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Odontólogos al rescate

Algunas señales en la  salud oral de los niños pueden indicar  que están siendo víctimas de violencia sexual.

Diego Alejandro Alarcón
08 de junio de 2008 - 09:13 p. m.

Ir al odontólogo para algunos se convierte en un calvario. De ese grupo forman parte niños, jóvenes y adultos. Sin embargo, la asistencia, más que obligatoria, es importante para conservar una buena salud oral y, en algunos casos, sirve para que el profesional sospeche que sus pacientes menores de edad pueden estar siendo abusados.

De acuerdo con datos de Medicina Legal, de los 17.924 casos que se reportaron de violencia sexual el año pasado, el 90%  son contra menores de edad. La abultada cifra demuestra lo proclives que son los niños colombianos a ser violentados. No obstante, los abusos que no son denunciados se mantienen al margen de las estadísticas y, muchas veces, nunca salen del silencio.

La odontóloga Tatiana Pérez, especializada en odontología forense, ha estudiado el tema del abuso sexual infantil prestando especial cuidado en los rastros orales que quedan en la boca de los pequeños después de ser ultrajados. Huellas que, según ella, deben despertar la suspicacia de los odontólogos y obligarlos a investigar la situación.

Los niños abusados generalmente presentan desgarros en los frenillos, en  el hilo que conecta las encías con los labios. Este signo, además de ser indicador de posible abuso sexual, también puede ser consecuencia de maltrato infantil. La doctora Pérez asegura que a veces los padres, en el afán de  que sus hijos pequeños coman, tratan de introducir bruscamente la comida o los cubiertos en la boca ocasionando el mismo tipo de lesión.

La doctora Pérez habla de que es común encontrar algunos puntos de sangre en el paladar de los niños agredidos. Estas pequeñas manchas se llaman petequias y se dan por la succión que se produce al introducir abusivamente el miembro masculino en sus bocas.

Otras señales graves son las manifestaciones propias de las enfermedades de transmisión sexual que aparecen en la lengua y en el paladar. Aunque existe la tendencia en la gente a creer que esta clase de enfermedades venéreas sólo se dan en las zonas genitales, hay algunas que se desarrollan, como consecuencia del contacto oral-genital, en la boca. Por eso algunos niños pueden presentar lesiones propias de la sífilis, gonorrea, herpes y virus de papiloma humano en encías, labios y lengua.

Si bien todos estos signos necesitan un ojo clínico para ser descubiertos, existen otros que son de igual forma sospechosos. Por ejemplo, un niño que sea temeroso de enseñarle la boca al profesional quizás está tratando de ocultar el abuso. Si al hacer la revisión el odontólogo encuentra vellos púbicos entre los dientes del menor, la evidencia tal vez sea más directa.

La Fiscalía General de la Nación calcula que sólo en Bogotá se cometen por lo menos cinco violaciones diarias, de las cuales una cifra inferior al 10% son denunciadas y menos del 5% terminan en condenas para los agresores.

Por esta razón, la odontóloga forense Tatiana Pérez invita a sus colegas a denunciar posibles casos de abuso sexual en menores de edad, a aprender a identificar todos estos rasgos orales y a conocer la ley para contribuir desde la salud oral  a la reducción de los índices y a forjar un mejor futuro para los pequeños.

Por Diego Alejandro Alarcón

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