Psiquiatradel medio ambiente
Este año, la revista Time incluyó a Eric Chivian, psiquiatra estadounidense y profesor de la Universidad de Harvard, como uno de los 100 personajes más influyentes del mundo. Chivian, quien esta semana estará de paso por Colombia, ha sido reconocido una y otra vez por su ferviente activismo político.
Redacción Vivir
En los años ochenta, alzó su voz en contra de los países y gobernantes que promovían una desquiciada carrera por obtener armas nucleares. Junto con los profesores Bernard Lown, Herbert Abrams y James Muller fundó, en 1980, la International Physicians for the Prevention of Nuclear War. Cinco años más tarde recibió el Premio Nobel de la Paz.
Pero mientras la Guerra Fría declinaba y la tensión por la fabricación masiva de armas nucleares decaía, el doctor Chivian olfateó un nuevo peligro, tan dramático como el anterior: la destrucción del medio ambiente y el calentamiento global eran una bomba de tiempo que ponían en peligro la supervivencia de los seres vivos.
Desde entonces recorre el mundo con mensajes a favor de un cambio de conciencia en la manera como nos relacionamos con la naturaleza: “Estamos alterando los sistemas físicos, químicos y biológicos del planeta de una manera que tiene profundas implicaciones sobre los seres vivos, incluyendo a los humanos. Vemos la naturaleza como una fuerza hostil que debe ser conquistada y como una fuente infinita de recursos que existen sólo para nuestro uso”.
En 1997, el doctor Chivian inauguró en la Universidad de Harvard uno de los cursos más concurridos: “Salud humana y cambio climático”. A través de esta cátedra, que es seguida por más de 70 alumnos presenciales y unos 170 en internet, Chivian pretende involucrar a los científicos en la lucha por un mundo ambientalmente sostenible y sin riesgos para la salud humana. En un reportaje publicado en Harvard Magazine, Chivian no dudó en señalar la ignorancia de los políticos y legisladores como una de las causas principales del caos ambiental en que vivimos.
Este psiquiatra, que alterna el ejercicio de su profesión con su activismo político y social, también es el fundador y director del Center for Health and the Global Environment. Desde allí lidera investigaciones que apuntan a desentrañar los efectos que están teniendo sobre el cuerpo humano las alteraciones en los ecosistemas que habitamos.
Inspiración
Chivian se graduó como bioquímico en la Universidad de Harvard y luego se especializó en psiquiatría. Y aunque se mantuvo al margen de movimientos políticos al comienzo de su carrera, su actitud comenzó a cambiar al nacer su primer hijo en 1968. “Esto me hizo más consciente del legado que mi hijo y el resto de niños del mundo recibirían”, comentó a Harvard Magazine.
Pero la inspiración definitiva para involucrarse con causas sociales apareció años más tarde cuando conoció a Thomas Fitzpatrick, un dermatólogo de Massachusetts, quien demostró al Congreso de Estados Unidos cómo los aviones supersónicos alteraban la capa de ozono y cómo su implementación terminaría incrementando los casos de cáncer en la piel. Descubrir el importante papel que pueden desempeñar los científicos en la geopolítica nacional y mundial lo impulsó a seguir ese camino.
En 1978, al escuchar a la pedíatra Helen Caldicott oponerse al armamentismo nuclear, quiso sumarse a esa causa y así comenzó un intenso trabajo que a la vuelta de siete años lo hizo merecedor del Premio Nobel de Paz.
Hoy, Chivian ofrecerá una conferencia en la Universidad de los Andes donde seguramente volverá a insistir en que la protección del medio ambiente, así como la prevención de una guerra nuclear, demandan una gran creatividad y trabajo por parte de todos.
En los años ochenta, alzó su voz en contra de los países y gobernantes que promovían una desquiciada carrera por obtener armas nucleares. Junto con los profesores Bernard Lown, Herbert Abrams y James Muller fundó, en 1980, la International Physicians for the Prevention of Nuclear War. Cinco años más tarde recibió el Premio Nobel de la Paz.
Pero mientras la Guerra Fría declinaba y la tensión por la fabricación masiva de armas nucleares decaía, el doctor Chivian olfateó un nuevo peligro, tan dramático como el anterior: la destrucción del medio ambiente y el calentamiento global eran una bomba de tiempo que ponían en peligro la supervivencia de los seres vivos.
Desde entonces recorre el mundo con mensajes a favor de un cambio de conciencia en la manera como nos relacionamos con la naturaleza: “Estamos alterando los sistemas físicos, químicos y biológicos del planeta de una manera que tiene profundas implicaciones sobre los seres vivos, incluyendo a los humanos. Vemos la naturaleza como una fuerza hostil que debe ser conquistada y como una fuente infinita de recursos que existen sólo para nuestro uso”.
En 1997, el doctor Chivian inauguró en la Universidad de Harvard uno de los cursos más concurridos: “Salud humana y cambio climático”. A través de esta cátedra, que es seguida por más de 70 alumnos presenciales y unos 170 en internet, Chivian pretende involucrar a los científicos en la lucha por un mundo ambientalmente sostenible y sin riesgos para la salud humana. En un reportaje publicado en Harvard Magazine, Chivian no dudó en señalar la ignorancia de los políticos y legisladores como una de las causas principales del caos ambiental en que vivimos.
Este psiquiatra, que alterna el ejercicio de su profesión con su activismo político y social, también es el fundador y director del Center for Health and the Global Environment. Desde allí lidera investigaciones que apuntan a desentrañar los efectos que están teniendo sobre el cuerpo humano las alteraciones en los ecosistemas que habitamos.
Inspiración
Chivian se graduó como bioquímico en la Universidad de Harvard y luego se especializó en psiquiatría. Y aunque se mantuvo al margen de movimientos políticos al comienzo de su carrera, su actitud comenzó a cambiar al nacer su primer hijo en 1968. “Esto me hizo más consciente del legado que mi hijo y el resto de niños del mundo recibirían”, comentó a Harvard Magazine.
Pero la inspiración definitiva para involucrarse con causas sociales apareció años más tarde cuando conoció a Thomas Fitzpatrick, un dermatólogo de Massachusetts, quien demostró al Congreso de Estados Unidos cómo los aviones supersónicos alteraban la capa de ozono y cómo su implementación terminaría incrementando los casos de cáncer en la piel. Descubrir el importante papel que pueden desempeñar los científicos en la geopolítica nacional y mundial lo impulsó a seguir ese camino.
En 1978, al escuchar a la pedíatra Helen Caldicott oponerse al armamentismo nuclear, quiso sumarse a esa causa y así comenzó un intenso trabajo que a la vuelta de siete años lo hizo merecedor del Premio Nobel de Paz.
Hoy, Chivian ofrecerá una conferencia en la Universidad de los Andes donde seguramente volverá a insistir en que la protección del medio ambiente, así como la prevención de una guerra nuclear, demandan una gran creatividad y trabajo por parte de todos.