La ciencia del levante

Dos mil hombres en A. Latina han pasado por las aulas de la academia de seducción ‘LevantArt’. Desde el próximo jueves, con su inauguración en Bogotá, serán los colombianos quienes reciban consejos para convertir llamadas en citas y citas en sexo.

Estefanía Avella Bermúdez
09 de marzo de 2014 - 02:00 a. m.
Esta publicación, que ya se encuentra  en varios países latinoamericanos, llegará pronto  a Colombia.
Esta publicación, que ya se encuentra en varios países latinoamericanos, llegará pronto a Colombia.

En una casa del norte de Bogotá, 20 hombres atraídos por la idea de recuperar a su ex, conseguir una amante, una novia o encontrar a su prometida, intentarán convertirse en galanes de seducción.

“La seducción es un arte que se puede aprender, estudiar y dominar”, dice Mike Tabaschek, el argentino que, junto con su socio y amigo Martín Rieznik, fundó la primera escuela de este tipo en América Latina, que ahora llega a Colombia. El objetivo: enseñarles a los hombres los trucos desde que entablan la primera conversación hasta terminar en la cama.

La idea no es nueva. Desde hace más de 20 años, en Estados Unidos y Europa, estas academias atrapan al público masculino. A Argentina llegaron en 2008 de la mano de estos dos expertos en relaciones interpersonales, que le apostaron a la creación de un instituto de coaching social, liderazgo y seducción que ya ha conquistado a varios latinoamericanos con sus sedes en Buenos Aires, Montevideo, Santiago de Chile y, a partir de esta semana, Bogotá.

La matrícula del seminario AtraXión cuesta $800.000. Son ocho sesiones, todos los jueves de 7:00 a 10:00 de la noche, que incluyen “trabajos de campo” o más bien de bares, que cada dos semanas obligarán a los participantes a poner a prueba sus nuevos conocimientos y conseguir por lo menos un levante. Aprenderán a dejar de hacer el ridículo cuando intentan entablar una conversación, invitar a un trago o a bailar y a usar técnicas para saber besar, entre otros trucos que forman parte del amplio abanico de posibilidades que les permitirán dejar de sentirse rechazados y ser deseados.

El proceso está a cargo de un selecto grupo de entrenadores que se valen de la mezcla entre las ciencias comportamentales, la psicología, la biología y la neurociencia, para darles herramientas y que logren seducir a la mujer que quieran. Con el compromiso de mantener el anonimato de todos los participantes, se espera abrir las inscripciones para un nuevo seminario en octubre y ampliar su cobertura llevando esta idea, por ahora, a Medellín.

Rieznick y Tabaseck son unos convencidos del poder de la seducción y por ello cambiar la manera en que ellos la entienden es el reto fundamental de los talleres y de su reciente libro, El juego de la seducción, que próximamente será lanzado en Colombia. Aseguran que son muchos los hombres que desesperados por el sexo y por tener cada vez más éxito con las mujeres terminan enamorados y con una pareja gracias a LevantArt.

A pocos días de la apertura de la academia en Bogotá, El Espectador habló con Mike Tabaschek, quien además es un apasionado por las artes audiovisuales y la fotografía. El argentino está convencido de que así como los hombres estudian el manejo de los negocios para convertirse en empresarios exitosos, también deben esforzarse por aprender a ser verdaderos profesionales del levante.

¿Por qué sólo para hombres?

Ellas no tienen esa necesidad y además acceden a muchísima información a la que nosotros no. Tienen revistas o canales de televisión que las aconsejan en las relaciones y les dan trucos sobre sexo. Por el contrario, las revistas de hombres se reducen a mostrar mujeres desnudas que hacen que nos masturbemos, pero que no nos permiten entender la interacción.

¿Por qué Colombia?

Es un centro importante en América Latina. Los colombianos están siempre a la vanguardia en muchas cosas, pero les hace falta apropiarse de la seducción. En noviembre hicimos un seminario intensivo en el país y muchos quedaron interesados.

¿Qué tan personalizada es la formación?

Hay quienes tienen más capacidades que otros y por eso nuestros seminarios tienen un cupo máximo de 20 personas, lo que nos permite personalizar las salidas. Los tipos de personalidad cambian dependiendo de lo que el hombre ha hecho con su vida y es necesario tener en cuenta estas diferencias. Sin embargo, los patrones de atracción son universales.

¿Cómo garantizar el éxito?

El diploma no lo damos nosotros, sino los mismos participantes. Consideramos que un hombre no puede sentirse exitoso en la vida si no tiene éxito con las mujeres. Esta capacidad está relacionada con su autoestima y es lo que le permite desarrollarse a nivel social.

¿Qué prototipo de hombres asisten a los talleres?

De todos. En Argentina hemos tenido hasta diputados. Tradicionalmente nos habían hecho creer que la seducción era algo que estaba a disposición sólo de hombres guapos, de jugadores de fútbol. Eso es una mentira, cualquiera con la habilidad para desarrollar sus fantasías puede lograrla.

¿Una doctrina machista?
“Son estrategias de seducción masiva”, dice Álvaro Bonilla, profesor de psicología de la U. de la Sabana, quien lleva siete años con el blog estrategialaseduccion.co y explica que aquellos dedicados 100% a conquistar mujeres tienen una vida pobre. “Estas academias de seducción forman hombres que son excelentes levantando, pero pésimos conservando una relación de pareja”.

La seducción como un arte en busca de la excelencia en todos los ámbitos de la vida, para compartir experiencias con mujeres y no para levantar masivamente, es la propuesta de Bonilla. Ser la estrella de la noche en un bar un viernes es una estrategia de corto plazo que pone en evidencia el vacío emocional de los hombres frente al desconocimiento del mundo femenino; un vacío, advierte, que no se soluciona saliendo de rumba y acostándose con una diferente cada fin de semana.

Estas academias son, según este experto, visiones machistas que reducen la realidad femenina a una receta insípida, sin dulce ni picante. A largo plazo, con consultas individuales e integrando a mujeres en el proceso, Bonilla quiere llenar de emoción y no sólo de sexo la vida de quienes lo consultan.

Por Estefanía Avella Bermúdez

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