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No se deje llevar por la “tusa”

El neurólogo Leonardo Palacios explica los efectos médicos que tiene un despecho y brinda técnicas para superarlo.

Redacción Actualidad
06 de marzo de 2016 - 02:00 a. m.
El mal de amor fue considerado una enfermedad médica hasta el siglo XIX. / iStock
El mal de amor fue considerado una enfermedad médica hasta el siglo XIX. / iStock
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El amor es quizá lo más bello que pueda sentir un ser humano. Millones de canciones, poemas, cuentos y novelas están dedicados a este sentimiento, que bien correspondido pone a los que lo sienten en las nubes. Sin embargo, hay casos en los que el amor falla y la caída es tan dolorosa que de la dicha se pasa a una desagradable sensación de vacío y tristeza que parece interminable.

“El despecho es una sensación, en general, de tristeza y tiene tres fases: la negación, la culpa y la aceptación”, explica el doctor Leonardo Palacios, neurólogo y profesor de la Universidad del Rosario.

La primera fase de la tusa es la negación, en la que la persona insiste en recuperar lo que queda de la relación. Luego viene la fase de culpa, en la que se buscan culpables. Finalmente, se encuentra la negociación, en la que se empieza a aceptar la pérdida y se buscan aspectos positivos sobre la ruptura. Pero no siempre el despecho fue visto como un tema a tratar por psicólogos. La medicina en algún momento se interesó en el tema de las tusas. “El duelo amoroso fue considerado por varios siglos una enfermedad”, explica Palacios. Fue tanto el interés en el tema que hay registros médicos de la Edad Media en que consideraban el “mal de amor” como una enfermedad que debía ser tratada con procedimientos médicos como cualquier otra.

¿Es posible morir de amor?

Normalmente, cuando las personas están despechadas, sienten que el mundo se acaba y esto tiene una explicación médica. “Hay ciertos casos en los que la corteza cingular anterior, relacionada normalmente con dolores físicos, se activa por una decepción amorosa”, agrega Palacios. “Este dolor es leído por unas partes del cerebro como si fuese un dolor físico”.

Sin embargo, además de las muertes indirectas que puede desencadenar una tusa, como un suicidio o un asesinato, hay una patología médica que está directamente relacionada con el despecho y puede ocasionar la muerte.

Hay una enfermedad cardiaca que es producida por condiciones afectivas, la miocardiopatía de Tako Tsubo, también conocida como el síndrome del corazón roto. “Es un trastorno del ritmo cardiaco similar al de una persona que sufre un infarto y básicamente se produce por situaciones de estrés o tristeza frecuentemente por desamor”, dice Palacios.

Y aunque la tasa de mortalidad de esta enfermedad sigue siendo bastante baja, el hecho de que exista evidencia de que el dolor que producen las tusas no es solamente psicológico. Así como pueden afectar su estado de ánimo o su productividad laboral, también pueden afectar su corazón y, por consiguiente, su salud.

Cuatro consejos para superar el mal de amor

No se culpe a sí mismo

Cuando una relación termina lo más normal es buscar un culpable. Por eso es importante entender que cuando una relación sentimental falla, en la gran mayoría de los casos es culpa de las dos personas. Así que no se eche culpas, pero tampoco se victimice.

Olvídese del otro

No le hable, no le escriba, no lo visite. Es importante asumir que, de ahora en adelante, usted va a vivir sin esa persona. Posiblemente, por momentos, pensará que no lo va a lograr, pero piense que no es la primera ni la última persona que se encuentra en una situación así.

Ayude al tiempo

Dicen que el tiempo sana cualquier herida, pero este proceso puede llegar a ser menos doloroso si usted coopera. Deshágase de los objetos que le recuerdan al otro, pues éstos llevan un valor sentimental que será muy difícil de superar si no los evita.

Crea en el amor

Que haya tenido una mala experiencia amorosa no significa que de ahora en adelante usted vaya a ser una persona triste y solitaria. Lo mejor es mantener la mente ocupada, detectar actividades que lo hagan feliz mientras otra persona llega. Lo importante es que lo quiera.

Por Redacción Actualidad

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