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La genética del café

En modernos laboratorios se fabrican variedades del grano resistentes a enfermedades como la roya.

Mariana Suárez Rueda / Enviada Especial,Chinchiná (Caldas)
20 de enero de 2010 - 10:48 p. m.

En medio de un paraíso natural repleto de árboles de más de cien especies distintas se construyó hace más de 70 años el Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé). Un edificio gigantesco lleno de laboratorios y modernas máquinas en el que se estudian los componentes del grano y se crean fórmulas para mejorar su calidad y protegerlo de más de 16 plagas y cerca de 17 enfermedades como la roya, la broca o la de la cereza.

Ingenieros agrónomos, genetistas, biólogos e investigadores de distintos rincones del país trabajan juiciosamente para mejorar uno de los productos más importantes de la economía colombiana. Detrás de una buena taza de café la ciencia y los estudios ambientales están desempeñando un papel fundamental, aunque silencioso, en varios sentidos.

En primer lugar, se le está prestando mucha atención al rol de la biodiversidad. Por ejemplo, las libélulas y las mariposas son muy valiosas en la cadena cafetera, pues son insectos que habitan en lugares en donde el agua está libre de contaminación y el poder ubicar sus zonas predilectas ayuda a guiar a los caficultores para que utilicen el líquido vital de mejor calidad en sus sembrados.

Las investigaciones relacionadas con los fenómenos climáticos también han contribuido bastante, especialmente durante esta época en la que el país sufre los efectos del fenómeno de ‘El Niño’. Gloria Inés Puerta, ingeniera química y de alimentos, así como una de las responsables del programa de manejo ambiental de Cenicafé, asegura que la sequía ha pegado muy duro en la zona cafetera, pues “el calor puede hacer que se produzca mucho grano negro”.

Sin embargo, gracias a los monitoreos previos fue posible advertir a los caficultores que se acercaba un fuerte verano y capacitarlos para que acogieran ciertas recomendaciones para proteger sus cultivos.

Por otro lado, el desarrollo genético también ha sido fundamental en los últimos años, pues gracias a la fabricación de nuevas variedades de café se ha logrado defender este grano de enfermedades como la roya. Actualmente, su mayor reto es cruzar los genes de diferentes plantas hasta dar con un ejemplar que sea resistente a la broca.

El problema, explica Gabriel Alvarado, líder del programa de mejoramiento genético de Cenicafé, es que sólo han encontrado matas a las que no les afecta tanto la broca, pero no han dado con unas que sean totalmente resistentes. “Ese es uno de nuestros proyectos más ambiciosos y tenemos la esperanza de encontrar la variedad ideal muy pronto”.

El rumbo de las investigaciones de Cenicafé, muchas de las cuales son consultadas por países productores de este grano como Brasil y Vietnam, está en manos de Fernando Gast, un reconocido investigador que fue director del Instituto Humboldt y coordinador de los programas de biodiversidad de esta entidad. “Gran parte de nuestros esfuerzos están puestos en articular los ecosistemas y a la producción del café para mejorar cada vez más su calidad”. Ciencia, tecnología e investigación al servicio de una de las bebidas más populares del mundo.

Por Mariana Suárez Rueda / Enviada Especial,Chinchiná (Caldas)

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