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La era de la ‘yogamanía’

Valiéndose de esta filosofía hindú, la industria se vuelca al mercado de los yoguis. Recorrido por las principales tendencias, desde prendas de vestir hasta yoga para perros.

Natalia Chinchilla / Especial para El Espectador
25 de febrero de 2009 - 11:00 p. m.

En un día soleado en el campo y sobre una terraza con vista a un lago, un maestro oriental y su alumno occidental practican meditación yogui. El maestro detiene un momento la sesión para tomar el té. El joven discípulo se saca a escondidas un refresco de una marca muy reconocida y lo bebe. El comercial termina hablando de los ‘ultrabeneficios’ para la salud de esta bebida.

El yoga en los últimos 10 años pasó de ser algo de hippies para convertirse en una puerta de salvación para muchas personas, en una alternativa para escapar del estrés laboral y tratar de llevar una vida más tranquila. En Nueva York, por ejemplo, por cada manzana hay dos centros de yoga y aunque la crisis económica golpeó con fuerza a los estadounidenses, éstos locales decidieron salirle al paso ofreciendo atractivas promociones.

El yoga y de paso todas las prácticas de Oriente relacionadas con la filosofía de vida, la salud y el bienestar, se perfilan como la piedra angular de estos tiempo modernos y cada vez es más común la visita de maestros que enseñan estas técnicas y que viajan por diferentes países dando a conocer sus secretos y fórmulas para llevar una vida en paz.

Las marcas del yoga

Conscientes de esta tendencia, que cada vez conquista más adeptos en todo el mundo, grandes marcas como Adidas dedican millones de dólares en fabricar ropa cómoda y adecuada para esta práctica, que logre seducir al yogui moderno. “Todo lo que Adidas estudia lo inspira en el deporte y en cómo funciona”, explica Andrés Santacruz, gerente de mercadeo de Adidas en Colombia.

En 2001 la vegetariana Stella Mcartney diseñó para Adidas una línea creada para las mujeres e inspirada en los movimientos del yoga. Se llama Adilibria, ropa deportiva hecha con alta tecnología como “climacool” –la persona se mantiene fresca mientras suda– o “formotion” –una textura especial que se mueve con el cuerpo–. ¿No resulta contradictorio que un practicante de yoga que está intentando liberarse del consumismo que impera en la sociedad y despegarse de los placeres mundanos, sea tentado por estas marcas? Santacruz contesta a este cuestionamiento de manera enfática: “Inclusive el yogui que se vista con ropa del “viento” necesita tecnología para moverse, para caminar y poder extender más su calidad deportiva”.

En Colombia también están teniendo mucha acogida las prendas de ropa que se fabrican con materiales idóneos para practicar el yoga. Punto Blanco, por ejemplo, es una de las industrias pioneras en este campo pues su filosofía se basa en la tendencia oriental. “Compartimos principios fundamentales, partimos de la observación del ser, la libertad, la simpleza, lo esencial, lo puro y la verdad”, cuenta Margarita Chavarriaga, gerente de mercadeo de esta empresa paisa.

La ‘yogamanía’ también ha conquistado a los aficionados de los videojuegos, quienes no se han quedado por fuera de esta tendencia gracias a la apuesta de  Nintendo Wii, que creó una tabla especial interactiva (Wii fit yoga) para que los aficionados a las consolas y a esta práctica oriental puedan jugar y divertirse mientras aprenden la técnica. Usted irá vaciando su mente al tiempo que oye una suave voz que proviene de la máquina y le dice qué pensar y qué no.


“La investigación de mercados ha arrojado resultados contundentes que nos han permitido avanzar en este campo: el yoga es muchísimo más popular dentro de las familias que el pilates (sistema de entrenamiento físico y mental), más enfocado a los solteros”, asegura Paula Collantes, gerente de mercadeo de Nintendo TV Games para Colombia.

Yoga al extremo

Si en Estados Unidos la tendencia de la temporada pasada fue el Bikram Yoga –se realizan los ejercicios dentro de una habitación que está a 40 grados centígrados–, este año seguramente será el Antigravity Yoga (Yoga Antigravedad). Se trata de una corriente que acaba de abrir un único centro en Nueva York, en donde los practicantes hacen las posturas pero sostenidos por una hamaca colgada en el techo a manera de columpio.

Su creador es Christopher Harrison y su objetivo es la descomprensión de la espina dorsal, que se obtiene al acostarse sobre la hamaca llevando el peso de las caderas hacia la columna y logrando una alineación correcta. Las posturas son las mismas que las del yoga tradicional sólo que se realizan en el aire.


Para muchas personas esto resulta demasiado arriesgado, por eso, quienes están en el negocio del yoga ya crearon una alternativa mucho más sencilla, en la que los asistentes sólo tienen que mover los músculos de la cara mientras están cómodamente sentados. Se trata del Botox Yoga o Yoga para las Arrugas, que busca tonificar y estirar los músculos de la cara.

Prácticas curiosas

Partiendo de la base de que el yoga significa unión con Dios y que nosotros somos Dios, el yoga desnudo, una curiosa tendencia que ha cobrado fuerza en nuestro país, pretende lograr la perfecta unificación con el todo. Aunque desde los años 70 millones de personas encontraron en el desnudo el mejor camino para liberar su yo interior, ésta es una nueva variedad de yoga que ha cautivado decenas de seguidores en el mundo y especialmente en Colombia, en donde es promovida por el grupo Naturismo Bogotá.

De las prácticas extremas pasemos a otras que parodian las fiestas que antes eran de éxtasis y alcohol y las convierten en noches en donde no se bebe ni se fuma, sino más bien se medita con un instructor hindú que usa una túnica blanca: la Yoga Rave, que se practica en Buenos Aires. La noche empieza con un toque de música tecnoexperimental y luego una sesión de música en vivo con sitar, percusión africana, y un maestro que guía la meditación: “Acá buscamos que las personas trasciendan a lo que consumen”, explica Rodrigo Bustos, uno de los organizadores de estas fiestas porteñas.

 Y por supuesto si el yoga se ha convertido en el pilar de nuestra cultura, no se puede descuidar a los últimos devotos: los perros. De nuevo en Nueva York, la sensación del momento se llama Doga: es decir, yoga para perros. Durante estas sesiones y en un intento por no discriminar o excluir a las mascotas, los amos practican la rutina a la par con sus perros.

 La clase comienza inhalando y repitiendo el mantra ommmm, que en este caso se hace mirando de frente al cachorro. Luego los dueños les ayudan a sus mascotas con las diferentes poses, estirándoles suavemente las patas y las orejas. Más tarde realizan sus ejercicios usando al animal para su beneficio. Por supuesto, esta locura por el doga también ha inspirado a los diseñadores, quienes confeccionaron un body suit (trusa completa) para que el canino se mantenga caliente durante toda la sesión.


Lo cierto es que la fiebre por el yoga se extiende cada vez con mayor rapidez alrededor del mundo, creando una especie de moda contagiosa de la que ni siquiera las mascotas, sometidas a los designios de sus dueños, pueden escapar. Yoga sin ropa, en un sauna, al frente de un televisor y una consola, colgando de una hamaca o en medio de una fiesta se han convertido en inusuales ejercicios que se roban las miradas de los curiosos en medio de la novedad, al tiempo que aumentan la intriga de lo que vendrá en los próximos años, cuando esta práctica milenaria continúe expandiéndose.

Los animales también hacen yoga

Dentro de las múltiples alternativas que ofrece la práctica del yoga hoy por hoy, se han comenzado a ver tendencias en las que lo animales son los protagonistas.

Una de ellas es el Cat Yoga, en el que los amos introducen a sus felinos en los terrenos de la meditación. De hecho, Amazon, el portal web dedicado a la venta de libros, ha incluido en su oferta un título de Rick Tillotson (Cat yoga), acompañado de material fotográfico para recrear las posturas de los gatos.

A la lista también se suma el Doga o yoga para perros, que ya tiene centros de enseñanza en países como Japón, Estados Unidos y España , en donde los amos ejecutan posiciones específicas  con sus mascotas.

Yoga para niños

Ooomm ooommm, es un título publicado por la editorial colombiana Villegas editores que le apuesta a acercar a los pequeños al mundo del yoga. Con páginas llenas de imágenes ilustrativas,  acompañadas de un CD de música ambiental para realizar los ejercicios, y un grupo de tarjetas para que los niños se familiaricen con las secuencias de relajación.

Basados en la idea de que la corriente oriental contribuye al bienestar y al equilibrio, los ejercicios se desarrollan  dentro de una historia en la que un gato reportero investiga “una enfermedad llamada estrés” y se da cuenta de que las vacas son las únicas que no la sufren. ¿En dónde estará su secreto?

Por Natalia Chinchilla / Especial para El Espectador

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