Desde este fin de semana, tras la realización de su Cuarto Congreso Nacional, el Partido Liberal comenzó a caminar una nueva era, la de Rafael Pardo, su candidato a la Presidencia de la República en 2010 y a quien el ex presidente César Gaviria le entregó las llaves de la dirección de la colectividad roja con una premisa: recuperar el poder perdido hace casi 12 años y poner al liberalismo “a la vanguardia de la sociedad para construir la Colombia del siglo XXI”.
Una tarea nada fácil, si se tiene en cuenta la actual coyuntura política del país, llena de incertidumbre por lo que pueda pasar con el referendo que busca habilitar una segunda reelección del presidente Álvaro Uribe Vélez, la aguda polarización ideológica entre quienes plantean la continuidad de las políticas gubernamentales y quienes pretenden un viraje, y la misma encrucijada liberal de buscar alianzas con otras fuerzas políticas, bien sea Cambio Radical de Germán Vargas Lleras o el Polo Democrático de Gustavo Petro.
Con este escenario, bien puede decirse también que Pardo corre el riesgo de afrontar lo que una vez vivió Horacio Serpa, cuando siendo el candidato oficial del Partido, en 1998, sufrió el rechazo de varios de sus copartidarios, que prefirieron irse a las toldas de la Gran Alianza Democrática de Andrés Pastrana, entre ellos precisamente el hoy aspirante liberal. Ya hubo una señal de alerta: el reciente anuncio de la senadora Cecilia López de hacerse a un lado de la convención del fin de semana, “desilusionada” por la manera como se viene manejando el Partido, además de una que otra voz que insinúa arrimarse al uribismo, léase Héctor Helí Rojas.
Por eso, es claro que lo primero que deberá hacer Rafael Pardo al frente del Partido Liberal es organizar la casa. Y todo indica que esa tarea ya comenzó, al menos en lo que tiene que ver con la disyuntiva de “correrse hacia la izquierda” que propuso el ex presidente Ernesto Samper, a quien le respondió en su discurso de este fin de semana: “No hay dilemas entre izquierda o derecha. Somos progresistas y somos reformistas, esta es nuestra divisa, esta es nuestra consigna, la consigna de la igualdad”, dijo.
Pero además, el candidato-director del liberalismo tendrá que decidir el camino a tomar frente a una serie de peticiones ideológicas, una de las más cruciales la presentada por la senadora Piedad Córdoba y los candidatos al Congreso y ex secuestrados Clara Rojas y Alan Jara, quienes solicitaron que el Partido asuma como bandera “la búsqueda de una solución política al conflicto social y armado, mediante la apertura de un diálogo de paz con los grupos alzados en armas”.
Un tema para manejar con pinzas, pues en la otra orilla —la del uribismo— el caballo de batalla para justificar una segunda reelección cabalga sobre la premisa de la seguridad democrática y el temor de los colombianos de regresar a despejes y concesiones a las Farc, mejor dicho, volver al Caguán.
En materia de mecánica político-electoral, sin duda el asunto clave tiene que ver con la realización de la consulta interpartidista. Tras una propuesta de Alan Jara, el Congreso Liberal le otorgó a Pardo facultades plenas para decidir autónomamente con quién hacer alianzas, primero para una consulta interpartidista el 14 de marzo y luego, si es necesario, de cara a una segunda vuelta presidencial, ello bajo la premisa de la defensa del Estado Social de Derecho, la Constitución de 1991, los derechos humanos y los derechos de las víctimas del conflicto.
Hasta el momento, Pardo no le ha cerrado la puerta a nadie, teniendo en cuenta que las dos opciones que se vislumbran en el horizonte —Vargas Lleras y Petro— son como el agua y el aceite y han expresado públicamente que ni de fundas irían juntos. ¿Con quién conviene pactar? Ese es el dilema que desde ahora el candidato liberal deberá comenzar a resolver.
De entrada, algunos parlamentarios, como Camilo Sánchez, advierten que esas alianzas deben apuntar a buscar propuestas que unan y que no solo los jefes sino los congresistas de esos otros partidos se comprometan a cumplir lo pactado.
Pardo también tendrá facultades transitorias en materia presupuestal y sancionatoria, mientras se define la modificación de los estatutos del Partido, en junio próximo.
“El liberalismo se vuelve socialista o dejará de ser Partido”
El ex presidente Ernesto Samper regresó a un Congreso Liberal para hablar de la “refundación” del Partido, y exponer sus tesis en torno a la necesidad de que la colectividad se incline hacia la izquierda y busque la reunificación, volviendo a abrirles la puerta a quienes una vez se fueron.
“Al liberalismo se lo han venido comiendo ideológicamente en los últimos años, el uribismo por la derecha y el Polo por la izquierda”, aseguró el ex mandatario, quien exaltó las cualidades del candidato Rafael Pardo porque, según dijo, “representa el justo balance entre la preparación académica y el conocimiento del manejo del Estado que el país necesita”.
Samper reconoció que el liberalismo, solo, no llegará al poder, por lo que se hace necesario buscar acercamientos con otros grupos políticos afines. Enfatizó en que el Partido debe declararse en contra de otra reelección y , si el referendo pasa, se debería sentar la voz de protesta con el voto en blanco en las elecciones presidenciales.