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Lágrimas e incertidumbre en La Línea

Once viviendas resultaron destruidas y seis vehículos afectados por los deslizamientos. Un carrotanque fue arrastrado a un abismo.

Humberto Coronel Noguera
27 de junio de 2008 - 02:58 a. m.

“El muro lo terminó Invías en enero, Iban a canalizar la cañada, pero sólo lo atravesaron, así fue como se inauguró la obra, con la destrucción de la casita mía”. Resignado, en medio de palos, piedras y barro que sepultan los escombros de lo que era su casa, José Joaquín Rodríguez intenta recuperar lo que quedó de sus enseres.

Cuando las lluvias cesaron, la densa neblina desapareció y los por lo menos 5.000 vehículos represados en una extensión de 24 kilómetros de vía, entre Ibagué y Cajamarca, en el departamento de Tolima, empezaron a moverse gradualmente, José Joaquín  recorría palmo a palmo el terreno para ver qué se había salvado de su pequeña vivienda ubicada en la Curva del Tamal.

Se encuentra con vida al igual que su mujer, dos hijos y un nieto, porque habían logrado moverse a una vivienda ubicada a unos 15 metros del lugar de la tragedia. Vivían de la venta de tamales, gaseosas y dulces.

Ana Elvia Rodríguez, el domingo en la mañana se había ido con su familia a Ibagué porque se encuentra mal de salud. Regresó el miércoles en la mañana y encontró que su casa y el lugar donde la había construido hace 27 años, no estaban. “Teníamos losas, las camas, un chifonier, y no se sabe dónde quedaron. No pensamos que algo iba a pasar y que la casa estuviera en riesgo porque esa quebrada (Golondrinos) siempre ha tenido un chorrito pequeño de agua, pero quedamos sin nada, ¡por Dios!”.

Ana Elvia le da gracias a Dios por estar con vida, pero no sabe qué va a hacer. Por lo pronto se queda donde un vecino, pero esta casa se encuentra en zona de alto riesgo también.


“Yo quedé en la nada, mi casita tenía dos piezas, la cocina, otro cuartico aparte donde vivía mi hijo con su mujer y en la parte de atrás teníamos una maticas de café, aguacates, limones y plátanos. De eso vivíamos”, expresó.

Los casos más graves sobre La Línea se registraron entre los kilómetros 54 y 78. Según reportes del Comité Regional de Emergencia del Tolima (CRET), se presentaron 20 deslizamientos y dos avalanchas. El Espectador recorrió la zona y encontró once viviendas destruidas y seis vehículos afectados, entre ellos un carrotanque de productos químicos vacío, que fue arrastrado a un abismo de más de 400 metros. El conductor se salvó porque había bajado en ese momento en busca de un café tinto.

A sus 54 años de edad y 34 de conducir por carretera, Herman Aguirre nunca había estado tan asustado mientras esperaba largo tiempo en una vía. Estuvo 37 horas inmovilizado porque le tocó desde el domingo 22 de junio esperar sobre el segundo viaducto.

Pudo moverse el lunes a las 6:30 de la mañana hacia Chicoral (Tolima), donde iba a buscar una carga de mango para trasladarla a La Unión (Valle del Cauca). Un día después, cuando regresaba, le tocó un nuevo atascamiento, porque llovía y se seguían limpiando los lugares taponados.

“Uno pierde plata, unos $50.000 diarios de comida. Lo grave es que el alimento se deprecia porque la fruta está madura y se va pudriendo. Pero además, uno se preocupa y tiene miedo porque la gente está fuera de los vehículos y ve un montón de niños ahí llorando por comida, mientras las mamás desesperadas intentan consolarlos”, relata consternado Herman.

Por Humberto Coronel Noguera

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