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Porno para mujeres

Aprender a perder la culpa por mirar porno, saber crear el ambiente adecuado para mirarlo y buscar en un océano de películas (se publican cerca de 14.000 al año) son las recomendaciones de esta sueca para disfrutar del cine erótico.

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Liliana López Sorzano
02 de mayo de 2009 - 02:27 a. m.
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Para algunos, el género porno será simplemente eso, porno, ese relacionado a los moteles, a confinadas salas oscuras designadas con la letra “X”. Sin embargo, como en todos los estilos, en este género de alcoba hay producciones que sobresalen por su calidad, por su propuesta estética y, aunque suene paradójico, por su historia.

Este es el caso de la apuesta de una mujer sueca radicada en Barcelona, España, de aspecto un tanto angelical. Es de las pocas directoras de cine porno con tan sólo 32 años que ha logrado forjarse un nombre en esta industria. Se llama Erika y se apellida  Lust, que del inglés se traduce al español como ‘lujuria’. Es su nombre artístico, porque el real es un apellido sueco muy difícil de pronunciar y de escribir.

Estudió Ciencia Política, se especializó en estudios feministas y de género, además cursó un máster en dirección audiovisual en Barcelona, donde decidió quedarse. Desde el 2000 vive en la ciudad condal donde fundó Lust Films, una productora editorial y audiovisual de entretenimiento para adultos con un enfoque moderno, femenino y feminista.

En 2004 realizó su primer cortometraje, The good girl, una pieza con la que tuvo un éxito impresionante cuando la puso en circulación en la red y que más tarde decidió incluirla en su primera película, Cinco historias para ella. Esta cinta, una recopilación de cinco cortos, obtuvo diferentes premios en festivales especializados. Barcelona sex project fue su último filme, una especie de documental erótico e íntimo en el que se adentra en la vida sexual de tres hombres y tres mujeres. Además, este año publicó su primer libro, Porno para mujeres, que es una guía para entender y disfrutar el cine X desde la óptica de una mujer.

¿Cuál es la ética y la estética que usted propone en su trabajo en el cine porno?

El cine X hecho por hombres para hombres es porno, y el porno tiende a ser aburrido, feo y repetitivo. Yo hago películas con sexo, hechas desde una perspectiva femenina para un público femenino. Todo es diferente: los actores, el guión, el papel de la mujer, la decoración, la música, el sonido directo, la manera de rodar el sexo…

¿Qué la motivó a hacer películas y escribir alrededor de la pornografía?

A mí me pasó como a la mayoría de las mujeres: cuando vi porno por primera vez, pienso que debía de tener 15 ó 16 años, y no fue amor a primera vista, ni mucho menos. Evidentemente había algo en las imágenes que me excitaba, pero también muchas cosas que me molestaban. No me sentía identificada en esas películas: ni mi estilo de vida ni mis valores ni mi sexualidad aparecían por ninguna parte. No estaba retratado el placer femenino, y la mujer sólo aparecía para complacer a los hombres. Las situaciones sexuales que me planteaban me parecían ridículas, todas basadas en fantasías masculinas machistas: la chica entra a la habitación y descubre a su chico con su mejor amiga, y en vez de enfadarse, ¡decide que lo mejor es unirse a la fiesta!

¿Es su trabajo una reivindicación del rol sexual femenino?

No me veo reivindicando, aunque de manera indirecta evidentemente sí que ocurre. Yo veo que hago un producto audiovisual que es demandado, y por lo tanto exitoso comercialmente.

¿Qué visión, sexual, del hombre y de la mujer propone usted?

Queremos ver a hombres modernos que compartan nuestros valores, que respeten a las mujeres, hombres que nos resulten atractivos, no hace falta que sean príncipes azules. Es sabido que las mujeres podemos fijarnos en hombres que no son atractivos a primera vista, y apreciar otros valores no sólo estéticos, como su personalidad y su espíritu. Y de vez en cuando hasta podemos querer ver a dos hombres juntos. Tampoco queremos ver personajes femeninos que pertenecen al imaginario colectivo masculino, y a su mundo fantástico ideal sexual: putas, prostitutas, babysitters adolescentes cachondas, alumnas con coletas, minifaldas y bon bon bums, ninfómanas, animadoras del equipo que se follan a todo el banquillo, camareras multiorgásmicas, vigilantes de la playa neumáticas… ¡Nooo! ¡Ya basta de putificarnos de esa manera en vuestro cine porno, chicos! O mejor dicho, seguid haciendo ese cine, habrá a quien le guste, yo y otras mujeres modernas queremos vernos reflejadas a nosotras mismas en nuestro nuevo cine para adultas. Queremos ver a la dueña de un restaurante, a una ejecutiva inteligente, a una jefa de Estado, a una madre soltera, a una madre casada, a una diseñadora gráfica, a la vendedora de una erotic boutique... Queremos ver a mujeres normales protagonizando historias de sexo reales, donde la intimidad sea la clave, donde conozcamos a los personajes antes de verlos en acción.


¿Cómo hacer para que esa pornografía femenina que usted propone no caiga tampoco en una serie de clichés y fórmulas prefabricadas como es el caso de la masculina?

No veo ningún problema en que caigamos en clichés y fórmulas, mientras sean nuestras fantasías. Las revistas femeninas tienen clichés y fórmulas, y a nadie molestan.

¿Ha sufrido algún tipo de discriminación o de rechazo en el medio por ser mujer?

¡Fue y sigue siendo muy difícil! Los productores y directores se sienten amenazados cuando digo que hago cine adulto femenino y feminista. Lo primero que hacen es indignarse y decir que el cine X que ellos hacen es suficiente y válido también para los ojos de una mujer. Que yo no aporto nada nuevo, que más bien el subgénero que propongo es un paso hacia atrás en la busca de la igualdad entre hombres y mujeres. Lo mismo dijeron cuando la mujer quería votar, decían que no era necesario, que ya votaban ellos por nosotras.

¿Cuál sería uno de los mejores consejos para que las mujeres aprendan y disfruten del cine X?

Buscar mucho en todo el océano de películas adultas (se publican 14.000 al año en todo el mundo), y encontrar lo que nos satisfaga. No conformarnos con lo primero que nos caiga en las manos.

Las revistas suecas de pornografía han sido famosas por años. ¿Qué diferencia tiene el consumo y la industria en su país de origen con los demás? ¿Y a qué se debe?

Suecia es un país muy liberal, pero al mismo tiempo con una fuerte identidad feminista. Eso crea muchas contradicciones, muy bien retratadas en Fanny y Alexander, de Bergmann. La lujuria convive con el puritanismo, y el resultado es que en los 70 se inició un industria adulta fuerte, que aún hoy pervive en empresas como Private. Pero yo me siento muy distanciada de ese fenómeno, no siento que mi empresa Lust Films esté enmarcada en la industria adulta, sino más bien en la industria del nuevo erotismo.

¿En qué proyectos se encuentra?

Preparando mi próxima película, Seis voces femeninas, y un libro que se va a titular Lujuria.

¿Cómo ven las feministas todo el concepto del porno?

El movimiento feminista ha sido tradicionalmente antipornografía, por considerar que el prono es una clara y evidente práctica que explota y agrede a las mujeres. Grandes gurús del feminismo com Dworkin o MacKinnon han atacado fuertemente la pornografía, con argumentos muy contundentes como el lema “el porno es la teoría, y la violación es la práctica”. Esa postura paulatinamente fue cambiando y hoy hay corrientes muy amplias y modernas del feminismo que no ven el porno como un enemigo. Son las llamadas “anticensura” que evolucionaron hacia las “pro sex”, yo me considero una de ellas. Consideramos que la mujer es libre de usar su cuerpo a su antojo, y promovemos decididamente la libertad sexual. Wendy McElroy lo resume en esta frase: “La pornografía beneficia a las mujeres, tanto personal como políticamente”.

Creo que si las mujeres participamos en el discurso de la pornografía, tenemos delante nuestro una excelente oportunidad de explicar a los hombres nuestra sexualidad de manera muy explícita y gráfica. ¿Qué mejor ocasión se nos va a presentar para ayudarles a entender algo que todas sabemos que a muchos les cuesta comprender?

En su opinión, ¿cuál es la ventaja de ver cine porno?

Si es buen cine adulto, es sexy, es excitante, enseña y entretiene… ¡A mí me parecen motivos suficientes para verlo!

“Sí nos gusta el porno”

Hay porno en lugares insospechados. Los directores de películas, como Shortbus o Nine Songs, quieren narrar el sexo como lo hace el porno, pero sumándole la complejidad narrativa y la verosimilitud de la literatura: con mujeres que tienen celulitis y que no son contorsionistas, así como con hombres que a lo mejor no son sementales. A las mujeres sí nos gusta el porno, cierta clase de porno. Los estudios dicen que el más duro. Es posible que lo que para los hombres es porno, para nosotras sea una tajadita de papaya. Y por eso nos tildan de mojigatas. ¡Ya quisieran ustedes tener las cabezas retorcidas de estas mojigatas!

“El porno para mujeres no existe”

Según Andrea García, la directora de 1726, la productora de entretenimiento para adultos en Medellín, el porno para mujeres o para hombres no existe. “Si bien es cierto que algunas directoras dicen hacer porno para mujeres, pienso que es una bonita adecuación al mismo guión caliente que está maquillado con este concepto. Lo hacen para que comercialmente parezca otra cosa que viene siendo igual, tal vez más estético o con más argumento que el simple porno. Sin embargo, éste no deja de tener otro objetivo diferente que poner calientes a las personas para tener sexo o para llegar a masturbarse”.

Por Liliana López Sorzano

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