Como ha sucedido siempre que un secuestrado regresa de la selva a la vida (liberado unilateralmente, rescatado), sentimientos encontrados de alegría y nostalgia se toman los corazones de las familias de quienes se quedan padeciendo en la manigua. La angustia en estos momentos la sufren especialmente los seres queridos del teniente coronel William Donato, quien compartía lugar de cautiverio con el general Luis Herlindo Mendieta, el sargento Arbey Delgado y el coronel Enrique Murillo.
Las autoridades explicaron que Donato huyó cuando empezaron los combates, se encuentra extraviado y el Ejército espera recuperarlo en las próximas horas. La preocupación de sus allegados, no obstante, radica en la cruel advertencia que en reiteradas ocasiones les ha hecho la guerrilla a los plagiados: en caso de un intento de rescate los asesinarían antes de dejárselos quitar de las manos.
Con la voz entrecortada por el llanto, María del Carmen de Donato, madre del uniformado de 44 años plagiado hace casi 12, les pide a las Farc que respeten la vida de su hijo: “Por favor, no le hagan nada a mi muchacho”.
Su gran amigo de cautiverio, el liberado ex gobernador del Meta Alan Jara, confía por su parte en las capacidades físicas de Donato para resistir. “Es muy preparado. Siempre lo vi tranquilo frente a las dificultades. Debe estar escondido esperando que haya luz para buscar ayuda”.
Son cuentas tristes: restando a Murillo, a Mendieta y a Delgado, la lista de los llamados canjeables de las Farc ahora es de 19 uniformados, incluyendo al intendente Luis Peña Bonilla, quien supuestamente fue asesinado en cautiverio, aunque se trata de información sin confirmar por parte de los subversivos. “Es una impotencia muy grande”, manifiesta Elsa Peña, hermana del policía.
El plagiado más antiguo del mundo es Libio José Martínez, con 12 años y cinco meses de encarcelamiento inhumano. De ahí hasta los 21 días que cumplió este domingo Henry López, quien lleva menos tiempo lejos. A todos los seguimos esperando.
Vea aquí los que quedan en cautiverio.