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Hora de la ley antialcohol

De las tragedias provocadas por el licor, alrededor del 65 por ciento son por accidente y un 30 por ciento por violencia. En los accidentes viales el factor común es el alcohol. El costo de la accidentalidad vial en Colombia en 2010 fue de $6,4 billones de pesos, el 1,5% del PIB.

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Fabio Arévalo Rosero, MD. Colaborador de Soyperiodista.com
08 de marzo de 2012 - 09:30 p. m.
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El caso Colmenares y millones de tragedias más están directamente ligadas al consumo de alcohol. De no haber mediado abuso de licor, gran factor determinante, el riesgo de muerte era mínimo. Consumir alcohol en cualquier presentación es anormal e incompatible con la biología humana y con el ser. El hecho de que sea socialmente aceptado no lo exonera de sus trágicos efectos.

Una treintena de asociaciones médicas que agrupan a unos 100.000 médicos se han pronunciado recientemente recordando sus fatales consecuencias. El alcohol perjudica el desarrollo cerebral, la memoria y el aprendizaje, afectando el rendimiento. La membrana celular es altamente permeable al alcohol, así que una vez que está en la sangre, llega a casi todos los tejidos del cuerpo. Por ello se relaciona directamente con más de 60 enfermedades e indirectamente con otras 200 con enorme daño sistémico y alteración de la conducta.

Es causa directa de accidentes y comportamientos violentos. De las tragedias provocadas por el cosumo de licor, alrededor del 65 por ciento son por accidente, un 30 por ciento por violencia y un cinco por ciento por razón indeterminada. En los accidentes viales el factor más común es el abuso de alcohol. El Ministerio de Transporte tiene cuantificados los costos de la accidentalidad vial en Colombia para 2010 en $6,4 billones de pesos, es decir, 1,5% del Producto Interno Bruto del país. Los accidentes de tránsito dejaron 5.500 muertos en 2010 y 33.000 personas heridas. La ingesta de licor fue factor determinante.

Y para desvirtuar el engaño con el cual se intenta justificar el consumo social y de cierto beneficio, un estudio reciente publicado en Francia concluye que “la copa de vino diaria no es saludable”. Para el director de la Sanidad francesa, en la relación alcohol-cáncer no hay "dosis protectora". Con sus efectos invisibles, "las pequeñas dosis reiteradas son las más nocivas. Se desaconseja todo consumo diario de vino", reitera.

Esta es solo la punta del iceberg, de un problema al que la sociedad le hace el quite descaradamente. Las campañas antitabaco son un ejemplo de resultados efectivos, cuando hay voluntad y acuerdos para desmontar los intereses de multinacionales. Estamos en mora de tener una “Ley antialcohol”, que por ahora no tiene mayores iniciativas y tal vez aun con pocos adeptos, dado que la mayoría son “defensores de oficio” de su consumo y por los “intereses del sector” que no deberían anteponerse a la obligación de la sociedad de preservar la salud y la vida. Además está de por medio un factor cultural y una debilidad formativa, que han empobrecido el criterio de la gente.

La ley antialcohol en Colombia debe ser una prioridad, una iniciativa urgente. Hace falta poner en cintura a las productoras estatales (licoreras) que sin ningún tipo de consideración, ni recato asocian las actividades de entretenimiento con el consumo de licor. Buscan crear una necesidad para vender más, induciendo más tragedias. Es absolutamente falso que sus recursos ayuden a la salud. Ayudarían mucho más si no hicieran tanta campaña publicitaria incitando a un consumo totalmente deliberado e innecesario, especialmente en jóvenes.

La publicidad debe reducirse a un mínimo y solo permitirse para bebidas de bajo contenido alcohólico. Nunca asociarla con eventos y productos relacionados con niños y jóvenes. Mucho menos con actividades deportivasy de ocio. Incluir advertencias en todos los productos alicorados, con imágenes fuertes que señalen los perjuicios que el alcohol causa en la salud. Eliminar por completo en todo acto oficial el uso de algún tipo de licor para enviar profundos mensajes ejemplares a la comunidad. ¿Por qué no brindar o celebrar con otras bebidas que no sean alcohólicas? El verdadero sentido del disfrute no está en embriagarse. Pero no, pareciera que en todo acto social no hay diversión, si no hay alcohol, un falso paradigama que debe desmontarse.

Los gobernantes deben ser coherentes, con menos doble moral. Y obviamente invertir en sólidos procesos educativos que formen criterio de alto nivel, con docentes modelo, profesionalizados. Todo dentro de una ley antialcohol bien estructurada y de vanguardia, que desnude la falacia de las licoreras cuyos precarios rendimientos jamás compensarán el saldo de víctimas y pérdidas económicas, por cuenta del abuso de licor, producto del desmesurado mercadeo.

En 2008, en la Reunión de Ministros de Salud de las Américas en México, se firmó la “Declaración de Mérida” que planteó un proceso similar al de la ley antitabaco. “Lo que queremos es orientar un consumo moderado... cada quien es libre de tomarse lo que quiera de alcohol, que le hará daño de todas maneras, pero sin exponer el derecho a la vida de los demás”. Como primer gran paso, la sociedad debe aceptar con plena conciencia la existencia de este grave problema, luego respaldar una norma antialcohol. Es el principio de una solución que salvará muchas vidas.

Apostilla: “Si alguien busca la salud, pregúntale si está dispuesto a evitar las causas de la enfermedad; en caso contrario, abstente de ayudarle”. Sócrates.

 

Por Fabio Arévalo Rosero, MD. Colaborador de Soyperiodista.com

Por Fabio Arévalo Rosero, MD. Colaborador de Soyperiodista.com

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