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Por querer encajar en un grupo social, Chase Owen accedió a las presiones escolares y las consecuencias fueron graves. Algunos compañeros decidieron llevar alcohol a la clase e incitaron a Owen a beber. Sí lo hacía: ellos le darían su amistad.
La madre de Owen, de 13 años, lo encontró inconsciente en el jardín de la casa ubicada en Taunton, Somerset, en Inglaterra, y lo trasladó al hospital. Al comienzo, el niño llegó del colegio y la madre pensó que estaba cansado, pero luego se dio cuenta de que algo no estaba bien. Owen no podía ni articular una frase.
“Al principio pensaron que tenía meningitis, un posible accidente cerebrovascular o simplemente los efectos de una fuerte migraña”, aseguró la madre al diario Daily Mail. Finalmente, los médicos aseguraron que el nivel de alcohol que tenía el pequeño en la sangre era de 2,5 veces más que el límite permitido para conducir, razón por la que sufrió un coma etílico.
Al parecer, los niños introducían vodka en botellas de gaseosa para matonear a los niños más indefensos, con el fin de que accedieran a beber el líquido. Al enterarse de los hechos, su madre decidió denunciar la situación al publicar las fotos del niño hospitalizado y con un grave estado de salud, en su cuenta de Facebook como un llamado de atención para que se conozcan los peligros del acoso escolar y la influencia negativa que en ocasiones es un factor determinante para que este tipo de niños atente contra su vida.