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Las fronteras del miedo

El pánico que obligó a un novillero mexicano a abandonar una corrida de toros revivió la discusión sobre los temores que atormentan a la sociedad.

Mariana Suárez Rueda

19 de junio de 2010 - 04:00 p. m.
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Esta semana, el novillero mexicano de 22 años Christian Hernández se convirtió en un héroe para las organizaciones defensoras de los derechos de los animales, pero a su vez pasó a ser el centro de las críticas y los reproches por parte de quienes se declaran aficionados a la tauromaquia. En un acto que muchos califican como valiente y otros tildan de extrema cobardía, este joven salió corriendo de la Plaza de México en plena corrida.

“Fue un momento muy duro, pero sinceramente me di cuenta de que lo mío no era estar ahí en el ruedo. Me entró un pánico que no pude controlar”, confesó a la prensa el llamado novillero de Querétaro, después de haber tenido que soportar varias horas en la cárcel por faltar al reglamento taurino. Todavía conmocionado y nervioso por lo que había hecho, Hernández le explicó al juez que lo invadió un miedo inesperado y que sintió que no iba a ser capaz de matar ese novillo.

“Para los taurinos pudo ser un hecho inexplicable, pero para mí está perfectamente claro. Admiro a todos los toreros, hay que tener muchos huevos para ponerse delante de un toro, y a mí, me faltaron”. Luego de esta declaración y ante las manifestaciones de apoyo de diferentes organizaciones y ciudadanos, Hernández regresó a casa convencido de que a partir de ese momento su vida tomaría un nuevo rumbo y se dedicaría a la arquitectura.

A pesar del estupor que causó esta inesperada reacción, el miedo irracional hacia alguna situación, lugar o animal es más común de lo que se cree. Las fobias forman parte de los trastornos de ansiedad, que son los que más afectan la salud mental de los habitantes de EE.UU. y México, y que de acuerdo con los reportes de la Organización Mundial de la Salud están presentes en cerca del 7% de la población del planeta.

La psiquiatra Victoria Pérez, con 15 años de experiencia, explica que en la niñez estos miedos excesivos hacia algo son bastante comunes, ya que “para los menores es más fácil manejar sus sentimientos al externalizarlos en objetos o situaciones”. El problema, asegura, comienza cuando estos ataques de pánico que se producen cuando, por ejemplo, se quedan en una habitación oscura, tienen que meterse a una piscina o están frente a un animal que les aterra como los perros, se vuelven repetitivos.

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En esos casos es posible que el niño ya haya desarrollado una fobia que aunque a veces desaparece sola o se aprende a manejar, usualmente necesita de atención psicológica. Según Pérez, estos temores van acompañados de manifestaciones corporales y síntomas como sudoración, enrojecimiento del rostro, náuseas, taquicardia, dificultad para respirar y para hablar.

Las mujeres y los hombres tienen las mismas posibilidades de desarrollar estos miedos; de hecho, al parecer muy pocas personas se salvan de sufrirlos. En Hollywood, hasta el cotizado actor Brad Pitt ha confesado tenerle pánico a los tiburones, al igual que el prestigioso director de cine Woddy Allen, quien reveló que sufre de claustrofobia (pánico a los espacios cerrados). A esta lista también se suma el futbolista David Beckham, quien experimenta uno de los miedos más inusuales: a los pájaros.

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En Colombia las personalidades de la política y el espectáculo no se quedan atrás. Por ejemplo, el actor Ezequiel Stremiz, quien protagonizó la novela de RCN Las Trampas, sufrió durante gran parte de su infancia de miedo a hablar en público. Le sudaban las manos, su voz se quebraba y su rostro enrojecía cada vez que tenía que pasar al tablero o hablar en voz alta delante de toda la clase. Paradójicamente, fue una profesión como la actuación la que lo ayudó a vencer esa fobia.

Al hijo del Presidente de la República Tomás Uribe también se le altera el ritmo cardíaco y se le alborota la sensación de asco cuando está ante la presencia de serpientes o de insectos como las cucarachas y los gusanos. “Me dan una repugnancia terrible, siento que se me remueve todo en el estómago”.

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Sin embargo, no todo está perdido. La popularización de los miedos a acudir al dentista, montarse en avión, ver a una araña, estar en espacios muy cerrados o en la oscuridad, entre otros, ha hecho que la ciencia desarrolle tratamientos y técnicas cada vez más efectivas para eliminarlos o por lo menos aprender cómo controlarlos.

Hipnosis, psicoterapia, regresión, flores de Bach, gotas homeopáticas, relajantes y medicamentos para la ansiedad se han convertido en el salvavidas de quienes prefieren modificar sus rutinas, no asistir a un compromiso social y hasta renunciar a un trabajo con tal de no sentir el escalofrío que les causan sus miedos. Claro que, gracias al novillero Hernández, se ha vuelto a validar la tesis de que la mejor forma de derrotar los temores es enfrentándolos.

Recomendaciones de los especialistas

Sentir miedo en ciertas ocasiones es perfectamente normal. Se trata de un mecanismo de defensa que se activa cuando se está o se cree que se está ante una situación peligrosa. Sin embargo, los especialistas coinciden en que hay formas de manejar estos temores irracionales desde la niñez para evitar que se conviertan en fobias o de aprender a controlarlos en la juventud y la adultez para no atormentarse por ellos:

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1 Exponer al menor a situaciones en las que pueda sentir ciertos niveles de ansiedad y enseñarle cómo manejarlos. Por ejemplo, lograr que permanezca en la habitación con la luz apagada.

2 Sin importar la edad, es bueno hablar de los miedos y socializarlos para tratar de comprender su origen.

3 No asumir conductas mediante las cuales se evite estar expuesto a aquella situación, animal o cosa que genera miedo.  

4 Aprender diferentes técnicas de respiración para manejar situaciones en las que lo domine el miedo.

5 En algunos casos, y por recomendación de un especialista, es necesario recurrir a cierto tipo de medicamentos o de productos como las esencias florales o las gotas homeopáticas.

6 En la medida en que la persona esté más informada sobre aquello a lo que tanto le teme, será más fácil que se controle cuando esté expuesta a él.

7 En algunos casos es necesario recurrir a la hipnoterapia, el psicoanálisis o la psicoterapia para adquirir herramientas que permitan superar estos miedos o por lo menos aprender a manejarlos.

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8 No prestarles atención a las experiencias que familiares o amigos hayan tenido relacionadas con el miedo que se experimenta hacia algo. Éstas sólo profundizan las fobias.

Por Mariana Suárez Rueda

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