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La obesidad se define como un alto índice de masa corporal, es decir, tener masa muscular más allá de la adecuada. Para llegar a esto, las personas consumen más calorías de las que gastan, generando la acumulación excesiva de grasa. Algunos expertos explican desde su campo las generalidades de esta enfermedad, desde la prevención, los factores de riesgo y el tratamiento de la misma.
Como primera parte, Luis Hernán Velásquez, médico especialista en medicina interna y magíster en diabetes, asegura que esta es una enfermedad multifactorial en la mayoría de los casos y que, aproximadamente, un 90 o 95 % de ellos son resultados de malos hábitos alimentarios. Sedentarismo, mal manejo del estrés, genética, epigenética, ansiedad, etc.
“La obesidad no se genera de la noche a la mañana, sino que existe una larga historia de consumo excesivo de alimentos con gran contenido calórico, lo cual hace que el cerebro se acostumbre a este tipo de conductas, y entre más alimento ingresa a nuestro organismo, más se acostumbra a esto, de tal forma que se pierden los mecanismos de regulación de la conducta alimentaria, generando un sistema de recompensa o placer al ingerir el alimento. Esta ingesta excesiva y repetitiva conlleva a una activación constante del sistema de recompensa, lo que se convierte en un círculo vicioso: entre más comida, más placer”, explicó.
Es aquí donde entra el análisis mental de la enfermedad. Según Nasly Fernández, psicóloga clínica, la obesidad es un trastorno de la conducta alimentaria (TCA), tal como lo es la bulimia y la anorexia. La experta asegura que se convierte en un trastorno cuando la persona quiere dejar de comer, pero no puede, o que por genética no se controla fácilmente el sobrepeso. Ahora bien, en estos tiempos hay personas, en su mayoría mujeres, que quieren aceptar su sobrepeso, para romper con los estigmas sociales, pese a ser una enfermedad que representa un riego para la salud.
Para ahondar en estos riesgos que representa, Jaime Arias, rector de la Universidad Central y exministro de Salud, la cataloga como “la epidemia del siglo XXI”, que cobra muchas vidas año tras año al conducir a otras enfermedades, como diabetes, síndrome metabólico, hipertensión arterial e incluso varios tipos de cáncer.
Se trata de una de las patologías que más está impactando a las personas y el sistema de salud, con una altísima carga de enfermedad, es decir, que tiene unos costos muy grandes no solo en la atención médica, sino costos sociales y personales. En Colombia tenemos serios problemas de obesidad, no tanto como en México o Estados Unidos, pero el tipo de alimentos que consumen los jóvenes y niños llevan a aumentar la frecuencia de personas obesas en el país”.
Todos los expertos concuerdan en que esta enfermedad debe ser tratada desde diferentes enfoques. Para el doctor Velásquez, los más adecuados son desde el tema terapéutico, que involucre estrategias de restablecimiento de la conducta alimentaria a través de la terapia cognitiva conductual, ejercicio supervisado por un deportólogo, tratamiento farmacológico individualizado, un plan nutricional supervisado y lineamientos gubernamentales que aprueben la ley de etiquetado de los productos, para que el consumidor sepa qué producto es rico en azúcar, grasa, sal o conservantes.
Estrategias de prevención y manejo de la obesidad
Óscar Aponte, profesional en ciencias del deporte, asegura que lo primero que debe hacer una persona para prevenir y controlar el sobrepeso y la obesidad es cambiar el estilo de vida de manera paulatina, sin necesidad de hacer esfuerzos drásticos, que a la larga le cuesta asimilar al cuerpo de la persona.
“No sirve hacer dietas ni cambios extremos de un solo momento, sino pequeños cambios que a lo largo de la semana, a lo largo del mes y a lo largo del año vayan sumando. Lo segundo es hacer actividad física, que no solo es deporte, sino cualquier acto que involucre un gasto calórico, como hacer oficio, caminar y, como tal, mantenerse activo evitando el sedentarismo a lo largo del día”, expresa.
Respecto a la alimentación, el experto indica que es necesario manejar una nutrición baja en carbohidratos y grasas, así como tomar como hábito el consumo de verduras, avenas y no saltarse las comidas del día.