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Desde lo natural, la mujer es creadora de vida. En la semilla del cambio tiene una participación protagónica como cogestora de conciencia. Sin embargo, su aventura principal es realmente un viaje heroico al encuentro de su esencia, de su diosa, de su valía, de su poder. Es aceptar su cuerpo como un privilegio, es reinventar la vida para nutrir su alma, es conocer la sabiduría femenina, que existe también en los hombres y que constituye una fuente de paz.
Son conceptos de la filósofa y psicoterapeuta colombiana Lita Lara, quien después de una larga búsqueda personal en los caminos de la religión, el arte y la psicología fundó en Cali la Escuela de Sabiduría Femenina, hoy destinada a transformar vidas desde la expansión de la conciencia, el liderazgo evolutivo y la armonización con lo masculino. Un escenario de aprendizaje colectivo y personal para emprender nuevos rumbos de bienestar y de libertad.
La ruta que ella misma tomó desde su niñez leyendo los libros sagrados o esotéricos de su abuela Adela o reconociéndose en las enseñanzas de su primera maestra, su madre Nelly. Después llegaron la Universidad del Valle y, en su natal Cali, las lecciones de teatro de Enrique Buenaventura, de psicoanálisis con Estanislao Zuleta o de literatura con Gustavo Álvarez Gardeazábal. La base académica antes de salir al encuentro del saber por los senderos del mundo.
Exploró en el legado de las religiones, las trasegó por su alma y luego las fue soltando. Después emprendió sus viajes de trascendencia que sigue compartiendo con su gente. A la Sierra Nevada, para entender las prácticas sostenibles de los mamos. Al Amazonas, donde asimiló la raíz de la mujer salvaje. A Machu Picchu, para desandar los pasos de los amautas y los guerreros incas. A México, para desentrañar de los toltecas las lecciones del sueño y la sanación del fuego.
Recorrió el río Nilo en Egipto para captar la magia. Estuvo entre los lamas del Tíbet para admirar su entrenamiento de la mente y las emociones. En Grecia y Turquía, para indagar el patrimonio del mundo mediterráneo. En cada periplo fue acumulando certificaciones, cursos, seminarios y rituales. Hasta que hace 15 años, sin dejar los caminos universales, entendió que era el momento de condensar lo aprendido y creó la Escuela de Sabiduría Femenina.
Hoy desarrolla talleres de coaching ontológico, danzaterapia y psicología transpersonal, entre otros, con un énfasis determinante: la maestría de ser mujer. La integración de lo femenino consciente con lo masculino sano para que, en sus propias palabras, exista comprensión de la mujer como “sembradora de sueños, creadora de fantasías, jugadora de imposibles o inventora de múltiples propuestas para habitar el bienestar, danzar la felicidad y vivir en el corazón”.
Una visión sustentada además en sus libros Mujeres sabias, diosas y salvajes, publicado en 2006; El libro de la amante, de 2007, y Alila, la niña que se ama, de 2008. Sustentada también en sus poemas, sus ensayos o sus relatos literarios, Lita Lara desarrolla así sus talleres vivenciales y sus procesos de entrenamiento, donde el método de formación es tan lúdico como enriquecedor. Meditación activa, performance, poesía erótica o psicodrama, siempre con la mujer como vital protagonista.
Con el soporte de la psicología clásica, la terapia gestalt o las constelaciones familiares, la Escuela de Sabiduría Femenina combina los arquetipos conocidos y desarrollados por reconocidos psicoterapeutas con sus aportes y sus encuentros con la mujer guerrera, la mujer salvaje, la sacerdotisa, la celebrante, la maga o la amante. Las distintas facetas de su creación para “ayudar a sanar, a amistarse con los miedos, a conectarse con la intuición, a gozar la vida”.
En su concepto, “se trata de apostarle al empoderamiento femenino para ganar autoestima, dignidad o respeto; para liberar viejos patrones de victimismo, drama o enfermedad; para construir vidas saludables, autolideradas, creativas e innovadoras”. Psicoterapia y coaching individual y colectivo, acompañada siempre por su legión de mujeres: sus facilitadoras en Cali, su colega en Bogotá, Patricia López; sus amigas, su madre, sus dos hijas, su nieta.
Y en los últimos tiempos, también con Tali Shakma, el personaje imaginario que ahora aparece en su página web y en sus comunicaciones digitales y que le ayudó a crear en la capital del Valle la artista plástica Anyelyc Velásquez, “para representar a la mujer sabia que eleva su voz a favor de la construcción de la paz, de la salud consciente o de la liberación del sufrimiento humano, utilizando varias herramientas y prácticas encaminadas a preservar el bien común”.
Hoy, 8 marzo, Día de la Mujer, lo escribe Lita Lara, lo representa Tali Shakma: “Cuando las mujeres unidas encienden el fuego del alma, cuando se miran a los ojos traspasando fronteras, el misterio se devela dejando entrever el poder de la magia curativa. Entonces se reiventan, sueltan, entierran, dejan ir, para volver a tejerse, a dar vida y entretejer sueños, nuevas historias, atrevidos senderos. Sus fuerzas arquetípicas crecen, arde el corazón de pasión y compasión, y entonces el mundo se mueve”.