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Al otorgar el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2008 al alemán Harald zur Hausen y los franceses Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier, el Instituto Karolinska de Estocolmo distinguió los aportes de estos tres virólogos a la lucha contra dos de las enfermedades que más víctimas cobran en el mundo: el cáncer de cuello uterino y el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
Cada minuto una mujer es diagnosticada con cáncer de cuello uterino y cada dos una muere por esta causa. En total, cada año fallecen alrededor de 270.000 mujeres. En el caso del sida, se estima que 33 millones de personas conviven con el Virus de Inmudeficiencia Humana (VIH) y dos millones mueren cada año por la enfermedad.
Gracias a las investigaciones que Hausen realizó hace casi tres décadas, hoy existe una vacuna que previene la infección contra dos de los tipos más cancerígenos del virus del papiloma humano (agente que causa el cáncer de cuello uterino). Por su parte, Sinoussi y Montagnier abrieron la senda para que hoy el sida se considere una epidemia bajo control.
Abrió camino para vacuna
“Más o menos había intuido en algún momento que podría ganarlo”, comentó el alemán Harald zur Hausen tras conocer el anuncio de la academia sueca. El científico alemán fue el primero en comprobar que algunos tipos del virus del papiloma humano eran la causa principal y necesaria del cáncer cervical o de cuello uterino, el segundo más común entre las mujeres.
En la década de 1970, cuando Zur Hausen comenzó a involucrarse en el estudio del cáncer de cuello uterino, nadie sospechaba que un virus fuera la causa de estos tumores. Para comprobar esa hipótesis, el virólogo alemán debía demostrar que las células cancerosas invariablemente contenían el virus.
Sin embargo, la tarea le tomó más de una década. Zur Hausen no encontró el virus en las células, pero sí rastros de su ADN. Finalmente, en 1983, identificó dos de los 100 tipos de la familia del VPH (el HPV16 y luego el HPV18), que clonó al año siguiente para establecer el vínculo entre el virus y la enfermedad.
Espaldarazo a Montagnier
El reconocimiento con el Nobel a los dos investigadores franceses también esconde una larga y apasionante historia. Desde que se anunció a principios de los años ochenta la irrupción de una extraña enfermedad, que más tarde sería bautizada como sida, expertos de todo el mundo iniciaron una carrera por identificar su causa.
Françoise Barré-Sinoussi y Luc Montagnier, del Instituto Pasteur en París, fueron los primeros en identificar el virus de inmunodeficiencia humana. En 1983 anunciaron la presencia de este retrovirus en muestras de sangre de pacientes con el síndrome.
Sin embargo, su descubrimiento fue inmediatamente empañado por una batalla de paternidad. Al otro lado del Atlántico, el estadounidense Robert Gallo reclamaba el mismo derecho.
Montagnier y Gallo compartieron en 2000 el Premio Príncipe de Asturias como descubridores del virus. Pero la polémica nunca ha cesado. Ahora, el Instituto Karolinska de Estocolmo parece haber puesto punto final al reconocer al francés y su colega Françoise Barré-Sinoussi como los verdaderos autores del hallazgo que abrió el camino para que los pacientes portadores del virus cuenten con medicamentos que les permiten llevar una vida saludable.