Romina es una periodista española de La Vanguardia. Rompower es un personaje. Pero las dos son la misma persona. A las dos les gusta hablar y escribir bien. Les encanta la lengua española y se preocupan por el mal uso que la gente le está dando en tiempos de redes sociales.
Romina es la típica amiga que corrige los errores de sus amigos cuando se expresan mal o usan palabras inadecuadas, pero sin exagerar. También es coordinadora editorial de los publirreportajes del diario La Vanguardia, de España. Trabajó en el canal de televisión Telecinco, de España, y creó una agencia de comunicaciones en la que tenía mucho contacto con las redes sociales. Ahí se iba dando cuenta de graves errores ortográficos.
Rompower enseña ortografía y lenguaje con sentido del humor, pero no es una profesora y tampoco una bloguera. Sin embargo, un día, vio la técnica de algunas influenciadoras, y quedó marcada. Todas ellas utilizaban el postureo, un nuevo término, empleado en el contexto de las redes sociales para expresar un comportamiento, en especial, por apariencia o para resaltar algo que no es cotidiano. Por ejemplo: tomarle fotos a la comida, posar con el mar de fondo o con un sitio turístico importante.
“Me inspiró mucho el mundo de las blogueras, quienes siempre están postureando con imágenes de fondo en playas, hoteles de lujo y sus publicaciones son perfectas, pero me di cuenta de que sus pie de foto estaban mal. Dije: ‘Dios mío, qué barbaridad’”.
Entonces fue cuando empezó a trabajar con sus fotos y con sus respectivos pies de fotos. Hoy, luego de más de tres años, en las imágenes es una Rompower sensual, carismática, que atrae a los espectadores, y en las leyendas corrige a quienes hablan y escriben mal en las redes.
Lo que quiere es que la gente se detenga y mire lo que dice en la leyenda de la foto. “Hago una parodia del postureo con la vida real: me tomo la foto en la calle, con una abuela, en un contenedor de basura. El mundo real. La gente dice: ‘¿Esto qué es?’ y tiene que leer. Rompe con los esquemas”, cuenta Romina.
Su llamativa forma de enseñar ortografía ha despertado la atención de varios medios del mundo. Sin embargo, Romina dice que no está de acuerdo con la forma en la que se ha hablado de su método de enseñanza; considera que los medios, por ganar clics, incurren en lugares comunes que rayan con la cosificación de la mujer.
La invitación de Romina y Rompower es sencilla: que se fijen en lo que leen y luego, en lo que escriben. En que nos es válida la excusa de que escribieron rápido por el afán del día a día.