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Hace una semana el arquitecto barranquillero, de 42 años, Javier Haddad Cure era un empresario conocido entre sus paisanos, sus colegas en el negocio de la ingeniería civil y el gremio de los constructores. Hoy, en razón de su repentina solicitud de acogerse a la Ley de Quiebras, salió del anonimato y evidenció su condición de empresario de las grandes ligas de la contratación pública en Colombia. Con un agravante: desde Barranquilla, Cartagena, Bucaramanga, Neiva, Cali o Bogotá empiezan a aparecer los dolientes de su emporio.
En la capital del Atlántico, por ejemplo, asociado con los Nule, tiene que responder por el 22% de la obra que le falta para adecuar el sistema de aguas residuales del municipio de Soledad, también le reclaman que concluya la remodelación de los hogares del Bienestar Familiar de los sectores Hipódromo y Primero de Mayo. De la misma manera como ha salido a relucir lo que le falta en obras de saneamiento ambiental en los municipios de Ponedera, Galapa, Palmar y Baranoa. Son negocios que se replican en otros departamentos del Caribe.
En Cartagena, su firma H&H Arquitectura S. A. está presente en la obra más importante de la ciudad: el sistema de transporte masivo Transcaribe. No obstante, sin saberse de su quiebra, ya habían salido a flote sus problemas. El tramo seis lo debían terminar en siete meses. Lo hicieron en once. Por eso se le impuso una multa de $600 millones y se está liquidando. En el tramo cuatro también terminó multado con $1.200 millones y tuvo que apersonarse del caso su socio en el consorcio, la firma Sonacol. Licitó para las estaciones y perdieron.
Desde Bucaramanga llegaron noticias de que tienen a su cargo adecuaciones de troncales del Magdalena Medio, de la vía Bucaramanga-Matanza y del mejoramiento del anillo vial de la denominada Mesa de Ruitoque. Los trabajos superan los $18.000 millones, pero las autoridades gubernamentales confían en que las pólizas de garantía van a blindar los dineros públicos. Pero como en el resto del país, todos están pendientes de que la Superintendencia de Sociedades anuncie qué va a pasar con este nuevo descalabro económico.
Sin mucha resonancia, pero en Bogotá también están encendidas las alarmas. Haddad tiene el 35% del contrato para el mejoramiento de la malla vial del suroriente de la ciudad, que comprende cerca de 260 kilómetros en las localidades de Rafael Uribe, San Cristóbal, La Candelaria y Santa Fe, y la obra no va por la mitad y está casi paralizada. De igual manera, tiene el 20% de la construcción de andenes en la carrera 15 y, según la dirección del IDU, registra atrasos e incumplimiento en el manejo de anticipos. En ambos casos ya se iniciaron procesos de caducidad de contratos.
Con otra situación crítica. Según Héctor Jaime Pinilla, director encargado del IDU, de llegarse a declarar la caducidad, como la empresa de Javier Haddad forma parte de consorcios temporales con el contratista Julio Gómez, podrían verse afectadas cuatro obras más por valores que superan los $130.000 millones. “El tema, que debería ser de dominio de los ingenieros, hoy está en poder de los abogados”, agregó Pinilla, quien confió en que los organismos de control actúen a tiempo y no se vaya a repetir la película de los Nule.
El arquitecto
¿Pero quién es y qué piensa de su quiebra Javier Haddad Cure? Nacido en Barranquilla, educado en el colegio Liceo Cervantes, arquitecto de la Universidad Autónoma y especializado en diseño en Roma (Italia), desde muy joven se vinculó al negocio de la construcción, hasta que en 1997 decidió conformar su propia empresa: H&H Arquitectura. Comenzó con obras pequeñas, pero al cabo de una década se había convertido en un poderoso contratista. Hoy sostiene que por ingenuo terminó enredado en los escándalos de otros.
Sobre los Nule dice que los vino a conocer en 2005 por una amiga de la esposa de Manuel y que fueron ellos quienes lo llamaron para que participara en uno de sus negocios. “Eran los chachos de la película, como decimos en la costa”, insistió Haddad, quien resaltó que ya le ha tocado pagar de su bolsillo los errores de los empresarios sucreños y que por cuenta de ellos apareció vinculado al presunto carrusel de la contratación en Bogotá, al que no pertenece. “Es más, no soy su amigo y soy una víctima de su manejo irresponsable de los negocios”.
No obstante, reconoce que el año pasado se encontró con Guido Nule en Barranquilla para hablar del reclamo de un tercero y que urgido de viajar a Bogotá y para ahorrarse el dinero del tiquete aceptó viajar en su avión privado. Después le dijo que primero debía recoger a otro pasajero en Cartagena, que resultó ser el entonces candidato presidencial Juan Manuel Santos con dos asistentes. Haddad agrega que se quedó dormido y que sólo al llegar a Bogotá se dirigió a Santos para desearle mucha suerte en la campaña política.
En cuanto al contratista Julio Gómez, con quien tiene varios negocios, Haddad sostiene que el primero que los contactó fue un empleado del empresario y que aceptó aportar su experiencia para asociarse en un consorcio. Sin embargo, reitera una y otra vez que no es su amigo y que no es cierto que haya estado en su casa en una reunión para debatir la cesión de los contratos del Grupo Nule en el Distrito Capital. Es más, en su favor muestra una querella penal contra Alejandro Botero, el testigo clave del caso Nule, que habló de ese encuentro.
En cuanto a Emilio Tapia, el otro contratista del supuesto carrusel, manifiesta que lo conoció hace apenas un año a través de su esposa, pero que no tienen relación de negocios. Como tampoco sabe ni conoce a Moralesrussi, Inocencio Meléndez, los hermanos Samuel e Iván Moreno, Liliana Pardo, Manuel Castillo Baute o cualquiera de los mencionados en el escándalo. Al ser consultado sobre esta cadena de coincidencias, contesta apesadumbrado: “Yo me pregunto si estoy rezado o por qué me pasa esto”.
Encuentro con las Auc
Pero no es el único caso en que su nombre sale a relucir y él encuentra más que explicaciones, coincidencias. Y sostiene que también conoció de carambola a Carlos Mario García, alias Gonzalo, jefe político de Jorge 40, de quien dice nunca le dio un centavo. Y tiene su versión sobre la cita con las autodefensas. Por sus obras en el municipio de Soledad (Atlántico), donde el frente José Pablo Díaz, del bloque Norte, ejercía estricto control económico, lo llamaron varias veces por teléfono para que aceptara reunirse con alias Gonzalo.
Admite que lo hizo una vez, cerca del municipio de Puerto Colombia, y que sólo lo acompañó su conductor. Cuando llegó al sitio convenido lo abordó alias Gonzalo para explicarle los términos de su campaña de seguridad en Barranquilla. Según Haddad, alias Gonzalo le explicó que a pesar del proceso de paz entre el gobierno Uribe y las autodefensas, la organización tenía que consolidar una estructura política y económica, y querían contar con su apoyo. Él dice que no hubo compromiso alguno y que tampoco aportó un peso a las autodefensas.
“Yo fui obligado a esa cita, pero no puse denuncia en esa época porque era contratista en un municipio donde estaban matando mucha gente”, insiste Haddad, quien indicó que lo volvieron a llamar hasta finales del año pasado, pero que nunca ha contribuido a organizaciones al margen de la ley. Otra historia tienen integrantes de la organización, quienes hoy aseguran que Haddad sabía para qué lo citaban, que no fue uno sino dos encuentros y que sí colaboró económicamente con la organización, así fuera por miedo u obligado.
Aunque el nombre de Javier Haddad no aparece en el denominado computador de Édgar Ignacio Fierro Flórez, alias Don Antonio, otro de los lugartenientes de Jorge 40, sí son múltiples las alusiones a la red financiera que desplegó la organización en el municipio de Soledad, donde Haddad ha sido un acreditado contratista de obras públicas. Coincidencia o no, en muchas de sus obras como representante legal de su empresa aparece Álvaro Raad, nombre que sí está en dicho computador, exigiendo a interventores para aprobar un acta.
En su defensa, Javier Esteban Haddad Cure muestra un listado de personas que supuestamente fueron declaradas objetivo militar de las autodefensas, que fue incautada en marzo de 2006 al mismo Don Antonio. En el renglón 85 de una lista de 106 personas se lee su nombre. El reporte fue dado a conocer por el equipo periodístico de la agencia Nizkor y, según notas anexas al listado, así reposa en el original del expediente radicado en la Fiscalía y corresponde a los ficheros encontrados en el computador que no se han modificado.
Las preocupaciones
Al margen de las explicaciones de Haddad en uno u otro caso, entre las autoridades ya existe mucha preocupación porque piensan que el caso puede resultar más complicado que el de los Nule. La razón: cuando estalló el escándalo de los primos Manuel, Guido y Miguel Nule, la mayoría de sus obras públicas ya estaban blindadas por otros empresarios. En el caso Haddad, como la solicitud de admisión a la Ley de Quiebras fue tan sorpresiva, temen que pueda generarse un efecto dominó que lleve a la parálisis de múltiples obras propias o de consorcios asociados.
El caso Haddad, silenciosamente, ya tiene un antecedente inmediato. La firma Megaproyectos, también socia de los Nule, hizo la misma solicitud de acogerse a Ley de Quiebras hace menos de dos meses y el tema se está estudiando. De cualquier manera, el superintendente de Sociedades, Luis Guillermo Vélez, señaló que se está evaluando minuciosamente el estado económico de la compañía y de los consorcios en que participa, antes de adoptar una determinación. La rapidez de esa decisión depende de la colaboración de Haddad.
El empresario barranquillero sólo tiene dos caminos: o lo admiten en la Ley de Quiebras o liquidan su empresa H&H Arquitectura S. A. Entre tanto, la contralora Sandra Morelli expresó que su despacho tiene claro que los Nule y Haddad son empresarios cercanos, y que su solicitud de admisión a la Ley de Quiebras puede obedecer a la intención de pagar mucho menos de lo que debe y evitar la responsabilidad de los accionistas. Por el momento, el organismo ya abrió investigación preliminar por el contrato del túnel de La Línea y revisa con lupa cada uno de sus contratos.
El ministro de Transporte, Germán Cardona, agregó que el Gobierno está pendiente de este caso y ha pedido una solución inmediata, porque están de por medio importantes obras nacionales. “Estamos haciendo seguimiento porque existe un atraso evidente en muchas obras”, persistió el funcionario. Esta misma semana el Gobierno en pleno realizará una nueva reunión con expertos y contratistas para definir las reglas de juego que se busca imponer en el tema de contratación pública, en especial en el tema de los anticipos.
En respuesta, Javier Haddad sostiene que la mayoría de sus obras están cumpliendo con los cronogramas pactados en los contratos, que su situación financiera actual es de buenos ingresos y su saldo de caja es manejable, pero que necesita que lo admitan en la Ley 1116 de 2006 o Ley de Quiebras, no sólo por su imposibilidad de acceder a nueva liquidez con el sector financiero, sino porque tiene que pagar obligaciones para que los consorcios no se paren. “Lo mío es un acto de responsabilidad empresarial”, insiste. Las autoridades tienen la última palabra.
Solicitud de Haddad a la Superintendencia
El 25 de mayo, ante el superintendente de Sociedades, Luis Guillermo Vélez, hizo su solicitud de admisión a la Ley de Quiebras el empresario barranquillero Javier Esteban Haddad Cure. En esencia, argumentó como la principal causa de su crisis el escándalo de la contratación del llamado Grupo Nule, su socio en algunos negocios.
Según Haddad, este descalabro obligó a su empresa a cubrir obligaciones para que los consorcios no se pararan, y el tema de la cesión de contratos ha sido muy lenta. El empresario expresó, además, que ha buscado acudir a las entidades financieras sin mucho éxito, sobre todo por los embargos en procesos de responsabilidad fiscal.
Finalmente, Javier Haddad argumentó en su solicitud de admisión a la Ley de Quiebras que la crisis no ha permitido que se ejecuten los proyectos según los cronogramas y planes acordados con los contratantes, perjudicando directamente los flujos de caja necesarios para atender los compromisos de las empresas.
La denuncia contra Alejandro Botero
El pasado 10 de marzo, Javier Haddad presentó una querella penal contra el testigo del caso Nule, Alejandro Botero, por los presuntos delitos de injuria y calumnia. Según Haddad, ninguna de las afirmaciones de Botero en las que lo relacionan con el carrusel de la contratación en Bogotá corresponden a la verdad.
Haddad agregó que nunca ha celebrado contrato alguno con Botero ni tampoco lo ha hecho con las obras que Botero dice haber realizado. De igual modo, expresó que no ha recibido multas por parte del IDU y que es aún más mentiroso que se diga que tiene relaciones de amistad con los hermanos Iván y Samuel Moreno.
Como soporte de su querella, el arquitecto barranquillero Javier Haddad presentó respuestas a derechos de petición formulados a más de 30 entidades del Distrito, así como el ejemplar de un disco compacto con una entrevista concedida por Botero al periodista Yamid Amat, donde hizo las acusaciones.