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Salir del colegio y pensar qué van a estudiar suele ser uno de los momentos que más angustia genera en las personas. Con esta decisión se pone sobre la mesa el proyecto de vida, los sueños y anhelos no solo del estudiante sino de su núcleo familiar. De ahí que sea una elección informada, guiada y ante todo con un profundo análisis del ser.
María Patricia Gómez, directora del Programa de Integración a la Universidad (PIU) de La Sabana, señala que “más allá de elegir una carrera, es pensar a largo plazo, en que cada uno pueda decir: por esto me levanto a luchar todos los días, en esto tengo habilidades y lo disfruto”.
Para llegar a ese punto hay varios caminos que los profesionales destacan; uno de ellos es poder sentarse con toda la tranquilidad del mundo a mirar cuáles son sus pasiones, porque lo principal es que disfruten de lo que van hacer; reconocer sus habilidades, porque se puede tener pasión, pero sin talento no va a funcionar y, finalmente, entender ese propósito superior que mueve a cada uno y aporte a la realidad social.
“El ser humano se mueve por propósitos como hacer de este mundo algo mejor, acabar con el hambre o mejorar realidades, y los que están eligiendo carrera tienen en sus manos esa posibilidad. Por eso, la pasión más el talento son factores determinantes”, dice Jimena Fajardo, coach experta en formación de equipos de alto desempeño, quien además destaca que los padres de familia, los amigos y el contexto social influyen en esta elección.
De ahí que el futuro estudiante pueda sentarse a dialogar con sus familiares y exponer cuáles son sus pasiones, talentos y expectativas. “Las generaciones de hoy están cambiando a un ritmo acelerado. Antes elegían carreras estándar; hoy lo que vemos es que se inclinan por las que se relacionan con sostenibilidad, creación de empresa y bienestar. Ahora con el COVID-19, seguramente, van a elegir carreras que sientan que pueden aportarle más a la sociedad”, dice María Lucía Pérez, directora de pregrado del Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA).
En este contexto, pasa a un segundo plano —como era frecuente antes— pensar en qué carrera genera más dinero o más estatus, o hacer lo que los padres obligaran. “Los papás deben entender que no pueden vivir sus vidas a través de sus hijos, y no presionarlos para estudiar algo que ellos no quieran, pero tampoco dejarlos solos en la decisión. Es encontrar el equilibrio entre las pasiones, los talentos y la realidad social”, indica María Patricia Gómez. Además, entender que todas las carreras, cuando se desempeñan con excelencia, van a generar sus frutos.
Por eso, en este tiempo es importante emplear las herramientas tecnológicas para acceder a las universidades y averiguar los planes de estudio de las carreras. De hecho, varios estudios de la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina han mostrado que parte de la deserción universitaria se debe a que los jóvenes no tienen información sobre sus carreras y la aplicabilidad que estas tendrán en el futuro. De allí que lo primero es buscar información sobre la carrera.
Según Juan David Aristizábal —catalogado por la prestigiosa revista económica Forbes como uno de los treinta emprendedores sociales jóvenes más destacados del mundo—, lo más atinado es averiguar “primero, qué tanto y cómo se usa esa carrera en el mundo de hoy y de mañana. Aquí es preciso revisar muy bien el mercado laboral y ver reportes del futuro del trabajo. Segundo, preguntar a personas que ejercen esa profesión; LinkedIn o Twitter son un buen lugar para encontrar a esas personas y mandarles un mensaje pidiendo un consejo o una cita para aclarar dudas”.
Otra de las herramientas digitales que cobra relevancia por estos días es Plan U, curso gratuito realizado en la Oficina de Scouting de la Universidad de los Andes y alojado en Coursera. Al respecto, Sandra Santacruz, cocreadora del curso añade: “Queremos que los jóvenes tomen decisiones informadas, coherentes con la historia de vida de cada uno, y estén conectados con aquello que les importa, que les encanta y que anhelan. No creemos en fórmulas mágicas, en logros sin esfuerzo, ni en que los jóvenes deberían seguir voces externas ciegamente. Le apuntamos al trabajo esforzado, a repensar la toma de decisiones, a aprender escuchándose a sí mismo, buscando construirla día a día, y disfrutando del proceso, no solo del resultado”. Además de una mirada académica, a continuación, les presento la perspectiva del sector empresarial
Disciplina y compromiso
“El talento de los jóvenes, sus fortalezas, es algo que como sociedad debemos cultivar y potencializar para no solo acompañarlos en el proceso de tomar una decisión tan importante, como elegir carrera o qué quieren ser en sus vidas, sino también para ofrecerles oportunidades laborales que estén acordes con esos intereses. Lo importante es que puedan seguir sus sueños, entendiendo que cualquier camino que se emprenda requiere disciplina y compromiso”, afirma José Manuel Echeverry, líder de Gestión Humana y Sostenibilidad de Protección.
Una elección que perdure
Elegir carrera es una decisión que trasciende y que representa el inicio de un camino que, además de realizaciones económicas, implica la oportunidad de aportar valor para la sociedad y el desarrollo del propósito de vida de cada persona. Es recomendable elegir una formación que nos genere curiosidad, que alimente un gusto personal y despierte nuestra pasión. Además, es recomendable investigar las tendencias que se están dando en el mundo para elegir una profesión que pueda perdurar en el tiempo o que pueda ajustarse a los cambios que nos traen los adelantos tecnológicos y la globalización”, asegura Vivian Garcés, gerente de talento del Grupo Argos.
Para tener en cuenta
“El mundo es impredecible. Hace unos meses no teníamos idea de que hoy estaríamos enfrentando una pandemia, sin saber cuándo terminará. Debemos acompañar a nuestros jóvenes a ir más allá de su carrera para aprender a ser creativos, manejar la incertidumbre, comunicarse efectivamente con otros, aprender sin importar las circunstancias, volverse amigo de los errores, pero, especialmente, divertirse disfrutando del camino y no solo del resultado”, aconseja Sandra Santacruz.