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Cuatro empates técnicos para primera vuelta y el triunfo de Antanas Mockus en la segunda, gracias al respaldo de la mayoría de los votos de los partidos que no accedan a esa instancia, son los hechos más destacados de la Gran Encuesta de los Medios, elaborada por Gallup Colombia para El Espectador, Caracol Radio, el Canal Caracol y los principales periódicos regionales del país.
Según la investigación, si la primera vuelta fuera hoy, habría empate técnico entre los dos candidatos con más intención de voto (Juan Manuel Santos y Mockus), lo cual no es tan nuevo, pues hace un mes también estaban igualados. Aunque Santos tenía medio punto de ventaja más que hoy, la diferencia entre ambos seguía en el margen de error del 3%. Tampoco es nueva la igualdad en el fondo de la tabla entre Róbinson Devia, Jaime Araújo y Jairo Calderón, todos con el 0% de intención de voto.
En donde sí se registran movimientos es en la mitad de la tabla. Después de meses de ocupar el tercer lugar en solitario, la caída de Noemí Sanín (ahora bajó del 16,2% al 8,8%) la puso también en empate técnico con Gustavo Petro, del Polo Democrático, quien repuntó a 7,3%. Detrás de ellos quedaron, ahí sí en empate simple, el liberal Rafael Pardo y Germán Vargas Lleras, de Cambio Radical, con 3,8%.
Dado que es imposible que los candidatos del triple empate en el sótano de la encuesta cedan votos (no los tienen) y como la diferencia entre los dos de punta no varió pese al relanzamiento de la campaña de Santos o la falta de claridad de Mockus en algunas de sus respuestas en los debates, el resultado de la elección dependerá de cómo se muevan en segunda vuelta los votos de quienes hoy están en la mitad de la tabla. El nombre del Presidente estará, pues, en manos de los votos liberales, conservadores, del Polo y de Cambio Radical.
Más allá del ascenso de Petro, que premia su desempeño en los debates, los movimientos en la intención de voto de Sanín (la de más variación en esta última medición) parecen obedecer a que los electores comienzan a alinearse hacia uno de los dos bandos de la punta. Para la segunda vuelta no sólo los de ella estarán en juego.
Ese último ‘round’ Mockus vs. Santos tampoco presenta variaciones, según la muestra: gana el ex alcalde de Bogotá por los mismos cinco puntos que en la encuesta anterior: 48,5%, contra 43% de Santos. Y buena parte de ese triunfo hipotético se explica a partir del comportamiento de los demás partidos. Mockus se llevaría la mayoría de los votos de Cambio Radical, el Polo Democrático, los conservadores, los sufragantes sin partido y los de quienes pertenecen a otros pequeños partidos. Los votos liberales se repartirían en proporciones iguales entre Mockus y Santos.
Sólo el 13% de los encuestados dijeron ser del Partido Verde (21% son de la U; 15%, liberales; 9%, conservadores, y 26% aseguran no tener partido). Sin embargo, Mockus arrastra la mayor intención de voto en la mayoría de ellos —excepto la U— por razones que van desde su habilidad para mostrarse lejano a los dogmas excluyentes (no genera rechazo) y por ideas en común (un antiuribismo moderado), hecho que lo hace aparecer hoy como el más suprapartidista de los candidatos.
Por otro lado, la encuesta muestra un crecimiento de simpatías hacia Santos entre la población de 18 a 24 años y mantiene la tendencia según la cual la fortaleza del candidato de la U está en los municipios más pequeños y entre los estratos 1 y 2, aunque Mockus se consolida en el 3, que estaba en disputa. También aumentó la fuerza de los verdes en Bogotá, el Caribe y el suroccidente del país. En el oriente hay empate y en Antioquia sigue ganando Santos.
Eso es lo que dice la encuesta. O lo que decían los encuestados entre el 15 y el 17 de mayo, días en los que las autoridades hallaron un petardo en Cauca, en plena ruta de la caravana de Pardo; la justicia ecuatoriana anunció que continuaba vigente el auto de detención contra Santos por el bombardeo en el que murió Raúl Reyes; los demás candidatos hacían campaña por las regiones, y la atención política estaba centrada en la resolución de acusación contra el embajador Sabas Pretelt por las supuestas prebendas a congresistas a cambio de la aprobación de la reelección del presidente Álvaro Uribe.