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La pelea familiar por la herencia de Sonia Osorio

Cinco hijos, producto de tres matrimonios, pugnan en los estrados judiciales por los cuantiosos bienes que dejó la reconocida artista.

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Norbey Quevedo H.
14 de agosto de 2011 - 02:00 a. m.
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El pasado 28 de marzo en Cartagena, a los 83 años de edad, falleció la coreógrafa, folclorista, bailarina y fundadora de la primera compañía profesional de ballet en Colombia, Sonia Osorio. Su deceso causó conmoción en la cultura nacional y fue despedida con todos los honores acordes a su trayectoria profesional. Pero apenas habían transcurrido dos meses de su fallecimiento, cuando el proceso de sucesión de sus bienes ya se había convertido en una pelea sin cuartel ante un juez de familia de Bogotá entre los cinco hijos de sus tres matrimonios.

La historia transcurre de manera paralela a la vida de la consagrada artista. Hija del precursor del teatro en Colombia, Luis Enrique Osorio, desde muy joven Sonia Osorio demostró su extraordinario talento. Y muy joven contrajo matrimonio con el ciudadano colombo-alemán, Julius Siefken, con quien tuvo dos hijos, Alexander Kenneth y Denzel Maira Bonniblue. No obstante, radicada en Barranquilla, se enamoró del pintor Alejandro Obregón, quien también estaba casado y rompió su matrimonio para unirse con Sonia.

Los dos artistas se divorciaron de sus parejas y se fueron a vivir a París. De esta unión nacieron Rodrigo y Silvana. Pero con el paso del tiempo, la talentosa pareja se deshizo, cada quien tomó su rumbo y Sonia Osorio se casó por tercera vez, en esta ocasión con un marqués de la región de Lombardía, en el norte de Italia, llamado Francesco Lanzoni. De esta última unión nació Giovanni Luigi Lanzoni. Mientras Sonia Osorio seguía creciendo en sus actividades profesionales, sus cinco hijos se hicieron adultos y desarrollaron sus propias vidas.

Nadie se quejó del otro. En muchas oportunidades se les vio juntos compartiendo en familia o socialmente. Pero falleció Sonia Osorio, no dejó testamento y se armó la de San Quintín. Los primeros en pegar el brinco fueron los dos hijos del primer matrimonio, quienes a través del abogado Manuel de Narváez Ordóñez acudieron a la justicia de familia en Bogotá para pedir que se abriera el proceso de sucesión de la artista y que se decretara el inventario y avalúo de los bienes de la fallecida, reconociéndolos como herederos.

Los dos hijos del maestro Alejando Obregón no se quedaron atrás y otorgaron poder al abogado Camilo Mercado Mutis, quien también decidió acudir a un juez de familia para que se agilizara el proceso de sucesión y se reconociera en Rodrigo y Silvana el derecho de propiedad de múltiples bienes de la artista fallecida, en especial de los cuadros del artista que estaban en posesión de Sonia Osorio. Siendo los hijos más conocidos de los dos talentosos artistas colombianos, su petición cobró relevancia, mas no prioridad de la justicia.

Sobre todo porque el quinto hijo, Giovanni Luigi Lanzoni, hoy dedicado al oficio de empresario de conciertos a nivel nacional, tampoco se quedó atrás y le otorgó poder al abogado Abelardo de la Espriella para que defendiera sus intereses en calidad de hijo y heredero de Sonia Osorio, con las mismas prerrogativas y derechos de sus cuatro hermanos de los dos primeros matrimonios. Como los anteriores, su abogado también apeló a la justicia de familia para reclamar un rápido proceso de sucesión de los bienes de la artista y coreógrafa.

Hoy, apenas cinco meses después de la muerte de Sonia Osorio, la pelea por sus cuantiosos bienes está como para alquilar balcón. Pero curiosamente se advierte una lucha jurídica entre los dos hijos del primer matrimonio y el menor de los hermanos, producto del tercero, contra Rodrigo y Silvana, los hijos de Sonia Osorio con el maestro Alejandro Obregón. La razón: los cuadros originales del artista y una sucesión de bienes inmuebles en Bogotá, Barranquilla, Girardot y Cartagena, más los derechos de explotación del ballet.

El abogado Manuel de Narváez sostiene que si bien en vida Sonia Osorio estaba en libertad de disponer de sus bienes como quisiera, la duda radica en que los hijos del maestro Obregón pudieron aprovechar de la enfermedad del artista para hace transferencias que los beneficiaran. El jurista manifiesta que hoy lo único que queda es una casa en Bogotá, otra en Barranquilla, el 10% de un apartamento y el 40% de un lote y una casa en El Peñón en Girardot. Pero asegura que hubo dinero en el exterior que fue enviado a otras cuentas bancarias.

En su documento ante un juez de familia, De Narváez agrega que en sus lugares de residencia permanente Sonia Osorio poseía muebles, joyas y, sobre todo, muchos cuadros originales del maestro Alejandro Obregón. 40 en una propiedad en Islas del Rosario, 60 en Barranquilla y 20 más en otros inmuebles. Además, insiste el abogado, los derechos de autor y los registros de las marcas de todo lo relacionado con el Ballet de Colombia también tiene un precio, al cual tienen derecho sus clientes como hijos legítimos de la artista fallecida.

A su vez, con su habitual estilo, el abogado Abelardo de la Espriella no se queda atrás en sus argumentos y en su alegato ante la justicia sostiene que se debe determinar si las circunstancias de modo, tiempo y lugar bajo las cuales se llevaron a cabo las transferencias de bienes en Bogotá, Barranquilla, Cartagena y Girardot en favor de Rodrigo y Silvana Obregón, así como la posesión de numerosas y valiosas obras de arte que estaban en poder de la artista en el momento de su muerte, aunque la mayoría ya estaban en manos de los Obregón.

Según De la Espriella, su pretensión como abogado de Giovanni Luigi Lanzoni es que se restituyan al patrimonio de Sonia Osorio todos los bienes que, en su opinión, fueron sustraídos ilegalmente. Su idea es que hagan parte de la sucesión y que, además, intervenga la justicia penal en este caso, porque él cree que pudo existir un indebido provecho económico de los hermanos Rodrigo y Silvana Obregón, en perjuicio de sus demás familiares y particularmente de su cliente Giovanni Lanzoni.

En cuanto a los hijos del maestro Obregón, El Espectador consultó al también artista y activista en favor de los militares afectados por el conflicto armado, Rodrigo Obregón, quien de manera pausada comentó que a él deben preguntarle por proyectos de actuación, cinematografía o asuntos de arte, porque todo lo que concierne a la sucesión de los bienes de su madre Sonia Osorio está en manos de su abogado Camilo Mercado Mutis. Este diario intentó consultar la opinión del jurista, pero no fue posible contactarlo ni contestó los correos electrónicos.

De esta manera, lo que se viene ahora es una pelea de marca mayor. En primer término, un tribunal tendrá que conciliar o al menos examinar las posturas de los tres abogados, a fin de determinar que curso toma el asunto. Por lo pronto, lo que se busca es que se declare abierto el proceso de sucesión para saber si aparecen nuevos herederos, y posteriormente que se realice un inventario y un avalúo de todos los bienes conocidos de la artista fallecida. El propósito es que se descarten simulaciones de negocios o artimañas económicas.

Según el abogado De Narváez, el mejor camino es la conciliación, sobre todo para no caer en un interminable proceso judicial que derive en perjuicios para todos. Sin embargo, el abogado De la Espriella cree que lo primero es que se establezca si no hubo conductas de defraudación por parte de los Obregón para afectar a los demás herederos. Entre tanto, Rodrigo y Silvana Obregón aguardan a que el tema se resuelva favorablemente, pues entre unos y otros, ellos creen tener la convicción de que fueron los preferidos de Sonia Osorio.

48 años llevando a Colombia por el mundo

Sonia Osorio nació en Bogotá el 25 de marzo de 1928. Hija de Luis Enrique Osorio, precursor del teatro en Colombia, y Lucía de Saint Maló. Recién nacida la llevaron a Barranquilla y cuando cumplió nueve años regresó a Bogotá, donde comenzó una formación a través de la música clásica, historia del arte y la lectura.

La vida artística y política de su familia la llevó por muchos lugares del mundo. Esto lo aprovechó para aprender danza moderna, tap y folclore con varios maestros. Magda Brunner, primera figura del ballet de Viena, fue su maestra fundamental.

Su historia en las danzas comienza en París, con su ingreso al grupo de danza de la argentina Cecilia Ingenieros y al grupo de ópera de Serge Lifer. Esto marcó su vocación como coreógrafa y cuando regresó a Colombia participó en el Carnaval de Barranquilla haciendo grandes espectáculos.

En 1960 dio vida al Ballet de Colombia, que se convirtió en su gran obra, con la misión principal de llevar el folclore colombiano por el mundo a través de la danza durante 48 años. Sonia Osorio, a los 83 años, murió el pasado 28 de marzo, en Cartagena de Indias.

Por Norbey Quevedo H.

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