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Relato de una aventura a la cima del Everest

Los colombianos Nelson Cardona y Rafael Ávila regresaron al campamento base, luego de haber conquistado el monte más alto del mundo.

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Redacción Vivir
19 de mayo de 2010 - 10:18 p. m.
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Emocionados, adoloridos y agotados regresaron el miércoles al campamento base Nelson Cardona y Rafael Ávila, los dos montañistas colombianos que alcanzaron la cima del monte Everest el pasado domingo, llenando de júbilo a sus compañeros de viaje, familiares y amigos. Después de un largo y difícil descenso, Cardona narró los momentos más tensionantes y alegres de esta hazaña que por primera vez realiza un deportista discapacitado en el país.

“Salimos a las 9:30 de la noche del sábado (hora de Nepal) hacia la cumbre, pero sólo hasta las 11:00 de la mañana del día siguiente logramos alcanzar la cima. La llegada fue muy emotiva”, cuenta Cardona, quien confiesa sentirse muy adolorido, especialmente por la prótesis de su pierna derecha, la cual se llenó de agua durante el ascenso. “Estamos muy golpeados físicamente”, y asegura que la sensación de agotamiento sólo se compara con la que puede experimentar una persona que haya jugado cinco partidos de fútbol y luego participado en tres maratones.

El momento más duro que vivieron fue cuando Ávila se quedó sin oxígeno durante el descenso. Afortunadamente, narra Cardona, “unos aldeanos nos ayudaron dándonos balas que habían botado los turistas a la basura. Esto nos salvó, porque realmente fue un momento muy difícil”. Pero un par de horas más tarde el alma les volvió al cuerpo cuando vieron a lo lejos a Juan Pablo Ruiz, el jefe de la expedición, quien los recibió con oxígeno a más de ocho mil metros de altura.

Después de descansar un rato siguieron bajando la montaña hasta que ayer finalmente llegaron al campamento base, “en donde nos estaban esperando 16 hombres con banderas colombianas”. Con la voz quebrada, Cardona aseguró que el haber alcanzado este logro fue posible gracias a la disciplina suya y del equipo. Sin embargo, contó que tiene muchos cólicos, probablemente, dijo, por las dificultades que tuvieron que pasar durante el descenso.

A pesar de estas molestias, Cardona y Ávila no pueden ocultar la emoción que los embarga cuando recuerdan lo que sintieron al llegar a la cumbre del emblemático monte: “Allí no existe el rencor, la belleza ni el dinero. Estando parados en medio de aquella inmensidad nos dimos cuenta de que todos somos iguales y muy pequeños frente a la grandeza de la Tierra”.

Mañana, junto con los demás integrantes de la Expedición Epopeya Everest sin Límites 2010, estos dos montañistas comenzarán el camino de regreso a casa.

Por Redacción Vivir

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