El niño falleció 11 horas después de que sus padres adoptivos lo hubieran llevado al Hospital Pablo Tobón Uribe, de Medellín. El menor, que fue ingresado al centro hospitalario con un trauma en el cráneo y distintas lesiones antiguas en mejilla y maxilar izquierdo, tórax, abdomen, muslo y miembro viril, entre otras, murió por un fuerte golpe que su madre le había propinado en la cabeza.
Como pena accesoria, el alto tribunal confirmó una multa por más de $140 millones que en marzo de 2005 le había impuesto a la homicida el Juzgado Quince Penal de Medellín.
Esta demanda fue apelada por la defensa de María Patricia García, argumentando violación al derecho de defensa, debido a que su cliente no tuvo la intención de matar al menor.
Sin embargo, la Sala Penal encontró probadas las evidencias, razón por la cual ratificó la decisión y dispuso que Julia Lizeth, la otra menor adoptada por García, recibiera la correspondiente indemnización por perjuicios morales para reconocerle el duelo por la muerte de su hermano.