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La mujer que lucha contra la discriminación

TERESA LATORRE

Titanes Caracol
13 de noviembre de 2014 - 02:45 a. m.

esde el momento en que su hijo Mauricio nació, Teresa Latorre sabía que el bebé no estaba bien. “Nació sin llorar, inmediatamente supe que traía una dificultad”, cuenta Latorre durante una entrevista para Titanes Caracol en su casa en Manizales. Y tenía razón, el niño tenía síndrome de Down, una condición genética que dificulta el desarrollo cognitivo de los niños y puede desencadenar serios problemas de salud.

Por esos días, Teresa trabajaba en una notaría y le correspondía tomar su licencia de maternidad, pero no lo hizo. No soportaba el dolor de saber que su hijo no sería normal. “Yo trabajaba y lloraba a la par, porque no lo podía admitir, sólo me preguntaba: ¿por qué a mí?”, asegura. Veintiocho años más tarde creyó tener una respuesta: porque tenía que cambiar. Era muy perfeccionista y la llegada de Mauricio le enseñó el significado de la paciencia y que las cosas no se hacen cuando uno quiere, hay que saber esperar.

Mauricio le enseñó también que tener síndrome de Down no significa que un niño pueda ser discriminado y aislado, que ninguno de los dos tiene por qué sentirse víctima de su destino y que se puede ser feliz. Desde que su hijo era muy pequeño, se empeñó en que participara en actividades que le permitieran jugar, bailar, cantar, hacer deporte. Por eso cuando un grupo de madres de niños con la condición de su hijo le propusieron fundar y dirigir la fundación la Asociación Caldense para Niños y Adolescentes con Síndrome de Down y Discapacidad Cognitiva, Asodown, hace ya 20 años, no dudó en aceptarlo.

Asodown ofrece de manera gratuita actividades a esa población en Manizales. Semanalmente se reúnen para ensayar actos culturales que después presentan en público. Bailan música típica colombiana al ritmo de la chirimía y otros instrumentos de la región, montan obras de teatro, visitan parques y museos y juegan billar. Teresa calcula que por la organización han pasado más de 200 niños con síndrome de Down y 160 con discapacidad cognitiva.

La labor de Latorre no se limita a la coordinación de las actividades. Aprovecha cada instante con las madres de los niños que atiende para enseñarles cómo cuidarlos y permitirles una infancia feliz, libre de discriminación. “A todas nos han dicho que tener un hijo con cualquier discapacidad es una bendición de Dios, es un ángel por el que hay que sentirnos orgullosas”, afirma Carmen Bedoya, la mamá de una de las bailarinas de tango del grupo de danza.

Mauricio sigue dándole lecciones. Como les sucede a muchas personas con su condición, en su adultez fue diagnosticado con epilepsia, por lo que ya no puede participar en las actividades que su mamá organiza. Desde hace once años sólo sale una vez por semana de la casa, por temor al ruido en la calle. “Para mí ha sido duro, pero me siento bien viendo a otros hacer lo que mi hijo no puede. Es una satisfacción”, confiesa Teresa.

Esta titán no esconde el dolor y la dificultad que ha significado tener un hijo diferente a los demás, pero sólo basta su amor para que sus vidas sean perfectas.

Por Titanes Caracol

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