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En Barbacoas: huelga sexual femenina contra abandono oficial

Huelga de piernas cruzadas, así han denominado unas 300 mujeres de este municipio nariñense su determinación de no tener relaciones sexuales con sus esposos o compañeros hasta que empiecen la construcción y pavimentación de la vía Junín - Barbacoas.

Arturo Prado Lima
26 de junio de 2011 - 04:24 p. m.

Así lo informa Diario del Sur, el informativo regional. Los hombres han sido los primeros en responder al reto: se plantaran en el parque central con una huelga de hambre.

Agrega la información que el viaducto, de unos 50 kilómetros, es intransitable y que su recorrido en vehículo se hace en más de 10 horas.

Barbacoas es una de esas regiones azotadas desde siempre por todos los males posibles. Desastres naturales, corrupción administrativa y violencia política encarnizada hacen parte de su historial. En los últimos años los grupos armados, privados, oficiales, paramilitares y delincuenciales se disputan este territorio y su principal vía flivial del río Telembí.

Hace algunos años, uno de sus alcaldes, registró en el presupuesto municipal un rubro gordo, no recuerdo cuanto, para alimentar a las palomas y otro para comprar ataúdes. Pero en Barbacoas no hay palomas y ese año no había muerto nadie. Es solo un ejemplo.

Otro alcalde nunca pagó a los empleados de su administración. Así que, al final de ella, los empleados se llevaron las máquinas de escribir, las mesas, las sillas, las puertas y las ventanas. Decían sus habitantes que el burgomaestre se burlaba de la gente bañándose con Whisky a orillas del Telembí.

Hace otros tantos años, las guerrillas de izquierda desalojaron a la policía después de destruir sus cuarteles con la misma violencia y la misma determinación con la que las autoridades recuperaron el control militar de la zona, recurriendo, eso sí, no solo a las reglas legales sino a las prácticas paramilitares que sembraron el terror en toda la región del Pacífico colombiano. También la naturaleza ha castigado sin piedad a Barbacoas: el río Telembí se ha desbordado muchas veces y la ha dejado bajo las aguas.

Barbacoas es prácticamente la muestra de cómo ciertas zonas de Colombia se van africanizando poco a poco. Su miseria y abandono conmueven. Han sido múltiples sus protestas, sus gritos, sus pretensiones. Su única vía de acceso y salida es un camino de herradura que, cuando se ha pretendido dar una solución, como siempre, se ha visto truncada por todos los excesos imaginables.

Hace poco, este mismo diario daba cuenta de la determinación de los barbacoanos de iniciar una huelga para impedir la instalación de una base militar en su territorio. A esta hora no tengo información de si se hizo o no la huelga, pero presiento que la base militar ya está instalada.

Así que esta es una nueva forma de protesta pacífica, para llamar la atención de la indignidad y la miseria, dicen sus organizadores, Marisol Silva y Diego Enríquez, quienes explican que el hecho de abstenerse de un placer físico como el sexo, es una forma de protestar por los derechos más elementales de la población, pues la situación de indignidad y abandono ha hecho que el fútbol, la danza y el sexo sean las principales expresiones culturales de la región, dice la información de Diario del Sur.

Día a día, más y más mujeres se colocan el brazalete con la frase “Yo amo a Barbacoas”, que las identifica como activistas del movimiento de “piernas cruzadas”. Los hombres se preguntaran, seguramente, cuanto tiempo tardará el gobierno regional y nacional en solucionarles sus miserias materiales, y ahora también las culturales. La abstención sexual y el hambre entran de lleno a la lucha por la redención de los pueblos.

A ver que hacen las autoridades. En todo caso, la región solicita solidaridad con este movimiento. Su divulgación nacional y e internacional es importante.

Por: Arturo Prado Lima/
 

Por Arturo Prado Lima

 

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