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Neorrurales, los nuevos hippies

Estas personas viven en el campo, solo consumen alimentos orgánicos, no utilizan medicinas producidas y consideran que la educación de sus hijos debe estar basada en el respeto por los mayores.

Redacción Actualidad
08 de junio de 2015 - 08:54 p. m.
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Algunos jóvenes españoles han cambiado su estilo y ritmo de vida. Han decidido ir a vivir al campo, alejados de las grandes ciudades, y su dieta está basada en alimentos orgánicos. El periódico español los denomina “neorrurales”, la nueva generación de los hippies.

“Oriana lleva años liberada de la dictadura del reloj. Por la mañana, cuando amanece, es su hija Munai, que cumplirá tres años en julio, la que le despierta. «Viene a mi cama cuando ya no tiene más sueño y entonces nos levantamos», explica la joven. En Tortellà, una pequeña población de 700 habitantes cercana a Olot (Gerona) en la que reside junto a su pequeña y su compañero, el tiempo parece haberse detenido. Su jornada fluye despacio, sin estrés, a un ritmo que marcan ella y su hija. «Decidimos qué hacer sobre la marcha, se trata de disfrutar y de no hacer imposiciones» dice”.

Esta joven vivió gran parte de su vida en Barcelona, estudió Química y en esos años despertó su interés por la agroecología. Así entendió la importancia de la alimentación. Se limita, según dice, a seguir la máxima de Hipócrates: "Que el alimento sea tu medicamento". "Todo el mundo lo sabe, no es nada nuevo. Somos lo que comemos", apunta Oriana. Por esa razón, ella y su familia solo consumen productos ecológicos, de la zona, sin pesticidas. "Si comes bien, tienes más probabilidades de no enfermar", asegura.

En caso de que alguien de su familia llegue a enfermarse, como ya desistió, también del uso de medicamentos con componentes químicos, su primera opción son siempre los remedios naturales. "Si mi hija está resfriada le doy infusiones, própoli u otras hierbas medicinales. También uso la homeopatía", dice Oriana, quien solo en casos extremos recurre a la medicina convencional, según el rotativo ibérico.

Por considerar que aún es muy “pequeña y frágil” ha decidido no vacunar a su hija. “No se puede criminalizar a nadie. Lo de vacunar a tus hijos es una opción libre y respetable de cada familia”, asegura.

Gracias a este estilo de vida, Oriana ha logrado comprobar que “se puede vivir mejor con menos”. Al igual que ella, Fina B., de 52 años y madre de María y Roger, lleva también una vida en comunión con la naturaleza.

Ambas coinciden en un modelo educativo menos dirigido que el convencional “que funcione a base de proyectos pedagógicos que fomenten la participación y el respeto a los mayores”.

Tampoco ve en las medicinas producidas una opción para las enfermedades. “Mi botiquín está desierto. Por eso cuando mi hija me pide algo para el dolor menstrual le sugiero que utilice trapos calientes para aliviarse, antes de recurrir al ibuprofeno”. A diferencia de los hijos de Oriana, los de Fina si fueron vacunados pero por presión de su pareja, de quien ahora está separada.

Lea la historia completa en este enlace.

Por Redacción Actualidad

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