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La amistad entre Nelson Mandela y Morgan Freeman

Hace 20 años, al ser preguntado quién podría interpretar su vida en el cine, el líder sudafricano nombró al actor norteamericano.

Sofía Zermoglio Ardoy
22 de julio de 2013 - 12:42 p. m.
Nelson Mandela y  Francois Pienaar/AFP
Nelson Mandela y Francois Pienaar/AFP
Foto: AFP - JEAN-PIERRE MULLER

Cualquier actor podría decir que caracterizar un personaje reconocido a nivel mundial puede llegar a ser todo un desafío, pero tener que ponerse en la piel de alguien que, no sólo está vivo, sino que prácticamente ha cambiado la historia de un país y la realidad de muchas personas, es aún más complicado.

Hace casi 20 años, durante una entrevista, le preguntaron a Nelson Mandela, el reconocido líder revolucionario que en ese momento era presidente de Sudáfrica, quién sería el actor indicado para personificarlo en la pantalla grande. Mandela no dudó en dar un nombre: Morgan Freeman.

Cuenta el actor, que al escuchar su nombre, su primera reacción, que para muchos podría ser un tanto arrogante, ya que confesó que su pensamiento fue: “Y claro, ¿quién más? Puedo hacerlo, por supuesto que puedo hacerlo.”

Cuando finalmente el actor y el político se conocieron, para Freeman el encuentro no resultó tan sencillo como había supuesto y dijo que en aquellas primeras oportunidades, la presencia de Mandela le resultaba absolutamente intimidante: “¿Qué puede uno decir cuando está frente a alguien como él? Lo único que se me ocurrió fue hacerle saber lo honrado que estaba de conocerlo y de ahí en adelante quedarme callado”.

Desde aquel entonces, Freeman y Mandela se han encontrado en diversas oportunidades. Con la esperanza de llevar la autobiografía del líder sudafricano, "el largo camino hacia la libertad", al cine, Morgan Freeman planteó su necesidad de estudiar hasta los más insignificantes detalles del héroe sudafricano. Desde sus movimientos, sus palabras, hasta su forma de expresarse, cada detalle de su vida contaba. Sin embargo, puede resultar casi utópico pretender ponerse en la piel de alguien como Mandela, quien aún hoy, con sus 95 años recién cumplidos, sigue siendo uno de los líderes revolucionarios más reconocidos del siglo XXI.

Un hombre que buscó la paz y la libertad de su pueblo por encima de la suya misma, que pasó más de 27 años en una cárcel, que obtuvo el primer reconocimento mundial cuando en 1993 le otorgaron el Premio Nobel de la Paz por su inagotable lucha contra la segregación racial en su país. Que, un año más tarde, se convirtió en el primer presidente de color de Sudáfrica, elegido en las primeras elecciones abiertas en la historia de su país. Que se animó a criticar al entonces presidente de Estados Unidos, George Bush, y a cantar por la paz de Medio Oriente. Mandela además vio morir a uno de sus hijos de Sida y desde entonces también se sumó a la lucha de crear conciencia y educar al mundo acerca de esa enfermedad. Además tuvo su batalla personal contra el cáncer de próstata.

Razones suficientes para que cualquier actor que osara representarlo necesitase conocerlo, pero por sobre todo entender las vicisitudes que este hombre pasó a lo largo de su vida.

Morgan y Mandela no sólo llegaron a conocerse, sino que entablaron una relación de amistad: “Cuando conoces a Mandela entiendes que estás frente a la presencia de la grandeza. Es algo que emana de él”, dijo Freeman en una de sus declaraciones sobre el expresidente sudafricano. Pero en 1999, cuando la memoria del ex mandatario comenzó a declinar, los encuentros se volvieron cada vez más esporádicos.

Sin suerte, Freeman intentó por años adaptar las memorias, escritas y publicadas en 1994 por Mandela, en un guión que incluyera los detalles más relevantes de la vida y obra del líder, por lo que no dudó en aceptar el reto de personificar a Mandela durante un periodo singular de su historia como presidente. Freeman, dirigido por Clint Eastwood, recreó a Mandela llevando adelante el improbable objetivo de unir a negros y blancos de su país, utilizando para ello al equipo nacional de rugby, los Springboks que jugarían la Copa del Mundo.

En la película se detalla cómo los Springboks lograron ganar la copa de locales, el presidente logra la unión de su pueblo que tanto anhelaba, y termina con una significativa frase que Mandela confesó haber repetido durante todos sus años en cautiverio: “Soy el amo de mi destino. Soy el capitán de mi alma”.

Pero Invictus no ha sido la última película sobre la vida del héroe. Finalmente, aquel “memoir” publicado en 1994, “Mandela, un largo viaje hacia la libertad” se está haciendo realidad. El film dirigido por el inglés Justin Chadwick, llegará a las carteleras del mundo a principios de enero de 2014. La crónica recorre detalles de la vida del líder, desde su infancia en una villa rural, pasando por sus años en prisión hasta que fue electo presidente de Sudáfrica.

El paso de los años ha hecho imposible para Morgan Freeman, personificar la juventud de Mandela, por lo que el desafío en esta oportunidad, fue asumido por el actor inglés Idris Elba. “Fue emocionante cuando Madiba (título honorífico otorgado por los ancianos del clan de Mandela) vio imágenes de Elba y preguntó: acaso ese no soy yo?”

Elba dijo haberse sentido toda su vida conectado con la historia de Mandela.

Por allá en 2009, el mismo año en el que se estrenó la película de Clint Eastwood Invictus, fue el período en el que la fundación sudafricana que lleva su nombre declaró el 18 de julio el ‘Día de Mandela’, mientras que meses más tarde fueron las Naciones Unidas las que redoblaron el reconocimiento y decretaron el día de su natalicio como el ‘Día Internacional de Nelson Mandela’.

Mientras el mundo reza por la salud de Mandela, quien fue internado el pasado 8 de junio en un hospital de Pretoria, por una recaída de una infección pulmonar, su hija Zindzy ha dicho en recientes declaraciones a la prensa que su padre presenta una significativa mejora: “Es un progreso impresionante”, y agregó que podría volver a su casa “de un momento a otro”.

El 18 de julio, tanto en Sudáfrica, como en el resto del mundo, diferentes asociaciones y grupos de derechos humanos se reunieron a honrar a Nelson Mandela y pidieron que se le dedicaran 67 minutos del día a realizar acciones de caridad. Los años corresponden al tiempo que el líder estuvo políticamente activo y de los cuales 27 de ellos los pasó en prisión.

Por Sofía Zermoglio Ardoy

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