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No importa con qué frecuencia usamos el maquillaje ni el motivo principal por el cual lo hacemos. Hay quienes lo emplean para cubrir unas ojeras o tapar los sorpresivos granitos, y otros que lo usan a diario para lucir mejor; hay quienes lo aplican ocasionalmente cuando un evento lo amerita y quienes lo usan como método de expresión o porque les ayuda a ocultar las marcas que deja el tratamiento de ciertas enfermedades. El maquillaje, al igual que los demás productos de belleza son personales, pero al final todos coinciden con la necesidad de verse y sentirse bien.
En esa búsqueda desenfrenada han sido múltiples las propuestas que ha ofrecido el mercado de belleza y cosmética a lo largo de los años. Sin embargo, hoy las mujeres, los hombres, las personas transexuales y el público en general que usan maquillaje y que acostumbran a cuidarse el cuerpo con sus productos favoritos agregaron una petición más a su necesidad: quieren seguir viéndose bien, quieren sentirse bien, pero no que su belleza afecte el entorno.
¿Qué quiere decir esto? ¿Cómo un inofensivo polvo o una pestañina puede afectar el medioambiente? Con el paso del tiempo y en el afán de satisfacer esa demanda del mercado, muchas marcas han actuado de manera netamente comercial experimentando ingredientes cosméticos en animales o utilizando sus pieles para fabricar el catálogo de productos. Acciones que por años estuvieron ocultas y pasaron inadvertidas, pero que hoy con la creciente ola de conciencia ambiental llaman la atención de los consumidores.
Los siguientes son cuatro ejemplos de marcas que desde hace un par de años decidieron, a través de sus productos, actuar a favor del medioambiente, de las personas, de los animales y del comercio justo.
Una apuesta por lo natural
Laboratorios Smart identificó que el primer aporte que podía hacer a la belleza consciente era crear un área ambiental en la compañía. Desde allí direccionan todas las actividades y proyectos que involucran la minimización de impactos, la potencialización de aspectos positivos y la creación de estrategias enmarcadas en el ámbito ambiental. Algunas de las actividades desarrolladas son: la minimización de residuos sólidos mediante la estrategia de separación en la fuente, la incorporación de materiales más responsables ambientalmente y la optimización de procesos que permitan la disminución de la contaminación ambiental, entre otros.
“Aunque la marca aún no cuenta con una línea de productos veganos, destacamos la creación de Smart 3B, nuestra línea más natural donde el polvo compacto de arroz está elaborado con materias primas naturales como leche de almendras y vitamina E”, explica Jorge Bernal, subgerente general de Laboratorios Smart S.A.S.
No a la crueldad en animales
Recientemente Covergirl, la marca de belleza global que nació en Estados Unidos, se convirtió en la firma de maquillaje certificada por Leaping Bunny. Esto significa que está libre de crueldad en los animales en todos sus productos, ingresando en la lista de varias empresas que no hacen testeo en animales, certificada por Cruelty Free International.
De acuerdo con María Teresa Ramírez, jefe de marca de Covergirl Colombia, “este reconocimiento tiene un trasfondo muy interesante y retador, porque para obtenerlo se debe tener una trazabilidad muy clara de todos los procesos de la compañía, incluyendo los insumos de los proveedores”. Y además de retador, significó un sacrificio: “Covergirl tuvo que abandonar el mercado chino porque este país exige que todos los productos cosméticos que sean importados sean testeados en animales. Un sacrificio grande en términos comerciales, pero que salvaguarda una filosofía hermosa”.
En este momento la marca está haciendo el lanzamiento del labial Exhibicionist, su primera fórmula libre de microplásticos y con la que busca seguir desarrollando innovaciones que sean libres de estas partículas.
El poder de arriesgarse
Milena Jiménez, gerente de marca de Almay Colombia, cuenta que desde 2018 la compañía de cosméticos estadounidense empezó a trabajar en el desarrollo de empaques amigables con el medio ambiente. “Verán cómo nuestros esfuerzos sostenibles cobran vida a partir del 2020, cuando las envolturas de las bases y correctores sean hechas de PCR (materiales reciclados posteriores al consumo, por su traducción del inglés). Nuestra misión es minimizar el impacto en el planeta. Eso significa que estamos trabajando en elementos sostenibles y ecológicos para nuestros envases y que no testeamos en animales”.
Recientemente, la marca lanzó la colección de labiales Almay Lip Vibes, que consta de 15 colores vibrantes formulados con vitaminas E y C y manteca de Karité para brindar hidratación a los labios, así como ingredientes hipoalergénicos y libres de fragancia.
Una marca de esencia responsable
“Desde hace 50 años, Natura nació con esta sensibilidad y compromiso de generar impacto positivo ambiental, social y económico. Es parte de nuestra actuación empresarial, lo que nos ha guiado para la creación de nuestros productos desde la extracción de un ingrediente de la biodiversidad hasta que el producto llega a la mano del consumidor”, relata Juan Camilo Padilla, gerente de sustentabilidad Natura Colombia.
En acciones puntuales, esto se traduce en que desde hace 12 años es una compañía Carbono Neutro, quiere decir que contabiliza las emisiones de carbono de todos los procesos; adicional a esto, usa alcohol orgánico en toda la perfumería y es pionera en el uso de repuestos, con lo que obtienen en promedio una reducción del 47 % en la emisión de gases de efecto invernadero y una reducción del 37 % en la generación de basura en comparación con el envase regular.
En cuanto a productos, Natura prioriza el uso de ingredientes de origen vegetal y aquellos obtenidos por procesos industriales verdes. “Excluimos todas las formas de explotación y crueldad contra los animales y garantizamos que en todo su proceso así lo sea. Nuestra línea de productos EKOS es 100 % vegana”, agrega el vocero.
Hoy Natura es una empresa B, lo que significa que genera impacto positivo económico, social y ambiental. Adicional a esto, en 2018 recibió la certificación internacional de la UEBT (Unión para el Biocomercio Etico, en inglés), por todo el sistema de producción de la línea EKOS, así como los certificados “Leaping bunny”, que otorgan Cruelty Free Internacional y “PETA” (People for the Ethical Treatment of Animals).