas sugiere que la erupción en progreso es menor aún”, pero “no se descarta que la actividad evolucione a una erupción mayor”, informó el Servicio Nacional de Geología y Minas (Sernageomin) de Chile en un comunicado.

La última vez que el volcán entró en erupción fue en el año 2000, cuando la actividad se prolongó entre julio y octubre y hubo abundante emanación de cenizas. Esta vez, debido a la acción del viento, las cenizas se mantienen a gran altura y, por ahora, el peligro es menor.

Este domingo, la Oficina Nacional de Emergencias de Chile elevó de naranja a roja la alerta por un aumento de la actividad sísmica en el volcán Copahue, entre la Región de Biobío (570 km al sur de Santiago de Chile) y la provincia argentina de Neuquén.

Las autoridades chilenas también activaron un plan preventivo para evacuar cuatro poblados cercanos al volcán, mientras Argentina continúa en alerta amarilla desde la mañana del sábado, cuando Cohapue tuvo una erupción y comenzó a arrojar gases y cenizas, por lo que creó una columna de humo negro, con una altura de 1,5 km dirigida hacia el sureste.

La noche del sábado, los equipos de monitoreo detectaron una actividad sísmica continua y observaron incandescencia en el cráter, lo que podría generar flujos de lava y lahares (deslizamientos de barro por la mezcla de cenizas y agua que pueden arrasar poblaciones). Por ello, aunque no ha habido evacuaciones y la situación se encuentra bajo control, Chile ha iniciado la instalación de tres anillos de evacuación, con un mando establecido en la localidad de Ralco (Alto Biobío), donde se habilitarán albergues y medios de transporte para el eventual traslado de personas. Igualmente, las autoridades mantendrán un sistema de alertas para avisar oportunamente en caso de haber situaciones de emergencia.

Al respecto, el director regional de Emergencia de Biobío, Gonzalo Arroyo, dijo a los medios de comunicación que una evacuación podría afectar a 1.797 personas, entre las que se encuentran principalmente comunidades de mapuches pehuenches.

“La intensidad de las señales sísmicas sugiere que la erupción en progreso es menor aún”, pero “no se descarta que la actividad evolucione a una erupción mayor”, informó el Servicio Nacional de Geología y Minas (Sernageomin) de Chile en un comunicado.

La última vez que el volcán entró en erupción fue en el año 2000, cuando la actividad se prolongó entre julio y octubre y hubo abundante emanación de cenizas. Esta vez, debido a la acción del viento, las cenizas se mantienen a gran altura y, por ahora, el peligro es menor.