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Fin a la novela de Langlois

El periodista galo pasó la noche en Bogotá y este jueves se espera que regrese a Francia.

Redacción Judicial

30 de mayo de 2012 - 10:46 p. m.
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Colombia estaba acostumbrada a las imágenes de liberaciones emotivas, protagonizadas por cónyuges e hijos que se arrojaban a los brazos de su ser amado a tratar de compensar el tiempo perdido; por testimonios dramáticos de los excautivos que querían contarle al mundo del drama que redujo su humanidad, que incluían desgarradoras descripciones del maltrato de sus captores; por uniformados que reiteraban, después de una década sin vida, que querían seguir “sirviéndole a la patria”.

Quizá por esas razones es que tantas personas, en redes sociales y otros espacios, manifestaron su desconcierto con las imágenes y declaraciones de Roméo Langlois en el momento de su regreso a la libertad y en la prueba de supervivencia que hace unos días difundió la cadena de noticias venezolana Telesur. Los comentarios llegaron hasta la cruel insinuación de que Langlois no estaba en cautiverio, sino haciendo “turismo extremo”.

Pero estaba secuestrado. Lo estuvo desde el pasado 28 de abril cuando, en un operativo antinarcóticos del Ejército —al que él acompañaba en calidad de periodista— un comando guerrillero emboscó a los militares en zona rural de la Unión Peneya (Caquetá) y, en medio del combate, Langlois resultó en manos de la guerrilla. Cuatro días después del enfrentamiento, el guerrillero Monazo en un video confirmó que Langlois estaba herido y era un “prisionero de guerra” de la organización ilegal.

Sus primeras palabras

“No necesitaba esta experiencia para conocer el conflicto colombiano o la guerrilla”, fue una de las primeras declaraciones que entregó el periodista francés, quien se había encontrado con la misión humanitaria que fue por él a la 1:30 de la tarde del miércoles en zona rural de Montañita (Caquetá). Langlois agregó además que los guerrilleros nunca lo amarraron, que lo alimentaron bien en la medida de lo posible y que siempre fueron “respetuosos”, tratándolo “como a un invitado”.

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Aseguró que no lo maltrataron. No obstante, lanzó comentarios mordaces para todos los que estuvieron involucrados en su cautiverio: “(Con mi plagio) se hizo política de lado y lado”. No era difícil suponer a qué se refería. Durante su cautiverio, la guerrilla hizo propuestas como realizar un debate nacional sobre cómo cubren los medios el conflicto, a lo que funcionarios del gobierno Santos, de las Fuerzas Militares y de la Fiscalía respondían que las Farc, de nuevo, buscaban un escenario para hacer un show mediático. Langlois, el reportero “de quien uno quiere estar cerca si quiere contar la realidad del conflicto colombiano”, como dijo su amigo y colega Simone Bruno, dejó en evidencia su espíritu periodístico en el instante en que tocó suelo del caserío de San Isidro (Caquetá). Videocámara en mano iba grabando cada momento del seguramente más impactante episodio de su vida como periodista, incluidas las entrevistas que le hacían. Y de cuando en cuando soltaba reflexiones: “Lo que me queda es la convicción de que hay que seguir cubriendo el conflicto”.

De hecho, comentó que tiene el archivo fílmico de la operación después de la cual fue secuestrado y que éste será publicado por el medio para el que trabaja en su país. Además, comentó que “lo que les pasa a muchos soldados colombianos debería mostrarse más, están exponiendo sus vidas, muchas veces las misiones son difíciles, tienen bajas, hay muertos de ambos lados, y ese día me tocó presenciar eso”. Y agregó que los guerrilleros también son colombianos y que pueden aportarle mucho al país. Estas afirmaciones generaron el rechazo de muchas personas, entre ellas el expresidente Álvaro Uribe, quien señaló a Langlois de identificarse con el terrorismo, a lo que el periodista francés respondió: “Mi secuestro, como las palabras de Uribe, son una farsa de mal gusto”.

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Desde París, el presidente François Hollande aseguró: “Es un momento de gran alegría y me uno a la felicidad y al alivio de su familia, de sus allegados, así como la redacción de France 24 y agradezco a las autoridades colombianas y al Comité Internacional de la Cruz Roja”. France 24, el canal para el que trabaja Langlois, dijo en un comunicado de prensa que : “Se trata de un gran alivio”,

Por su parte, la oficina del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos expresó su satisfacción con el desenlace de esta historia: “Nos alegra que esté libre, sano y salvo. Insistimos en que llegar a la paz es una necesidad y una obligación. El conflicto armado provoca muchas violaciones”, indicó el representante Todd Howland, cabeza de esa oficina.

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La liberación del reportero, que fue trasladado anoche a Bogotá, significa un triunfo para la misión humanitaria, la tranquilidad para el gobierno Santos, quien sorteó un episodio que trascendió fronteras, y el éxito diplomático para el presidente francés Françoise Hollande, quien superó su primera misión internacional de recuperar con vida a uno de los suyos.

Por Redacción Judicial

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