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El avistamiento de payasos agresivos y siniestros, fenómeno que nació en Estados Unidos y que en las últimas semanas se ha extendido al Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Suecia, Francia y México, podría llegar a Colombia.
Así lo advierte Esteban Cruz Niño, antropólogo y profesor de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario, quien ha estudiado el fenómeno por más de dos años y acaba de publicar el libro “Vampiros, Caníbales y Payasos Asesinos”.
El fenómeno social se ha venido presentando todos los meses de octubre desde el año 2013, cuando un desconocido empezó a aterrorizar a los habitantes del pequeño poblado de Northampton en Inglaterra, que comenzaron a colgar fotografías suyas en redes sociales, lo que creó un fenómeno masivo.
A partir de ese momento, miles de jóvenes empezaron a imitarlo en Francia, en donde llegaron a causar problemas de orden público durante octubre de 2014, cuando docenas de ellos salieron a las calles armados con puñales, palos y barras de metal.
Según Esteban Cruz, este fenómeno se da porque “en la actualidad las redes sociales aumentan la velocidad de la información entre las personas” y porque “el personaje del payaso favorece el anonimato, ya que el maquillaje borra la identidad del que lo porta”.
Sobre la llegada de los “payasos siniestros” a Colombia y América Latina, el académico cree que ello es posible en la medida en que el fenómeno se ha expandido lentamente desde su aparición en 2013 y que este tipo de tendencias se presentan primero en los países desarrollados que tienen mayor conectividad.
“El miedo a los payasos es ancestralmente atractivo, pues nos permite acercarnos a la maldad y el temor sin enfrentarnos totalmente al horror, pues su representación es la de un personaje especializado en divertir y causar gracias, por lo que resulta ambivalente”, asegura Cruz, quien explica además que esta situación favorece la propagación de su imagen y su estética entre sujetos motivados por la celebración del Halloween, que cada vez es más una época que una fecha específica, “gracias al consumismo”.